Caral: más allá de Machu Picchu

Caral: más allá de Machu Picchu

Edificio piramidal La Galería.

Un recorrido por las ruinas de una de las civilizaciones más antiguas del mundo. Descubiertas en 1997, intentan ganar relevancia como punto turístico en el norte de Perú y atraer a los viajeros que llegan con la idea de darse una vuelta por la ciudad Inca del sur.

 

TEXTOS Y FOTOS. DIEGO GENTINETTA Y MARIANO PERALTA.

El lugar más visitado por el turismo en Perú es, lejos del resto, Machu Picchu. La ciudadela Inca atrae gente de todo el mundo y es un destino inevitable para quien recorre estas latitudes. Las ciudades de Arequipa y Puno, también al sur, son los sitios que la siguen en el ranking.

En una actividad tan rentable y explotada en este país, otros lugares van surgiendo en pos de captar la masa de extranjeros que llegan a tierras peruanas. Ante tanta concentración de la actividad en el sur, en el norte buscan ofertas y atractivos que incentiven el turismo.

Uno de los lugares más conocidos y visitados, ya sea por locales o foráneos, es Máncora, de playas cálidas y oportunas para la diversión y el descanso. Un poco más abajo aparece otro tipo de oferta, más emparentada con Cusco y que se encuentra en pleno desarrollo.

En 1997, la arqueóloga peruana Ruth Shady anunció el descubrimiento de Caral, la cultura precerámica más antigua de América. El hallazgo de una ciudadela en el Valle de Supe fue el primer paso para la explotación turística de un lugar que intenta tomar relevancia conforme pasa el tiempo. Aunque todavía no reviste la importancia que merece.

La ciudad fue reconocida como la más antigua de América con una antigüedad promedio entre 3000 y 1500 antes de Cristo, lo que la ubica dentro del período Arcaico Tardío. De esta manera, se considera a Perú como uno de los seis focos civilizatorios a nivel mundial, junto con Egipto, China, India, Mesopotamia, y Mesoamérica.

A casi 20 años de su descubrimiento, en Caral continúan con los trabajos de excavación y de investigación. Paralelamente, el circuito turístico está armado y recibe un impulso constante. El sitio arqueológico es el centro de un conjunto que completan otros asentamientos como los de Áspero, Miraya, Lurihuasi y Chupacigarro. Se ubica a unos 200 kilómetros al norte de la capital del país, Lima, en el inicio de la zona del valle medio inferior de la cuenca de Supe, a 26 kilómetros del litoral marino y a 350 metros sobre el nivel del mar.

UN RECORRIDO POR EL PASADO

Para llegar a la Ciudad Sagrada (que ocupa 66 hectáreas en una zona desértica donde el monocromático color de los cerros pinta el paisaje) hay que tomar rumbo este, dándole la espalda al océano Pacífico. Tras pasar por algunos pequeños poblados se llega a Caral pueblo.

En las afueras, un puente atraviesa un manso río pedregoso y desemboca en un largo sendero paralelo al valle fértil. Cuando el camino comienza a alejarse del mismo, se ingresa a la zona propiamente dicha del sitio arqueológico. Mientras uno lo recorre puede divisar las construcciones piramidales a la derecha. A la izquierda surge la opción de subir a un mirador, que ofrece un panorama general de lo que se verá con más detalle una vez iniciado el tour oficial.

El complejo se divide en dos zonas: una nuclear y otra marginal. En el recorrido actual, sólo se transita por la primera de ellas, que a la vez está dividida en dos mitades. Se comienza por la mitad baja con edificios de menores dimensiones. Allí se destacan el complejo arquitectónico del Anfiteatro y el edificio del Altar Circular. Completan este sector un conjunto residencial de menor extensión. Los senderos bordean las construcciones y los montículos que sirven de miradores ofrecen una buena vista.

Posteriormente se pasa a la mitad alta donde se ubican las construcciones públicas y residenciales más grandes: siete edificios monumentales de forma piramidal, dos plazas circulares hundidas, dos espacios de congregación colectiva y las unidades residenciales de los funcionarios.

El camino bordea el edificio La Cantera, continúa por el conjunto central de construcciones rumbo al edificio Mayor, que tiene en su base una de las plazas circulares. Por delante quedan tres pirámides: la Menor, La Galería y La Huanca. Todas las edificaciones rodean la Gran Plaza Central. Más atrás, aún no habilitados para las visitas, se halla la zona de la periferia que contiene residencias agrupadas y distribuidas a modo de archipiélago.

EL DESARROLLO DE LA CIVILIZACIÓN

El poblamiento de lo que hoy conocemos como Perú comenzó hace unos 12.000 años. Los primeros habitantes desarrollaron actividades básicas para la subsistencia como la caza, pesca y recolección de frutos dependiendo la zona en la que se ubicaban. Unos 4.000 años después, algunas poblaciones sedentarias comenzaron a incursionar en la agricultura.

