Asalto, violación e intento de copamiento a una comisaría
Asalto, violación e intento de copamiento a una comisaría
Horror y locura en Santo Tomé
Dos delincuentes tomaron por asalto una vivienda y abusaron sexualmente de la dueña de casa. Los depravados fueron detenidos. Hubo amagues de linchamiento y choques entre vecinos y la policía.
Cuando los vecinos de la familia supieron lo sucedido, se reunieron frente a la comisaría y le exigieron a la policía que les entregara a los delincuentes para lincharlos. Fotos: Luis Cetraro-Pablo Aguirre
Danilo Chiapello
“Somos tus nuevos maridos y ahora vas a trabajar para nosotros”, dijeron sin ruborizarse los dos sujetos que ayer asaltaron y violaron a una mujer en su propio domicilio de barrio Villa Adelina, en la ciudad de Santo Tomé.
Lo anterior forma parte de los aterradores detalles que conoció David Vassel (36) luego de hablar con su esposa, todavía conmocionada por lo que le tocó vivir.
La trampa
“El martes yo salí tipo 19.30 de casa”, comenzó diciendo Vassel en diálogo con este diario.
“Un rato después uno de estos tipos introdujo el caño de una escopeta por la ventana y le apunta a uno de mis hijos. Cuando mi mujer ve eso, le dicen que abra la puerta o mataban a los chicos. Ante semejante amenaza a mi esposa no le quedó otra opción más que abrir.
“Una vez adentro a mi señora la agarran de los pelos, la arrrastran unos 200 metros y la violan debajo de un árbol. Mientras se llevaban cosas tales como garrafas, licuadoras, cañas de pescar, y otros elementos que cargaban en una bolsa.
Nuevos maridos
“Después de eso vuelven a mi casa diciéndole a mi mujer que si no hacía lo que ellos le decían, iban a matar a los chicos.
“Que a partir de ahora ellos eran sus nuevos maridos y que tenía que prostituirse. “Que la iban a mandar a ‘trabajar’ a la ruta. Entonces abusan de ella por segunda vez.
“En medio de la locura, los tipos le decían a mi mujer ‘no nos denunciés, porque nosotros entramos hoy y salimos mañana. Y cuando estemos afuera te vamos a matar a tus hijos.
“Después de todo eso se empastillaron y se durmieron. Gracias a eso ella se pudo escapar. Agarró al más chiquito y llegó hasta la comisaría. Estaba semidesnuda.
“Por suerte los agentes reaccionaron rápido, fueron hasta la casa y los apresaron de inmediato. No tengo quejas contra ellos.”
Cuestión de garantías
“El problema es que una vez que se supo todo, enseguida apareció la jueza de Menores por la comisaría, que se quería llevar al menor a una granja. También vinieron funcionarios judiciales, todos preocupados por darles las garantías a los detenidos.
“Ahora yo me pregunto ¿dónde están mis garantías? Nadie se preocupó por el estado de salud de mi esposa; tampoco nadie se ocupó de mis hijos, que estaban sentados en el banquito de la seccional. Y nadie me preguntó a mí cómo me sentía. Entonces estoy bastante enojado.
“Ahora me tengo que reunir con el secretario de Gobierno de Santo Tomé y luego me encontraré con los fiscales para ver qué pasos voy a seguir.
“Lo único que quiero es justicia y que estos tipos no salgan más. Pero me dicen que hay que conseguir pruebas.
“¿Qué más pruebas necesitan? Los encontraron adentro de mi casa; a mi mujer le constataron las lesiones; la ropa de estos tipos estaba en mi vivienda. ¿Qué más necesitan -por Dios- para condenarlos?, se preguntó.
Al límite
A medida que la barriada se iba enterando de lo ocurrido, comenzaron a congregarse en torno a la subcomisaría 16ta. que intervino por jurisdicción.
Familiares y conocidos de las víctimas pretendían hacer justicia por mano propia, ante el temor de que los apresados (sobre todo el menor) sea liberado. La protesta incluyó también el incendio y la destrucción de las fincas donde residían los imputados. Uno de las casas quemadas se ubica en Centenario y Tomás Lubary. Igual suerte corrió otra vivienda.
Tal estado de cosas explotó cuando los más exaltados comenzaron a arrojar piedras contra los uniformados toda vez que encendieron neumáticos en la calle.
Ni los fiscales, ni las autoridades policiales pudieron calmar a los más violentos que prosiguieron en su actitud hasta cerca de la medianoche.
Tomas Lubary y Centenario. La ira de los vecinos llegó hasta la casa de uno de los detenidos. La quemaron y la demolieron. Foto: danilo chiapello
La opinión del fiscal