En la Universidad de Alcalá de Henares

El rey Juan Carlos entregó el premio Cervantes a la escritora Elena Poniatowska

Le escritora mexicana, de 81 años de edad, se hizo merecedora al Premio Cervantes. El propio rey Juan Carlos puso de relieve las virtudes de Poniatowska.

El rey Juan Carlos entregó el premio Cervantes a la escritora Elena Poniatowska

El rey Juan Carlos y la reina Sofía saludan a la autora mexicana. Foto: Agencia EFE

 

EFE

El Rey reconoció hoy el compromiso humano, y en particular con las mujeres, de la escritora mexicana a la que ha entregado hoy el Premio Cervantes, Elena Poniatowska, autora impulsada por la necesidad de “dar voz a los desfavorecidos”.

En el histórico paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), acompañado de la Reina y en presencia del jefe del Gobierno, Mariano Rajoy, don Juan Carlos dijo que la distinción a la autora mexicana, de 81 años, es también “un homenaje a todas las personas que, como la propia galardonada, han sembrado el camino para alcanzar la promesa de un futuro mejor”.

“La Humanidad es el centro de gravedad de la obra de Elena Poniatowska. La necesidad de dar voz a los desfavorecidos, de poner en evidencia las contradicciones del progreso, de denunciar la discriminación social y toda clase de injusticias, conforma el espíritu se su producción literaria”, destacó el monarca.

En su “ingente obra”, prosiguió don Juan Carlos, “ha defendido la igualdad como requisito esencial del desarrollo social y humano, la educación como derecho universal y la trascendental relevancia de la mujer en las nuevas realidades sociales”.

“Elena Poniatowska hace que las mujeres se eleven con voz propia y encuentren espacios que por justicia les corresponden”, remarcó el Rey.

También ha constatado cómo en su obra la conquista de la libertad y la igualdad aparecen como una “aspiración universal” que trasciende “los límites de la clase y el género”.

En sus obras, la lucha social se presenta como “una defensa del entendimiento mutuo, de la solidaridad y del encuentro entre individuos históricamente distantes, para crear un espacio compartido que acoja a quienes lo habitan”, según el monarca.

Por García Márquez

El jefe del Estado, que comenzó su discurso con un recuerdo “lleno de admiración y cariño” al escritor Gabriel García Márquez, “una figura clave de las letras hispánicas y de toda la literatura universal”, situó en la vida de Elena Poniatowska, “de por sí, crisol de lenguas tradiciones y culturas”, el carácter de su obra.

Nacida en Francia, su herencia mexicana y polaca, explicó, constituye una combinación que “se hará visible en su manera global de observar el mundo”, y sus “intensas vivencias, la materia con la que ha alimentado su literatura”.

Una producción marcada por una “profunda conciencia social”, por la “dramática historia europea” del siglo XX y por la “muchas veces dura, realidad mexicana”, según sus palabras.

En este sentido, el Rey recordó que el periodismo “fue su ventana para conocer el mundo, y parte fundamental de su quehacer literario”, en el cual “la fina línea que separa la realidad de la ficción” es una constante.

“Conjugando lo real y lo literario en una zona intermedia entre la crónica y la novela, nuestra galardonada aproxima la realidad a nuestras vidas”, añadió don Juan Carlos, para quien la escritora logra invitar al lector a “adoptar una visión crítica”, estimulándolo para “vivir un compromiso con el ser humano”.

En suma, los principios de su universo literario, ha constatado, “se identifican con los de una cultura democrática que configura la equidad, la justicia y la libertad como un deseo posible, como un proyecto realizable dedicado a regenerar la humanidad”.

Para el Rey, Elena Poniatowska merece el Cervantes “por su extraordinaria dedicación al oficio de escritora, por el entusiasmo demostrado en su ejercicio y por la profunda sensibilidad con que ha retratado la realidad mexicana de las últimas décadas”.

“Los reyes son lindísimos”

Controlados ya los nervios que tenía antes de la ceremonia del Premio Cervantes, Elena Poniatowska no paró de recibir felicitaciones por su discurso, humano y reivindicativo, en el que ha dado voz a los desfavorecidos y a las mujeres que tan presentes han estado siempre en su obra.

“Me siento muy solidaria con las mujeres en México, sin ellas el país se caería en mil pedazos porque son un elemento aglutinador, resistentes y muy generosas”, decía Poniatowska a un grupo de periodistas, en el cóctel que tuvo lugar tras la ceremonia.

Rodeada de su familia y de amigos que no cesaban de pedirle que se fotografiara con ellos, y con una copa de vino en la mano, Poniatowska reconocía que ya se le habían pasado los nervios, y lo cierto es que se la veía feliz, relajada y muy hermosa con el traje amarillo y rojo que le regalaron las mujeres de Juchitán (Oaxaca) para las ocasiones solemnes.

La escritora contaba que siempre ha tenido “lazos profundos” con los desfavorecidos, muy presentes en su discurso. La gente de la calle le enseñó a hablar español y de ellos aprendió la riqueza de este idioma.

Tiene varios libros por delante, entre ellos uno que le cuesta “mucho trabajo” escribir porque no habla polaco y no conoce bien la historia de Polonia, y que sería sobre el último rey de Polonia, Estanislao Augusto Poniatowski, antecesor de su familia, cuya vida la interesa “mucho”.

“Yo pensé que todos los reyes eran espeluznantes, pero con ese me di cuenta de que era muy buen rey”, aseguraba la escritora mexicana que, a continuación, dejaba claro que los reyes españoles le parecieron “lindísimos” y tuvo “buena onda con ellos”.

“La Reina me gusta muchísimo, y me gusta su cara”, decía la premiada que, según contaba, conoció a la madre de doña Sofía, la reina Federica, en Grecia, hace sesenta años.