Pasaron otros 3.000 años para que se produzca un asentamiento definitivo y la civilización de Caral siente sus bases en el noreste peruano.

En la cuenca de Supe y en las zonas de influencia se desarrolló una economía complementaria para que ello fuera posible. Mientras en el valle se dedicaban a la actividad agraria, los poblados de la costa obtenían sus recursos alimenticios de la pesca, articulando -de esta manera- el comercio, la especialización laboral y la interacción interregional. El intercambio de anchovetas secas y mariscos por productos agrícolas, industriales o alimenticios (algodón, achira, zapallo, camote, etc.) iniciaba la cadena comercial que tenía su epicentro en Caral.

A medida que la población crecía se formaron asentamientos de diversa extensión y complejidad. Estos poblados eran conducidos por sus respectivas autoridades, aunque se hallaban bajo el gobierno del Huno. El sistema social estaba delimitado y jerarquizado, dividiendo a la población en estratos con diferencias marcadas, expresadas en el tipo de ocupación, en el acceso a los bienes producidos y en el modo de vida.

Esos no fueron los únicos avances que logró la civilización más antigua del continente. La matemática, geometría, astronomía y biología, todos aplicados al diseño urbano, la elaboración de un calendario, el acondicionamiento de campos para el cultivo, sistemas de riego, etc., fueron áreas en las cuales se anticiparon a civilizaciones como la incaica.

La religión, por su parte, fue el instrumento utilizado por la clase gobernante para fortalecer la identidad cultural y la cohesión social. A través de ella, las autoridades gobernaron, justificaron sus privilegios, mantuvieron el orden y garantizaron la reproducción del sistema social. Los ritos, las ceremonias y los eventos sociales fueron importantes para el desarrollo cultural, donde la música fue central. Evidencia de ello son el conjunto de instrumentos musicales hallados. En total, se conservan 32 flautas traversas, 38 cornetas y cuatro antaras.

A medida que se recorren las ruinas, el guía complementa la información que se encuentra en el ingreso. Una gran cabaña contiene datos sobre sus cuestiones alimenticias, arquitectónicas, culturales y religiosas. A la vez que ubica en tiempo y espacio a la civilización más antigua de América, mucho más allá en ambos sentidos, de Machu Picchu y su reputación.

+datos

Sudamérica en bici

El 15 de septiembre de 2013, Diego Gentinetta (28 años) y Mariano Peralta (29) partieron de Santa Fe con la idea de recorrer Sudamérica en bicicleta. El viaje atraviesa ocho países (Argentina, Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Brasil y Uruguay) y tiene una extensión de casi 20.000 kilómetros.

Nosotros te contó sobre esta iniciativa en su edición del sábado 14 de septiembre del año pasado (http://www.ellitoral.com/index.php/diarios/2013/09/14/nosotros/NOS-06.html).

+ Información: Facebook: A Santa Fe 18924km

Web: asantafe18924.blogspot.com.ar.

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diego y mariano partieron de santa fe el 15 de septiembre de 2013.

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El edificio piramidal mayor y la plaza circular que lo anteceden son uno de los atractivos de la mitad alta de la zona nuclear.

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vista de la Zona de descanso. Es importante llevar agua y protector solar en la visita.

Para tener en cuenta

Para llegar a la Ciudad Sagrada de Caral se puede hacer base en dos lugares. Uno de ellos es la ciudad de Supe, ubicada a unos 25 kilómetros. Al sur de esta localidad, sobre la ruta Panamericana, se encuentra el desvío de 22 kilómetros- que conduce al complejo arquitectónico.

En el mercado y en una de sus avenidas principales hay taxis que ofrecen el servicio de transporte hasta el ingreso. Es posible conseguir hospedaje y demás servicios turísticos.

El otro lugar desde donde se puede llegar es Huacho, ubicada a unos 30 kilómetros aproximadamente hacia el sur del desvío. La ciudad cuenta con una mayor infraestructura para recibir el turismo. Tiene, además, una extensa playa y un muy buen malecón para recorrer.

El costo de la entrada a la Ciudad Sagrada de Caral es de 11 soles por persona. Asimismo, hay que abonar la guía obligatoria por disposición de los administradores. Son 20 soles y se dividen entre los que conformen grupo de visitantes.

Por lo general, se aguarda en el ingreso a que se reúnan entre cuatro o cinco personas para iniciar el recorrido. Es importante llegar con agua y protector solar debido a que en la ubicación del sitio escasea la sombra y el calor es agobiante. Para descansar hay un área techada con mesas y sillas, varios puestos de comidas y artesanías.

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En algunos sectores de la ciudadela continúan los trabajos de reconstrucción.