El poder de la mirada

Una mirada expresiva y luminosa tiene poder y es capaz de comunicar por sí sola. Pestañas postizas, “eyeliner”, “rimmel” y sombras de ojos son los instrumentos básicos para levantar y agrandar la mirada.

TEXTO. CARMEN MARTÍN.

La piel del contorno de los ojos tiene características propias y distintas a las del resto del rostro. Fina y sensible, sufre los estragos del paso del tiempo y aparecen las ojeras, las patas de gallo y las bolsas.

“Señales que eclipsan la mirada y entristecen la expresión del rostro”, explica la esteticista Felicidad Carrera, quien aconseja tratar la zona antes de aplicar el color.

Según un estudio publicado por el laboratorio Vichy, “el 60 por ciento de las mujeres está preocupada por sus ojeras y el 80% no está satisfecha con sus bolsas en los ojos”.

Con los años, las ojeras aparecen cada vez “más hundidas por la atrofia de la grasa subcutánea, más oscura y dota al rostro de un aspecto cansado y sombrío”, comenta la doctora Natalia Ribé.

“El maquillaje es un vehículo que realza la belleza, pero si se aplica sobre una piel que no esté impoluta, los resultados son más negativos que positivos”, advierte Carrera, quien recomienda tratamientos específicos para el contorno de los ojos.

Limpiar y tonificar la piel del rostro y del contorno de ojos por la mañana y por la noche son los principales mandamientos para preservar la salud de la piel.

Además, es importante acudir de vez en cuando al centro de belleza para aplicar electroestimulación y oxigeno para redensificar la dermis de la zona ocular.

Los masajes drenantes y las mascarillas descongestivas aportan luminosidad y difuminan las arrugas. Las bondades de la cosmética ayudan a descongestionar la mirada y eliminar los signos de fatiga.

¿CÓMO ACENTUAR LA MIRADA?

Una vez que la piel está hidratada y en buen estado es el momento de aplicar el color para dar mayor poder a la mirada. Para el subdirector de maquillaje de L’Oreal de la Mercedes-Benz Fashion Week, José Miguel Belmonte, el “eye-liner ayuda a enmarcar, agrandar y resaltar la mirada”.

Reconoce que no es de sencilla aplicación, pero el secreto está en tirar un poco del párpado hacia arriba y hacia fuera, y dibujar la línea lo más pegado a la raíz de las pestañas. Desde el lagrimal hacia el exterior, la línea debe ir en ascendente.

Si se tienen los párpados caídos, el producto imprescindible para elevarlos son el rizador y la máscara de pestañas. “Lo ideal es aplicar el rimmel en el centro de las pestañas y no en los extremos”, añade el maquillador.

Otro de los problemas a solventar con el maquillaje son los antiestéticos plieguecitos que aparecen en el párpado superior. “La mejor manera es aplicar un color ahumado en mate. Están prohibidas las sombras brillantes o nacaradas”, puntualiza Belmonte.

Con las pestañas postizas la mirada se agranda y gana en sofisticación. En el mercado existen modelos con efecto densidad, extra largas, o de costura fina para párpados caídos.

“Las pestañas individuales resultan más naturales”, dice Belmonte, quien no las aconsejas para las mujeres con párpados caídos.

Las pestañas de tiras son las más cómodas. Basta con dibujar con “eye-liner” una línea al ras de las pestañas. Después aplicar el pegamento y dejar secar. A continuación, volver a trazar la línea para que no se note que lleva pestañas postizas. “Une las naturales a las postizas con una mano de rimmel”, aconseja Belmonte.

El maquillador de Lancôme para España, Roberto Siguero, dice que para enfatizar la mirada se requiere, en primer lugar, estructurar el ojo con un lápiz negro, trazando una línea al ras de las pestañas, tanto en el párpado superior como en el inferior que difuminaremos a continuación, en sentido ascendente y de dentro a fuera del ojo.

Después, sobre ese trazo negro se aplican sombras en dorado y marrón y se rellena el párpado desde el interior. “El secreto radica en aplicar un tono beige bajo la ceja, aporta un toque de luz”, asegura Siguero.

Si se enfatiza la línea de las pestañas, se aporta misterio y profundidad a la mirada. “Con el rimmel se consigue dar volumen, esculpir el rizo y, en definitiva, conseguir una mirada espesa y sublime”, concluye Siguero.