QUIEREN LLEGAR A LOS 400 KILOS DIARIOS

La Sarita duplica su producción

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En Vera y Lamadrid. Por sus fines solidarios, los precios son los más bajos de la ciudad: el kilo de pan vale $10.

Foto: Flavio Raina

Es el desafío de la demanda estacional de este año. Para lograrlo, el Iapip compró maquinaria por $ 150 mil, y en los próximos días incorporará 5 personas a su cuadra.

 

Florencia Arri

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Las bajas temperaturas inician el pico de demanda estacional en panaderías y La Sarita se prepara con un desafío mayúsculo: duplicar su producción diaria de 200 kg de pan, 500 facturas, 60 prepizzas y 24 kg de bizcochos, entre otros productos. Para ello adquirió horno, batidora y sobadora, y sumará en los próximos días un total de 5 personas a su cuadra. El reto ya está en marcha: desde el martes 1º abre sus puertas también de tarde (de 16 a 20) e incorporó la Rosca de Pascua como nuevo producto.

Esta panificación de la Fundación Sara María Furman es gestionada por el Ministerio de Seguridad de la provincia. Está en la esquina de Vera y Lamadrid, donde no sólo el aroma invita a sus góndolas: por sus fines solidarios, los precios son los más bajos de la ciudad. El kilo de pan vale $10.

Con su producción actual, la Furman estima que llega a 1.200 personas de los barrios Roma y Santa Rosa de Lima, y realiza una donación diaria al grupo Actitud Solidaria. Y, al duplicar la producción, busca también duplicar el alcance, llegar a más hogares y donar 50 kg diarios a diferentes instituciones de la ciudad.

Para conseguirlo, el proceso va desde la cuadra al mostrador. Comenzó hace varios meses, cuando el Instituto Provincial de Industrias Penitenciarias (Iapip) gestionó una inversión de $150 mil para la compra de maquinaria. El paso siguiente es la incorporación de 5 personas a su plantel de 10 “capacitandos”. “No son empleados, son capacitandos”, aclaró Fernando Demiryi, coordinador del emprendimiento. Su aclaración es vital: esas 10 personas son la razón de ser de este emprendimiento panaderil.

Barreras y oportunidades

Desde la calle se advierte que la cocina de La Sarita es particular: es una de las pocas “cuadras a la vista” -con paredes vidriadas-, de la ciudad. Sus muros son los primeros obstáculos que intenta derribar. “Durante mucho tiempo sufrió el estigma, el prejuicio de ser ‘la panadería de los presos’. Ahora, con paredes de vidrio, desde la calle se puede apreciar la higiene tanto de quienes trabajan como del lugar”, contó Demiryi.

El Emprendimiento Panaderil Fundación Sara María Furman es cogestionado por la Secretaría de Seguridad Comunitaria y el Iapip, ambos dependientes del Ministerio de Seguridad de la provincia. Las 12 personas que trabajan en la cuadra son, en realidad, aprendices que buscan una oportunidad. De ellos, 6 son personas privadas de su libertad; 1 de Justicia Penal Juvenil; 2 de Juventudes Incluidas; 1 de la Dirección de Asistencia y Control Pospenitenciario y 2 son maestros panaderos, egresados de Furman y contratados por el Iapip para desempeñar su labor allí.

Norma y Manuel son los egresados de la Furman que hoy capacitan al equipo con la supervisación y coordinación de otro maestro panadero. La formación es de 400 horas cátedra, está avalada por el área de Educación No Formal del Ministerio de Educación y contempla $1.000 como incentivo de estudio, aportado por el Ministerio de Desarrollo Social y por el Iapip en el caso de personas privadas de su libertad. A este ingreso, la Furman suma todos los días $22 en productos, el equivalente a medio kilo de pan, 1/4 de bizcochos y 6 facturas para consumo familiar. “Algunos juntan lo de todos los días y se lo llevan el viernes en facturas y bizcochos para disfrutar el fin de semana. Otros se llevan el equivalente en el producto que quieran, como prepizzas o fugazzas para toda la familia”, explicó el coordinador del emprendimiento.

