¿Ni un peso...?

El desacato o un pago negociado

  • Axel Kicillof revelará esta tarde si la Argentina desconoce el fallo a favor de los “buitres”, o si el gobierno se sienta a negociar la forma de pago, un camino ya sugerido por el juez Thomas Griesa.
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Cristina criticó la ganancia de los “buitres”. Kicillof detallaría esta tarde los pasos a seguir tras el juicio que le ganaron a la Argentina. Foto: DyN

 

De la redacción de El Litoral

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“... es obligación de todos los que tenemos responsabilidades de gobierno, hacernos cargo de nuestras obligaciones y entre nuestras obligaciones, está, entre otras cosas, la de pagar a nuestros acreedores, pero también está la de no permitir ser extorsionados por aquellos que han especulado y lucrado con la miseria e inclusive, quieren perjudicar a un 92 por ciento de acreedores que sí confiaron en la Argentina. Espero que todos reflexionen y podamos, no solamente honrar, como lo vamos a hacer al 92 por ciento, sino al 100 por ciento”.

La presidente dijo ayer en su discurso en cadena nacional que el país pagará la deuda canjeada, y dejó abierta la posibilidad de saldar la totalidad de lo que el país defaulteó.

Cristina Fernández usó buena parte de su discurso para repasar la historia de la deuda soberana argentina; repartió culpas a militares, radicales y neoliberales. Recordó a Néstor y su canje; omitió cuanto el juez de Nueva York, Thomas Griesa, le propuso pagar con quita a los “houldouts” (la famosa cláusula pari passu) y ella respondió “ni un peso” a los buitres.

Sólo después sobrevino la reacción de un magistrado norteamericano hasta allí proclive a favor de la Argentina. Griesa se vio ante un litigante que desafiaba a su fuero y lo obligó entonces a pagar todo y al contado (U$S 1.500 millones), en una sentencia luego ratificada en la Cámara de Nueva York. La Corte de EE.UU. culminó el proceso diciéndole a la Casa Rosada que vale lo que dispuso el juez de primera instancia.

Griesa ya había dejado en claro que abría las puertas de su despacho para negociar cómo y cuándo se paga. Ahora es la presidente la que debe definir si se sienta a dialogar con los “buitres”; ella dijo que no haría eso.

Pero cumplir con esa palabra significaría que el país entre en desacato con la Justicia norteamericana; las consecuencias serían devastadoras para la economía argentina. La alternativa es sentarse a negociar un pago con la mayor dignidad posible.

Eso es lo que anunciaría esta tarde Axel Kicillof. Irá junto al jefe de Gabinete y el secretario legal y técnico de Presidencia, Carlos Zannini, a informar al Congreso; pero antes, el ministro de Economía responderá a la gran pregunta, más allá de lo que dijo ayer la presidente: ¿la Argentina acatará el fallo de la Justicia norteamericana?”.

“Pagar sin ser extorsionados”, sugirió ayer Cristina.

La Argentina tiene que pagar una cuota de su deuda este mismo mes a los bonistas que entraron al canje; los buitres pidieron ayer levantar la medida cautelar que impide embargos, porque quieren cobrarse con esa plata la sentencia, lo que significaría que el país vuelva a entrar en default con el resto de sus acreedores.

Griesa podría extender la cautelar si encuentra disposición de la Casa Rosada. Las próximas horas sin decisivas.

Sugerencia de dos economistas

Bajar el tono y mejorar la negociación

El ex ministro de Economía Roberto Lavagna cargó hoy contra la presidente Cristina Fernández al señalar que “la verborragia y el uso reiterado de la palabra extorsión no ayudan”. Pidió “una cuota de tranquilidad” y sugirió que “hay formas de encontrarle una vuelta” a la sentencia contra el país.

Sostuvo que hay que “tratar de ser muy serios en el tipo de propuestas que se le puedan a hacer” a los bonistas y “usar al máximo la capacidad técnica” para negociar.

“Hay que dejar a los extremos en esto: a los que dicen que hay que negociar de rodillas y a los que quieren desconocer las deudas y no pagar nada”.

Por su parte, el economista Miguel Brida apuntó que “la presidente dijo que no va a aceptar extorsiones, pero no dijo nada de dónde está el problema, que es qué negociaciones hacemos con los que ganaron los juicios”.

Señaló que “necesitamos saber cómo negociamos para poder seguir pagando la deuda reestructurada. Soluciones hay, pero dependen de que la Cámara de Apelaciones y el juez (de Circuito de Nueva York Thomas) Griesa nos den tiempo para negociar, no tenemos otra alternativa que negociar con los señores que nos han ganado los juicios”, sostuvo.

Tras señalar que “este gobierno lo único que intenta es llegar” al final de su mandato, Broda subrayó que el discurso de anoche de la presidente “limita la solución” al conflicto.

El dato

Fantasma

La presidente dijo que “hay algunos que dicen: ¿y por qué no pagarle estos U$S 1.500 millones de dólares y terminar todo ya? Y porque hay otro problema bastante más grave que representa el 1 % de los que no entraron al default, hay otro 7 % que de aceptarse este criterio de pagarle a NML U$S 1.500 millones, estarían en condiciones de cobrarle a la Argentina ya y ahora U$S 15.000 millones. Esto es más de la mitad de la totalidad de las reservas del Banco Central”.

Castillo de naipes

La cláusula Rufo (Rights Upon Future Offers) da a los bonistas que entraron al canje el derecho de cobrar mejoras si la Argentina ofrece a los “buitres” un pago con condiciones superiores a las ofrecidas en el canje. Esa cláusula vence el 31 de diciembre de este año.

El juez Griesa ya dejó en claro durante el proceso que los bonistas que aceptaron el canje y no reclamaron judicialmente, ya no pueden extender sus derechos. Pero Cristina ofreció otra interpretación en su discurso. “... la posibilidad de que el otro 92 por ciento, que es el grueso de los acreedores, encuentre otro juez también que diga: ‘Bueno, pero si ustedes aceparon quita, plazos y resulta que alguien fue beneficiado teniendo el 1 por ciento y obtuvo de una sola vez el pago total, ustedes también tienen derecho a lo mismo por una cuestión de equidad y de igualdad’. Quien encuentra un juez Griesa, puede encontrar otro juez que también les dé la razón”, sugirió la presidente.

Y dijo que en ese caso “estaríamos también ante la posibilidad más que cierta de que fuera exigida la totalidad de la deuda argentina y la reestructuración operada en el año 2005 y operada en el año 2010, se cayera como un castillo de naipes y con él, obviamente, la República Argentina”.