Lo que hay que saber y las diferentes posturas

Flúor en agua potable: un debate mundial que todavía sigue abierto

En Santa Fe, Assa fluoriza el agua de red por debajo de los valores máximos fijados por la OMS. Un sector de la ciencia mundial y los ecologistas afirman que el flúor es tóxico y un agente de enfermedades.

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Bien preciado. El agua potable es el bien natural más importante para el hombre. La fluoración sigue siendo motivo de debate hoy, luego de varias décadas.

Foto: Archivo El Litoral

 

Luciano Andreychuk

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El debate sobre la conveniencia de la fluorización del agua potable de red para abastecimiento público tiene por lo menos seis décadas, y aún no quedó zanjado ni mucho menos. Hoy se ha reactualizado -quizás por la viralización de las redes sociales, donde organizaciones ambientalistas divulgan con insistencia sus rechazos y denuncias contra este proceso químico. Lo cierto es que en pleno siglo XXI, el tema sigue dividiendo a la comunidad científica internacional.

¿Qué es el flúor y para qué se fluoriza el agua? El flúor es un elemento químico y tiene muchas aplicaciones en diversas ramas. En disolución acuosa, se presenta normalmente en forma de fluoruro. Los fluoruros de sodio, por ejemplo, se aplican sobre todo en los productos para la higiene dental (pastas y esmaltes dentales, entre otros). El argumento de la política sanitaria de aplicar flúor al agua potable responde a eso: a la prevención de las caries y la mejora en la salud dental de los consumidores.

Así, el proceso de fluoración del agua consiste en la acción controlada de añadir un compuesto fluorado en el agua de abastecimiento público. La finalidad: elevar sus niveles de flúor hasta una concentración óptima para prevenir la caries dental. Se considera la concentración óptima de flúor aquella que no termine provocando una saturación en los tejidos expuestos de la boca.

Normativa

Este proceso químico “está avalado por una ley nacional que promueve la fluoración del agua y la desfluoración del agua que naturalmente tiene más flúor que la indicada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que fija un valor guía para el ajuste de los fluoruros en 1,5 miligramos (mg.) por litro como máximo. Por supuesto que en Santa Fe se respeta la dosis indicada por la OMS en la fluoración del agua, aún con una dosificación por debajo del máximo”, aseguró a El Litoral Andrea Obregón, directora provincial de Odontología del Ministerio de Salud.

A su vez, la Ley Provincial Nº 11.220 establece la regulación de la prestación del servicio de agua potable y las condiciones de autorización para los prestadores en toda la bota santafesina. En su anexo A, dentro del grupo de “sustancias tóxicas inorgánicas” (como arsénico, cadmio, mercurio y plomo, entre otros) se incluye a los fluoratos. Se recuerda el límite máximo obligatorio de 1,5 mg./litro (OMS).

Lo que hay que saber

La fluoración de agua potable hoy se está realizando en Santa Fe a través de la prestataria Assa. La dosificación de este químico es de entre 0,6 y 0,8 mg/litro, y está por debajo del máximo establecido por la OMS (1,5 mg/litro).

La política de fluorar el agua responde a una decisión sanitaria de prevenir las caries y otras patologías dentales, sobre todo en la población infantil.

En la colocación de flúor que se realiza en Assa hay vigilancia química, esto es, un control de los valores de las dosificaciones.

La fluoración está autorizada por la OMS, la OPS y otros organismos internacionales en salud.

Hay países como Alemania, Japón y Finlandia que, por distintas razones de políticas sanitarias, en la actualidad dejaron de fluorar el agua potable.

Cómo se dosifica

Según pudo saber El Litoral, en las plantas de Assa se lleva a cabo el proceso de potabilización del agua desde su extracción del río hasta su conversión en agua apta para el consumo. Durante este proceso el agua va perdiendo los gérmenes, gracias a diferentes procedimientos y al agregado de productos químicos, como cloro. La cantidad y concentración de cada uno de estos productos lo determina el laboratorio de planta.

El agregado de flúor es un paso más dentro de la potabilización. La planta cuenta con un lugar especial para almacenar las bolsas de 25 kg. Un operario por turno pesa la sal de flúor y la disuelve con agua en las cubas con agitadores. Así se produce una solución de sílico fluoruro en agua, que es conducida al punto de inyección, donde las bombas son las encargadas de dosificar la cantidad precisa.

La vigilancia química (control de las dosificaciones) es realizada por la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR).

 

En Assa

En la planta potabilizadora de Aguas Santafesinas SA. (Assa) “hoy se está dosificando entre 0,6 y 0,8 mg/litro de flúor. El valor está muy por debajo del fijado por la OMS”, afirmó a este diario Guillermo Lanfranco, gerente de Relaciones Institucionales de Assa. También confirmó que actualmente esa empresa sigue dosificando el agua con flúor pese a que Nación ha suspendido la provisión de insumos a las provincias. “Estamos dosificando porque tenemos insumos en stock”, dijo.

Y fijó la posición institucional: “Nosotros insistimos en brindar un servicio social esencial como es el agua, ajustándonos a la normativa vigente y a los estándares internacionales. Estamos dando acceso a un servicio de agua apta para consumo humano a casi 2 millones de personas. Y muchas veces se cree que la fluoración es perjudicial, cuando no es así. La gente a veces piensa que el agua envasada es más segura. Pero, por ejemplo, Assa tiene un límite permitido de arsénico de 50 mg., mientras que en algunos casos el agua envasada viene con 200 mg. de ese componente”.