Las cinco personas que se sumarán este mes forman parte de una extensa lista de espera de 40 postulantes. “Nosotros establecemos cupos y, en coordinación con el Gabinete de Desarrollo Social, se determina quiénes son los que ingresan de Juventudes Incluidas, Servicio Penitenciario o la Dirección General de Asistencia y Control Pospenitenciario” explicó Ramiro Arola Lecour, director provincial de Seguridad Comunitaria, zona norte. “Muchas veces es a la inversa: hay personas que pasan por La Sarita y dejan su currículum, o que preguntan en qué marco pueden ingresar”, agregó Demiryi.

El objetivo de la Furman es que aprendan un oficio o construyan un proyecto en torno a la gastronomía. “Lo positivo de Furman es que, una vez concluido el proceso, muchos generaron emprendimientos propios o asociativos, o fueron empleados en panaderías reconocidas de la ciudad”, concluyó Ramiro Arola Lecour.

Todo indica que en este emprendimiento panaderil se fabrican oportunidades además de pan.


El dato

“Pan pendiente”

La Sarita también planea incorporar “Pan pendiente”, una dinámica similar al “café pendiente” realizado en nuestra ciudad en invierno pasado. Para implementarlo, está prevista la compra de una moto para delivery, que entregará el pan puerta a puerta, a un valor de $20. El kilo de pan equivalente a los $10 restantes se sumará a los 50 kilos de donaciones, y Furman lo entregará a entidades de bien público.

 

El crecimiento como objetivo

El crecimiento de La Sarita es uno de los puntos contemplados en el convenio firmado entre la Fundación Sara María Furman y el gobierno provincial.

Por un convenio firmado en 2009, la Panificadora Solidaria Sara María Furman provee en comodato el local donde funciona la panadería. La condición es producir pan para ser entregado a los sectores más necesitados, que un grupo de ciudadanos aprenda un oficio digno, y facilitar el proceso de inclusión y reintegración social. El convenio fue renovado en agosto de 2013 con más metas: implementar nuevas formas de control de la cantidad y calidad de producción; ampliar la cantidad de personas que se capacitan en Furman; e incrementar la producción un 10% anual hasta 2016 con la posibilidad de replicar la experiencia en otros lugares.

En consonancia, el Gabinete Social de la provincia -integrado por los ministros de Desarrollo Social; Salud; Educación; Trabajo y Seguridad Social; y de Innovación y Cultura- avanza en el proyecto “Empresas sociales de inclusión”. Ramiro Arola Lecour, director provincial de Seguridad Comunitaria zona norte, anticipó que tendrán la impronta de la Panificadora Furman. “Serán espacios formativos y de producción, autosustentables. El ingreso se destinará a pagar el incentivo de quienes se capaciten y a reponer la materia prima para seguir produciendo”, explicó. También aseguró que se implementará en los próximos meses en Santa Fe, Rosario y Villa Gobernador Gálvez.

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  • "La Furman me aportó un oficio para defenderme en la vida. Después de 16 años detenida encontré una salida laboral. Acá está mi corazón: volví como maestra panadera y ayudo a los chicos”.

Norma Gozzarelli,

maestra panadera, egresada de la Furman

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  • "Cuando entré no sabía nada de cocina pero apareció esta oportunidad. Ahora me gusta. Quiero terminar el curso, recibirme y ver dónde trabajar”.

Fernando Peralta

de la Casa de Preegreso del Servicio Penitenciario.

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  • "Como es de los presos no pensé que iba a ser tan bueno. Nos ayudamos entre todos, en equipo. Entré hace 2 meses sin saber cocinar y ahora me doy maña, me animo con la harina”.

Luciano Pérez

pertenece al Programa Juventudes Incluidas de la Secretaría de Seguridad Comunitaria.

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  • "Acá aprendí un montón de cosas: a ser atento, a atender al cliente y a tenerle paciencia. Me gusta atender al público. Lo más lindo de la Furman es el aprendizaje y mis compañeros”.

Blanca Bustos

vendedora, egresada de la Furman