Apenas dos metros

El vuelo del Tronador y las mentiras del Indec

  • El gobierno gastó una millonada para mostrar en Tecnópolis la maqueta del prototipo del cohete que voló dos metros. Aunque no tengan dimensión física, también las estadísticas oficiales se caen por su propio peso.
A.jpg
 

Sergio Serrichio

[email protected]

Twitter: @sergioserrichio

El 26 de febrero pasado, en secreto, después de abortar tres intentos previos y de evacuar un área de 8 kilómetros a la redonda en torno de Pipinas, una localidad cercana a la bonaerense Bahía de Samborombón, el gobierno lanzó el vector VEX 1 A, un prototipo de fabricación nacional del cohete Tronador II, proyecto multimillonario a cargo de la Conae (Comisión Nacional de Actividades Espaciales), a su vez bajo la órbita del Ministerio de Planificación, cuyo objetivo es poner satélites (también de fabricación nacional) en órbita.

Ante la mirada atenta del ministro Julio De Vido, el secretario general de la presidencia, Oscar Parrilli, y el titular de la Sindicatura General de la Nación, Daniel Reposo, el cohete subió dos metros, torció su trayectoria y se estrelló contra el suelo, partiéndose en varios fragmentos.

La información e imágenes del episodio se filtraron varios días después. Aun así, el gobierno se atrevió a calificar el experimento de exitoso, entre otras cosas, porque la plataforma de lanzamiento había sido poco dañada.

Quienes visitaron Tecnópolis, la gran feria futurista del crisnerismo, no necesitaron esperar para ver el Tronador II. Una maqueta del cohete, a escala real, de 29 metros de altura, se exhibió allí desde 2011. He aquí que, según detalla el blog de investigaciones Eliminando Variables, desde 2011 la Conae lleva gastados 13,8 millones de pesos por sus participaciones en Tecnópolis, y la sola construcción de la escenografía y maqueta del prototipo del cohete que voló dos metros le costó 2,3 millones de pesos entre 2011 y 2012 (a valores actuales, sería bastante más).

Del mismo modo, en 2007 el entonces presidente Kirchner estatizó Tandanor (Talleres Navales Dársena Norte), situada en la isla Demarchi, el mismo lugar en el que, según anunció en agosto de 2012 la presidenta Cristina Fernández de Kirchner (CFK), se construiría un gran polo audiovisual.

Desde entonces, el gobierno destinó centenares de millones de pesos a la reactivación de Tandanor, incluida la reparación y “recuperación” del Syncrolift, un gigantesco elevador de grandes embarcaciones que es motivo de orgullo oficial, al punto de haber sido foto de atención de un programa especial del canal Encuentro. En 2009 CFK visitó Tandanor junto al entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez; al año siguiente, Venezuela contrató con Tandanor la construcción de 20 grandes barcazas de transporte.

Tandanor también tiene a su cargo la reparación del rompehielos Almirante Irízar, que se incendió en abril de 2007. El presidente de Tandanor, Mario Nallib Fadel, prometió que el Irízar estaría listo para la campaña antártica 2011/2012, pero los plazos se fueron estirando, al punto que el ministro de Defensa, Agustín Rossi, prometió recientemente que el rompehielos estará listo para la campaña 2015/2016, esto es, más allá del fin del actual gobierno.

Mientras tanto, los pibes para la liberación encontraron usos alternativos. El secretario de Justicia, el camporista Julián Alvarez, logró pasar a su órbita un edificio de Tandanor y tras las reparaciones que contrató un amigo suyo, de profesión martillero público, transfirió al lugar 800 empleados de su explosiva planta de personal. Con las primeras lluvias, el edificio se inundó.

De lo anterior emerge una constatación: las chapucerías oficiales se caen por su propio peso. Incluso aunque no tengan dimensión física o material, como las mentiras estadísticas del Indec.

El ejemplo más reciente es la no-difusión de las estadísticas de pobreza, que la chantocrática verba del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, atribuyó a “problemas de empalme”. El todavía gobernador (en uso de licencia) de Chaco no mintió del todo. Un problema básico del “sinceramiento” que intenta el ministro de Economía, Axel Kicillof, es que tras emprolijar algunos datos y reconocer que la inflación es bastante más alta de lo que se reconocía previamente, el “nuevo” Indec (cuyos jefes siguen siendo Ana María Edwin y Norberto Itzcovich, los mismos que destruyeron el sistema estadístico nacional) se encontró con la disyuntiva de blanquear un sustancial aumento de la pobreza o difundir mentiras aún más inverosímiles que las anteriores.

Pero hay más. El año pasado el Indec también empezó a adulterar cifras que hasta ahora parecían confiables, las de Comercio Exterior. Las sospechas son cada vez más abundantes: divergencias entre las cifras del Indec y la base de datos de Aduana a la que acceden “grandes usuarios”, entre las cifras del Indec y del Banco Central (atribuible en ese caso a las diferencias entre cifras “devengadas” y “en base caja”) y entre las estadísticas de la Argentina y las de otros países con los que tenemos comercio bilateral, ejercicio mucho más arduo de clarificar.

Un primer emprolijamiento de la gestión Kicillof afeitó unos 1.400 millones de las supuestas exportaciones de 2013, pero Luciano Cohan, economista jefe de la consultora Elypsis, calcula que el Indec exageró en unos 8.000 millones de dólares las ventas argentinas, con lo cual el año pasado no habría habido, prácticamente, superávit comercial.

Estos datos son cruciales para la economía, no sólo por lo que dicen sobre lo que ya pasó, sino por lo que sugieren que puede pasar, pues indican que la escasez de dólares (disimulada en estos meses por la liquidación de las exportaciones sojeras) es más grave de lo que se pensaba y no tendrá auxilio del comercio exterior, el gran aportante de divisas de los primeros diez años del kirchnerismo.

La piel áspera

Todo esto hace aún más entendible los hasta ahora insuficientes intentos del gobierno para “seducir” al FMI y volver a recibir crédito multilateral y da sentido político a la alfombra roja que le extenderá al presidente chino, Xi Jinping, cuando venga a la Argentina, el 19 de julio próximo, a anunciar préstamos e inversiones relacionadas con obras caras al corazón del kirchnerismo: las represas patagónicas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, y la reactivación del Belgrano Cargas. Parte de esos fondos serán para uso interno, por lo que, al menos por un tiempo, engrosarán las reservas oficiales.

En “Claudio”, la novela sobre la vida de aquel emperador romano, el historiador y novelista británico Robert Graves cuenta de un general muy dado a las intrigas palaciegas que “iba con su legión de mentiras en formación ordenada y alerta a cualquier escaramuza con la verdad”.

Pero mantener las mentiras ordenaditas es arduo, en especial si son muchas y se las mantiene demasiado tiempo. La realidad tiene y tiende a sacudirse el maquillaje. Igual que el vuelo del Tronador y los usos de Tandanor, las mentiras del Indec y del gobierno se caen por su propio peso. La apuesta oficial es poner andamios y demorar el derrumbe.