llegan cartas

¿Debemos imitar? 

PROF. MARÍA TERESA REARTE

DNI 6.844.546

El gobernador Bonfatti sostiene, con relación a la despenalización de la venta de marihuana, que “si en Uruguay es exitoso, lo seguiría”. También dijo: “Estoy a favor de debatir la no criminalización del consumo de alguna droga blanda..., entre ellas la marihuana”.

Sobre lo primero pienso que, no obstante la pluralidad de ideas, creencias y costumbres, una sociedad necesita la declaración social de la verdad y el bien, y que haya un sistema de normas y sanciones para quienes lo infrinjan. Un ejemplo de eso es el Código Penal. Con relación a la segunda afirmación del Sr. gobernador, que incluye a la marihuana entre las “drogas blandas”, como sabemos el Dr. Bonfatti es médico, aunque ignoro su especialidad, en caso de tenerla. Por lo que cito al Dr. Eduardo Kalina, médico psiquiatra, master en Adicciones, y con un vasto currículum, cuando afirma: “Muchos creen que la marihuana es una simple droga recreacional, menos dañina para la salud que el tabaco. No obstante, las repercusiones del Tetrahidrocannabinol (THC), su principio activo, así como de los otros cannabinoides y demás sustancias que contiene la marihuana, sobre la salud individual y social, y los avances técnicos -que permiten investigar el sistema nervioso humano en pleno funcionamiento- nos llevan a afirmar que nos encontramos ante una droga peligrosa, cuyo uso abusivo ya tiene las características de una epidemia mundial, o sea una pandemia”.

En lo personal, pienso que peor que la ausencia de una prohibición es que, existiendo ésta, la misma no se cumpla. No creo que el caso de Uruguay, que permitiría el uso de una sustancia dañina para la salud, sea un modelo digno de imitación. En mi humilde opinión, me parece que la autoridad primero debe pensar cómo hacer cumplir la ley vigente. Y después recién plantear un debate en serio, con calidad ética e institucional.

Los ismos ¿una falla genética argentina?

PABLO ADRIÁN GIUSTI

DNI: 20.806.363

Es increíble recorrer la historia de nuestro país y ver cómo se repite el incorregible error de los ismos, casi desde que somos país constituido.

Podríamos comenzar con el mitrismo y concluir con el actual cristinismo. En lo que va desde que se restableció la democracia, está el alfonsinismo, el menemismo, el duhaldismo, el kirchnerismo. También las provincias tienen la misma mecánica en sus gobiernos, como por ejemplo el sciolismo, macrismo, cobismo, y aquellos que aún no han llegado a la presidencia ni a gobernaciones también tienen su ismo, como ser el massismo; y se pueden agregar muchos personajes más con su correspondiente ismo.

¿Por qué digo que esta mecánica es un error? Creo que la respuesta es muy evidente. De esta manera se priorizan las personas y no las instituciones. De esta manera somos eternos generadores de políticas y políticos populistas y caudillistas que hacen que olvidemos que somos una república con instituciones y división de poderes, donde cada poder no prevalece sobre el otro. Tengo que reconocer que esta última década nos servirá de muestra perfecta, de lo que no se debe hacer. No dejaron institución sin pisotear. El kirchnerismo/cristinismo no son más que dos caras de una misma moneda, y por cierto una moneda muy devaluada. Esta dualidad se arroga el trabajo de habernos sacado de la peor crisis de la historia argentina. Obviamente no es más que parte del épico relato que nos vienen contando desde que asumieron. El difunto Néstor no tomó el país en llamas, lo tomó con crecimiento y con el trabajo sucio ya realizado, y su codicia, avaricia y -por qué no decirlo- celos de poder, hicieron que se desprendiera del verdadero mentor de la salida de la crisis que fue el ministro que heredó de Duhalde, el Dr. Lavagna.

Hasta que Lavagna fue parte de este gobierno, podríamos decir que el tren venía sobre rieles; después de su retiro, comenzaron a aflojar los durmientes para descarrilar y terminar de la peor manera. Se puede descarrilar por ineptitud, que es grave, pero descarrilar por corruptos y mentirosos es más grave aún.

Siempre se supo que el difunto decía que, para hacer política, hay que tener dinero, y eso es lo que quisieron hacer creer en su relato, pero una persona que se abraza a la puerta de una caja fuerte y grita ¿éxtasis?, evidentemente está infectada de codicia.

Néstor Kirchner es el génesis de los males de esta década, es el padre de la criatura, y aunque parezca increíble y siempre se presente un reto al poder de asombro, un intendente de la provincia de Buenos Aires lanzará el “nestorismo”, para diferenciarse del “cristinismo”. Obviamente, el demócrata que propone esto es un intendente que está en el poder desde hace 15 años, Mario Ishii.

En otro momento, hubiera pensado que este nuevo ismo forma parte de nuestra falla genética, pero esto roza lo bizarro, kirchnerismo/cristinismo/nestorismo, un tridente con un denominador común: la interminable corrupción.

Lamentablemente, y parafraseando a la señora presidente, nada nuevo bajo el sol, no es más que parte de una década que transpiró decadencia y que fruto de ésta, convivimos con inseguridad, inflación, pobreza, división y falta de trabajo, gobernados por una elite de acaudalados sujetos, que se enriquecieron a costa del Estado.