II Congreso Nacional de Estudiantes de Agronomía

Las ideas que hacen más fuerza

  • El evento organizado por los estudiantes de Agronomía de Esperanza marcó un punto de inflexión en la agenda regional. los futuros agrónomos van más allá de los contenidos académicos y técnicos, y proponen debatir los ejes de la profesión en el presente y el futuro.
Las ideas que hacen más fuerza
 

Campolitoral

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Fueron tres días muy intensos, impregnados de camaradería, intercambio con los mayores y el optimismo indispensable que aportan los jóvenes.

Desmitificando aquellos paradigmas que rezan que “todo tiempo pasado fue mejor”, y proponiendo una prospectiva que permita corregir algunos escenarios, los estudiantes de Esperanza hicieron algo único: ver el vaso medio lleno e incluso, empezar a trabajar para llenar la otra mitad.

“Piensen en grande, hagan lío”, les dijo el Papa Francisco a los jóvenes argentinos en Río de Janeiro. Y los objetivos planteados en este congreso no se quedaron cortos con respecto al pedido del papa argentino.

Promover el intercambio entre estudiantes de distintas facultades; identificar posibles escenarios de los mercados agropecuarios y los desafíos de la demanda al futuro de la producción; plantear acciones de respuesta y su impacto en los sistemas productivos, en las decisiones económicas y la interpretación de los fenómenos sociales; analizar el rol del profesional de las ciencias agrarias y los condicionantes comerciales, climáticos y agroecológicos en un mercado competitivo y globalizado; instalar el proceso de gestión del capital humano y relacional dentro de las organizaciones agroalimentarias; promover la participación de profesionales en el diseño de políticas públicas y en la definición de ámbitos de negociación sectoriales; y concientizar sobre la importancia de los futuros profesionales agrarios para motivar y abordar esos desafíos con una compromiso social, ético y ambiental.

Origen

“La idea surgió en 2012, cuando se nos ocurrió realizar un evento para debatir estos temas”, le dicen a Campolitoral los organizadores, un grupo de 15 estudiantes “a full” y 30 colaboradores. “Queremos prepararnos para el futuro, vemos que las temáticas se amplían. Es una propuesta que busca una nueva mirada, un cambio de paradigma, que ya arrancó pero que necesita desarrollarse en su máximo esplendor. Donde los futuros profesionales del agro se piensan no sólo como técnicos, sino como protagonistas de cambios en el sector y la sociedad en sí. Donde se necesita integrar los aspectos económicos, sociales y ambientales, en un contexto político institucional que necesita reconstruirse. Donde será fundamental trabajar con personas, como el más valioso de los recursos, hacer más eficaz y potenciar, usando las innovaciones tecnológicas, para producir alimentos para consumidores al otro lado del mundo”, agregan.

Para estos futuros agrónomos, será necesario profundizar las buenas prácticas para la seguridad agroalimentaria, hacer frente al cambio climático y bregar por el desarrollo sustentable con un fuerte sentido social, donde las instituciones serán fundamentales para canalizar las ideas y obtener resultados exitosos, y entre ellas la política, en la cual todavía queda mucho por hacer.

“Pero también será necesario prepararse para agregar valor a la producción y desarrollar una agroindustria. Todo esto enmarcado en valores que necesitamos fortalecer como el cooperativismo, el bien común, la interdisciplinariedad, la preservación de los recursos, la defensa los derechos humanos, la búsqueda de una mejor calidad de vida, y el orgullo de entre todos hacer un mundo mejor”, manifestaron.

Por eso el evento no sólo estuvo abierto a los estudiantes de ciencias agropecuarias, sino a todos aquellos interesados, ya sea estudiantes de otras carreras, profesionales, productores, y público en general que se dio cita en las inmensas instalaciones del CICAE de Esperanza.

