Problemas compartidos en diferentes barrios

La inseguridad y la venta de alcohol preocupan a kiosqueros

  • Los comerciantes quieren formar una cámara para resolver los problemas más comunes. Son un “blanco fácil” para los ladrones por el dinero que reciben por el cobro de servicios, aunque obtienen poco rédito.

De la Redacción de El Litoral

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En pleno centro, en barrios periféricos, sobre importantes avenidas o en alguna calle de tierra: los kioscos están en cada rincón de la ciudad. Pese a esta diversidad, sus propietarios comparten preocupaciones y problemáticas, por lo que pretenden crear una cámara de kiosqueros. “Queremos formar una cámara que nos represente: primero porque somos muchos comerciantes y necesitamos apoyarnos unos a otros; además porque somos prestadores de servicios y queremos que se nos respete por eso. Estamos cansados de trabajar por centavos”, planteó Ana Laura Gil, kiosquera hace 20 años en Eva Perón y San Martín.

Esta semana se realizaron las dos primeras reuniones. “Potencialmente somos unos 1.200 kiosqueros en la ciudad. Ya invitamos a más de la mitad y nos vamos a ir reuniendo en grupos”, contó Miguel Ángel Muga, uno de los impulsores de la iniciativa.

La inseguridad es la principal preocupación. “Somos un blanco fácil. El kiosco es el lugar más fácil para robar: cualquiera puede entrar porque es un lugar accesible. La inseguridad es total. Si bien las rejas nos dan cierta tranquilidad, nos quitan ventas”, señaló Muga.

Gonzalo García abrió hace un año un kiosco en Castelli a metros de Facundo Zuviría y ya sufrió un asalto violento. “Entraron un sábado a la tarde y me pusieron un arma en la cabeza para sacarme $100. A partir de ahí tuve que poner rejas y acortar el horario de apertura”, contó el joven comerciante.

Servicios y alcohol

Otras quejas apuntan al poco margen de ganancia que dejan el cobro de servicios, la venta de tarjetas de colectivos o la recarga de celulares. “Es mucha la responsabilidad que asumimos por los grandes montos de dinero que tenemos que manejar y muy poco lo que recibimos a cambio”, cuestionó Muga. Así, por ejemplo, en algunos casos cobran $ 0,25 por operación realizada o $ 2 cada $ 100 de recarga de telefonía móvil.

“La ganancia es mínima y es un trabajo que te lleva tiempo, que te obliga a tener cambio y a manejar grandes sumas de dinero”, agregó Ana Laura Gil, quien ejemplificó que para ganar $ 70 tiene que recargar $ 1.900 en tarjetas de estacionamiento medido.

Otro de los puntos tratados en la reunión fue el horario de venta de bebidas alcohólicas. “Queremos pedirle al municipio que se prorrogue una hora más, hasta la 1 de la madrugada, sobre todo en verano, cuando el movimiento es mayor”, contó García. En este sentido, Muga propuso poder ser más flexibles en la venta con los vecinos del comercio. “¿Cómo no va a poder comprar una cerveza una persona que se va a su casa a tomarla?”, preguntó.

Finalmente, los comerciantes pretenden unirse para ser escuchados por las grandes empresas, que imponen los precios de ventas, con márgenes de ganancia muy reducidos. “Por un atado de cigarrillos ganás entre $ 0,25 y 0,60”, especificó García. “Hay marcas que no sólo te imponen los precios, sino también los productos. A veces ni siquiera respetan los días de entrega y te pueden dejar todo un fin de semana colgado, sin reposición de bebidas alcohólicas”, acotó Muga.