La diversidad musical como  camino

La diversidad musical como camino

Martín Sosa

Luego de una pausa de seis años, el próximo sábado a las 21.30, en el Centro Cultural Provincial, presenta el cuarto disco de su carrera solista, “Lo mejor de cada casa”, editado en 2013 por el sello Shagrada Medra. Rodeado de amigos, comparte y reparte música como quien invita un trago.

TEXTOS. REVISTA NOSOTROS. FOTO. PAULA MONASTEROLO.

 

LOS COMIENZOS. “Fui estimulado desde mi primera infancia. Vengo de una familia de cantores y guitarreros donde el canto popular era y es una celebración cotidiana; donde no era necesaria la excusa ni las efemérides para juntarse a cantar. De chico pude apropiarme lúdicamente de un extenso repertorio popular, siempre jugando, con una guitarra tamaño ‘niño’ que fue mi primer tesoro. La observación, la experimentación, el deseo y la necesidad de expresarme a través de este noble instrumento fueron una constante a esa edad. Luego, a los doce años, mi padre me largó (sin red) a las tablas, semi-amateur y semi-profesionalmente para acompañar cantores. Fue una maravillosa experiencia y una gimnasia impresionante. Sin el apoyo de mi madre y la compañía de mi hermano mayor no hubiera sido posible. Fue un combo. Soy parte de esa constelación”.

INFLUENCIAS. “Sin proponérmelo, soy una gran esponja. De cada etapa de mis aprendizajes puedo visualizar esas influencias y de diferentes géneros populares. Atahualpa, Cuchi Leguizamón, Raúl Carnota, Sui Generis, Serú, Fito, Spineta, Charly, Djavan, Fander, Chico Buarque, en fín, la lista sigue; todos aparecen de algún modo en lo que compongo”.

REALIDAD Y FICCIÓN. “Me inspiran todos los temas. Lo que pasa es que no todo termina en canción. Igualmente la inspiración dura eso, una inspiración, después hay que trabajar, corregir, tachar, reescribir, etc, tanto la letra como la música. A veces las temáticas surgen de un disparador que no es inspirado, es observación de la realidad. Los temas: el amor, la vida, la muerte, el paisaje, la existencia, lo social, etc, y no siempre escribo sobre lo que me pasa, ficciono bastante. Repito: no todos los temas salen en forma de canción, algunos quedan en prosa y pasan desapercibidos”.

LA CIUDAD, ¿CAMPO FÉRTIL PARA COMPONER? “La fertilidad no te la da el medio en sí mismo, sino la virtud de conservar siempre la capacidad de asombro, de afilar el ojo para observar ese puente colgante, esa laguna o percibir lo que le pasa al vecino y hacer de eso una canción. La virtud de saber detenerse a tiempo para fundirse en ese paisaje mitad urbano, mitad costero; de estar enfocado y sensible a ese medio. Sobre el puente colgante y la Setúbal podés escribir un poema sinfónico, la más bella y profunda de las canciones o un simple ejercicio octosilábico con ritmo de chamarrita. Todo vale. Lo mismo pienso en relación a si se puede sostener una propuesta y trabajar ‘actuando’, es decir, a través de presentaciones públicas. Ahí hay muchas variables. La principal es si creés en tu propuesta, si sos genuino y a partir de eso te autogestionás los espacios para laburar. En ese sentido hay fertilidad. Si estás convencido, convencés a otros para que te apoyen. Después te chocarás con los imponderables y las coyunturas del momento, pero eso es lo que te pone a prueba como artista. O sos parte del paisaje cultural o el paisaje cultural te fagocita. Y también hay diferentes caminos: a veces sin querer sos parte de las políticas culturales de turno y a veces no; eso no siempre te da regularidad, pero sí hace visible lo que hacés. Otro camino es la vía privada, que tiene otras reglas, y lo under -por decirlo de algún modo- que es cantar en bares, es muy hermoso, por cierto, y Santa Fe lo tiene, con bastante buena disposición. Que el medio sea fértil no te garantiza que puedas vivir de eso. Hay que expandirse, también es sano y nutritivo cantar lejos de Santa Fe”.

MI PADRE, EL PRIMER ÍDOLO. “Lo incluyo como autor y como intérprete. Y es un modo de celebrar la vida, es dejar en claro de dónde vengo y tributar a mi primer ídolo. Es volver a ser niño”.

EL DISCO

“Lo mejor de cada casa” contiene trece canciones en las que Martín Sosa despliega diferentes facetas de su formación integral. Como autor y compositor, ofrece nuevas canciones en las que ha oxigenado el modo de decir y donde a su vez reafirma el estilo que lo caracteriza: la búsqueda y la diversidad.

LOS TEMAS

Compone una “Huellita de la distancia” en su forma tradicional al lado de “Mi casa”, una canción urbana, beat podría decirse, con letra de Adrián Abonizio. O un aire de vals peruano, “Disponga” al lado de una murguita con estructura de canto responsorial. También hay una nueva versión de “Llévame” (editada en 2001), con especial participación en la voz de Juan Carlos Baglietto. Sobre el final, “Canción de víspera”, un aire de zamba que pertenece a su padre Mario con quien comparte la interpretación.

SOLO O ACOMPAÑADO

Si bien en las canciones hay predominio de una voz solista alterando con invitados, también hay fuerte presencia de arreglos vocales y coros. Se destacan en ese sentido las versiones a cuatro voces y a capella de dos clásicos del folklore argentino: “La vidala para mi sombra” y “Zamba de Juan Panadero”.

FICHA TÉCNICA

El disco se grabó casi en su totalidad en Sur Estudio de Grabación, Santo Tomé, con Javier Escandell en los controles. También se realizaron tomas en C.A.B.A. y Rosario. Participan cantando: Chany Suárez, Jorge Fandermole, Adrián Abonizio, Juan Carlos Baglietto, Myriam Cubelos, Ana Suñé, Analía Garcetti, Nilda Godoy, Natalia Pérez, Silvia Calcagno, Mauro Bertotti, Mario Sosa (padre), Pamela Cuello y Martín Sosa; tocan guitarras: Martín Sosa, Marcelo Stenta y Luis Medina; tocan percusiones: Juancho Perone, Maximiliano Maglianese y Mario Hugo Sosa; tocan el bajo: Yusa, Willy González, Mariano Ferrando y Cristian Bórtoli, el contrabajo, y en flauta traversa, Elina Goldsack.

así soy yo