Paneles de lujo

Luego de disertar sobre la intervención oficial en los mercados, Carlos Etchepare cruzó unas palabras con Campolitoral. Sostuvo que más allá de la teoría, a veces “cuando salís con el título bajo el brazo descubrís que la realidad argentina, tan particular, no era como te la habían contado. Y una cosa es hablar del mercado de granos de manera teórica como lo cuentan los libros, y otra es ver la realidad de cómo ha ocurrido en los últimos años en la Argentina”, graficó. Para Etchepare, la realidad es que en los últimos 40 años, esa intervención ha sido destructiva, castigando al aparato productivo primario.

“El ejemplo del trigo es claro”, dice. “El mundo entero está sorprendido cómo Argentina ha caído en su superávit comercial del primer trimestre del año, y eso se da porque no exportamos trigo, que es lo que habitualmente exportamos en esta etapa. Y eso que hay trigo para exportar, pero el Gobierno no lo permite. Ni siquiera en la etapa de Moreno llegó a pasar esto. Por otro lado, este mismo Gobierno está desesperado por conseguir dólares, y eso entonces no se explica. Es tan ridícula la situación que hasta es difícil de entender para nosotros mismos”, destacó.

A futuro, se mostró preocupado. “Veo un escenario complicado, el campo está en el centro de atención de todos. Lamentablemente, después de 10 años, el país depende mucho más de la soja, el Gobierno está desesperado y el productor va a vender la soja únicamente en función de sus necesidades económicas o financieras, el mercado no pinta para un desarrollo positivo, al contrario, se espera más una caída que una suba”.

A llenar el vaso

Para Ricardo Hara, de Solidagro, estamos ante un nuevo paradigma, donde la ética funciona como amalgama entre la política, la sociedad y la economía. “Por otro lado, el concepto de cuidado de uno mismo, del prójimo y del planeta funciona en ese nuevo paradigma de desarrollar las nuevas actividades comerciales productivas y sociales, entendiendo que estamos entrando en una etapa compleja para el mundo”, agregó.

Según Hara, en ese contexto la agricultura debe ser cada vez más competitiva, ya que tenemos la misión de asegurar el alimento para un mundo cada vez más creciente de población, alimentos de calidad, inocuos y ambientalmente sustentables. “La SD, la AP, la biotecnología permiten incorporar más conocimientos por m2 y aumentar la productividad y la calidad productiva. En América Latina no podemos crecer al costo de destruir la biodiversidad”. Para Hara, los ejes pasan por el ordenamiento territorial y agricultura de calidad, con una fuerte aplicación de tecnologías apuntando a la sustentabildiad económica, social y ambiental. “La ética y la RSE son el camino a seguir, para ver el vaso medio lleno, incluso llenando ese vaso hacia una agricultura sustentable”.

Campo con gente

Para Rodolfo Tkachuk, el tema clave es el factor humano en las empresas. “Siempre la mirada estuvo centrada en los empleados, pero todos requieren distintos niveles de atención y complejidad, la relación entre socios, accionistas, empleados u operarios”.

En este proceso vertiginoso de los últimos 15 años, en los que se transformó la empresa agropecuaria, surge una nueva complejidad, con equipos altamente motivados, preparados y comprometidos con lo que hacen para lidiar en ese marco. “Debemos construir empresas simples, sustentables y amigables para la gente. El tiempo dedicado a los recursos humanos en la empresa es vital. Hemos sido muy eficientes en transformar la maquinaria a una agricultura conservacionista en SD, pero ese bagaje debemos trasladarlo al equipo humano, con un plan de entrenamiento, tecnología y profesionalización”.

