El superhombre y nosotros

Arturo Lomello

El famosísimo mito del superhombre ha llegado a prevalecer como meta consciente o inconsciente de las acciones humanas.

Veamos: el capitalismo o los totalitarismos de diverso cuño son consecuencias de la acumulación de poder que pretende gobernar al mundo ¿No fue acaso Hitler la derivación deformante del mito del superhombre?

Si hasta infantilmente tenemos una historieta muy popular con el superhombre como protagonista.

Es tragicómico, pero si ahondamos en el tema, advertiremos cuántos millones de vidas ha costado la concepción del superhombre. Ha costado y seguirá costando, mientras no asumamos la conciencia de que lo único que puede superar al hombre es un ser que lleve lo humano a la plenitud, lo cual significa todo lo contrario a la suma de poder. Con seguir la historia del hombre surgirá enseguida la comprobación de que los siglos han sido regidos siempre por una lucha monstruosa en pos del poder.

La verdad, como lo enseñan las religiones, no deriva de la violencia del poder sino del sacrificio del ego. Tal sacrificio es no imposición sino persuasión y de él llegará finalmente el triunfo, como triunfa el azul del cielo aunque esté oculto por las nubes.

Cuando se verificó que no podía sostenerse la supremacía mediante la fuerza bruta comenzó a transformarse el mito del superhombre en la raíz del capitalismo. El poder de la violencia directa o de las armas en la acumulación del monopolio capitalista. Y ahora, vivimos en plena época donde se unen las armas nucleares, los medios de comunicación mediante la propaganda y la economía, todo como una combinación mortífera para disfrazarnos de superhombres. Mientras la destrucción sigue avanzando a pasos agigantados.

Clark Kent, el periodista ultraterrestre que vino a salvar a los hombres, ignora que alguien, que sólo tiene como arma el amor, hace dos mil años que convive con nosotros para proponernos la salvación.