Argumentos científicos

Obregón cita, en un documento enviado a la Defensoría del Pueblo, los argumentos científicos que validan la no peligrosidad de fluorar el agua potable. En 2003 la OMS expresó en informes técnicos que “el fluoruro protege contra la caries, las reduce de 20 a 40 % en niños. Se realizaron más de 800 ensayos controlados para estudiar el efecto de la administración de fluoruros, que comprueban que es el agente preventivo más eficaz contra la caries”. La funcionaria cita otros documentos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que refrendan a la OMS.

Un antecedente provincial: la Universidad Nacional de Rosario (UNR) realizó un trabajo de vigilancia epistemológica durante los años 1999 y 2001. Allí se concluyó que hubo “un incremento significativo de niños de 7-8 años sin experiencia de caries. El porcentaje se incrementó de 45 % en 1994 al 58 % en 1999 y en 2001 al 70 %. Y los niños de 12-13 años sin experiencia de caries aumentaron de 12% en 1994, al 16% en 1999 y al 25% en 2001”, citó Obregón.

Consultada sobre los eventuales daños a la salud que podrían provocar en el organismo humano el flúor, la directora de Odontología fue concluyente: Esos daños “son imposibles en las dosis indicadas por la OMS. Los valores están definidos no sólo por la OMS, sino también por la OPS, o el código alimentario de Anmat, entre otros”.

Entrevista con el Dr. Alberto Castro

Fluoración: una mirada crítica

  • Es doctor en Química, ex investigador del Conicet (jubilado) y, actualmente, colaborador del Incape. Sostiene que, aún dosificando el agua por debajo de los valores máximos, la fluoración podría implicar un riesgo para la salud humana.
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El Dr. Alberto Castro, ex investigador del Conicet.

Foto: Archivo El Litoral

L.A.

El Dr. Alberto Castro es doctor en Química. Fue investigador del Conicet (ahora jubilado) y decano de la FIQ. Colabora en el Incape. Es miembro del consejo de dirección de la Asociación Santafesina de Ingenieros Químicos. En su envidiable currículum aparecen numerosas publicaciones científicas de su autoría. Su segundo libro será publicado por la editorial de la UNL en breve. Por su larga trayectoria en el desarrollo de la ciencia local, su opinión científica es autorizada.

“No soy experto en este tema. Mis áreas de estudios son otras, dentro de la química y la petroquímica”, aclara Castro. Sin embargo, desde un tiempo viene recopilando información y estudiando el tema: su escritorio de una pequeña oficina del Incape está colmado de documentos, informes sanitarios sobre fluoración, recortes periodísticos y copias de páginas web especializadas.

“El tema de la fluoración es complicado. Todo comienza en la década del ‘20. En esa época, las empresas que producían aluminio empiezan a tomar sus residuos de compuestos fluorados, que son venenosos, hasta Adolf Hitler lo usó porque producía mongolismo (discapacidad cognitiva), como método de disciplinamiento funcional a su régimen. Grandes corporaciones lograron que se comience a poner flúor al agua, y todos los residuos que tenían estas empresas se reutilizaron”, hizo una historización.

“Así, todo nació como un gran negocio. El tema fue cambiando con el paso de las décadas. Alemania y Holanda prohibieron la fluoración, porque el flúor está incluido en la lista de microcontaminantes tóxicos. En Bélgica, el tratamiento de fluoración también fue suspendido, entre otros países. Y nosotros en Santa Fe y Argentina seguimos fluorando el agua”, criticó.

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Dudas

“Con un consumo prolongado, independientemente de que la dosificación sea mínima, la fluoración podría generar daños a la salud. Está bien que se fijen valores máximos, tanto para el flúor como para el arsénico y el plomo en el agua. Ahora bien, no todos los habitantes consumen la misma cantidad de agua por día. Así, unos consumen más flúor que otros. ¿Qué pasa con las personas que toman varios litros de agua por día durante muchos años?”, se preguntó Castro.

Otro factor que incide en el flúor como componente químico peligroso es la temperatura. ¿La dosificación (que hace Assa) es la misma en invierno que en verano? El argumento es la prevención de las caries. Pero considero que (la fluoración) es, en realidad, un negocio”, insistió Castro.

El investigador citó a varios premios Nobel de Medicina que a lo largo del tiempo advirtieron sobre los eventuales riesgos de la fluoración del agua. “Los fluoruros son venenos enzimáticos. La medida no es científica”, dijo una vez James B. Summer, premio Nobel sobre química enzimática.

Otra cita: “Es un hecho cierto que el flúor es un veneno solapado, dañino, tóxico y de efecto acumulativo, aun cuando sea ingerido en mínima cantidad. Y este hecho permanecerá inamovible no importa cuántas veces se repita y se escriba que la fluoración de agua potable es segura”, ya afirmaba en la década del ‘50 el Dr. Ludwin Gross, ganador del premio de las Naciones Unidas por sus investigaciones en cáncer (1957).

“Hoy se debería evitar la dosificación de flúor en el agua potable. En 2007, Assa había suspendido la fluoración, y la retomó el año pasado. Si es tan importante para la salud dental de la población, ¿por qué Assa dejó de fluorar el agua esos años? Hay una flagrante contradicción”, opinó Castro.

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Posición de los ambientalistas

Una posición unificada que sostienen varias asociaciones ambientalistas mundiales es que “la ingestión crónica de fluoruro a través del agua está relacionada con el cáncer, diabetes, fluorosis, artritis y osteoporosis, destrucción de los riñones, del hipotálamo, la pituitaria, trastornos neurológicos y de la tiroides, desequilibrios hormonales, enfermedades cardíacas, daños neurológicos y del tejido cerebral, y disminución del cociente intelectual”.

“Ninguna cantidad de flúor es segura para ingerir, y su efecto bioacumulativo durante los años es degenerativo”, afirman.