Según el Lic. Roberto Bisang, la pregunta a resolver es hacia dónde vamos. Nacido en Colonia Nueva, recordó que aprendió a nadar en La Prusiana, “cuando se podía y había mojarritas”. También destacó que sigue asombrándose con la diferencia del campo de aquel entonces con el campo actual. “En esta clase abierta quiero hablar de valor agregado”. De acá a 40 años tendremos un agro productor de alimentos, impulsado por los biocombustibles y los bioplásticos. “La tapita de coca está hecha con bagazo de caña y una bacteria recombinante”, destacó, agregando que sangre, suero, y enzimas aplicables a la tierra asoman como tecnologías de punta desde la región. “Agregar valor es aplicar tecnología disponible. Convertir granos en carne, como se hace en la ruta 70 con los pollos. Agregar valor a lo biológico, donde la genética juega un rol fundamental. Tenemos una agricultura adolescente, pero con un gran futuro”, remarcó.

A su turno, Javier González Fraga destacó la importancia social de ese agregado de valor. “El valor que se agrega son los salarios. Crecimiento con equidad social es con crecimiento del empleo”, dijo. La importancia de generar pequeñas empresas que agregan valor a la producción d la tierra. “No debemos estar orgullosos de los barcos que cargamos, preocupémonos de los barcos que no cargamos con pollo, cerdo, etc.” También reclamó que necesitamos una política de Estado que negocie con China para lograrlo. “Brasil lo logró en 25 años, gracias a la política de Cardoso. En los 60 teníamos el mismo stock ganadero, hoy nos han superado largamente”.

El Ing. Agr. Jorge Adámoli es especialista en impacto ambiental. Remarcó que el ordenamiento territorial y las BPA son fundamentales. “Lo primero a nivel de planificación provincial, implica una estrategia oficial, y lo segundo tranqueras adentro. El desafío pasa por lograr mayor producción, equidad social y calidad ambiental. A su vez dentro de las oportunidades mundiales relacionadas con el crecimiento poblacional, y requerirá un 50 % más de la producción”.

Balances que ilusionan

Finalizado este II Congreso, desde la comisión organizadora destacaron la satisfacción por todo lo logrado. “Estamos muy contentos de ver tantos jóvenes interesados en formarse para poder ser futuros actores de cambio de esta sociedad, y eso nos llena de alegría”, dicen los chicos. Y agregan: “creemos que pudieron aprovechar al máximo esta oportunidad en la que tuvieron a grandes disertantes que muy claramente supieron transmitir las herramientas necesarias para contribuir a esta formación”.

Para ellos, no caben dudas que este congreso dejó mucho para analizar en cuanto al panorama actual del país y mucho más para reflexionar sobre los escenarios futuros. “Argentina no supo aprovechar 11 años de los mejores en cuanto a condiciones productivas, pero a los futuros agrónomos nos queda mucho por hacer al respecto”, razonan con impotencia.

Para ellos, fueron tres días en los que además de respuestas, “cada uno nos llevamos muchos interrogantes, y es ahí donde toman fuerza estas ideas de las que hablamos en el lema del congreso. El cómo eficientizar los recursos, garantizar la sustentabilidad del ecosistema, la seguridad alimentaria, el agregado de valor con todas la ventajas sociales que trae aparejado, el valorar el recurso humano como factor principal y el rol que la política y las instituciones tendrán como actores del sector productivo”. Nada más, y nada menos.

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Inexplicable. Carlos Etchepare criticó el actual escenario del trigo.

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Compromiso. Ricardo Hara remarcó la importancia del campo.

Cronograma

Para desentrañar estas cuestiones, el Centro de Estudiantes de Ciencias Agrarias de la UNL, se propuso armar el evento de mayor magnitud en el país a nivel estudiantil dentro del ámbito productivo. Entre los disertantes más destacados, invitaron a Ricardo Bindi, Carlos Etchepare, Javier González Fraga, Alfredo Leuco, Carlos March, Miguel Taboaba, Rodolfo Tkachuck, Roberto Bisang, Francisco Anglesio, Jorge Adámoli, Ricardo Hara, Fernando Vilella, Ricardo Negri, Eduardo Mercovich, entre otros. Divididos en 5 módulos: Economía, Sustentabilidad, Recursos Humanos, Institucional y Político. Además para el cierre del día domingo se invitó a la Mesa de Enlace.