Decisión de siembra

Este año, el maíz más vale temprano

La campaña maicera 2014/15 presenta muy buenas perspectivas agronómicas, basadas fundamentalmente en los efectos benéficos del efecto Niño. Frente a la disyuntiva entre siembras tempranas o tardías, especialistas desmenuzan las variables que juegan en la decisión y el peso de la humedad del grano a la cosecha.

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Según Alonso, en la próxima campaña maicera las siembras tempranas estarían estimuladas por niveles de humedad que ofrecerán la posibilidad de sembrar en fecha óptima. Foto:Archivo

 

Los perfiles recargados por la presencia de un efecto Niño que promete mantenerse auguran condiciones propicias para el cultivo. Frente a la disyuntiva de realizar siembras tempranas o tardías, tan típica en las últimas campañas, una evaluación realizada por Guillermo Alonso, gerente técnico de Nidera, pone en la balanza todos los factores que juegan en la decisión. Ese análisis realiza una evaluación económica de ambas alternativas incluyendo el impacto que tiene en los gastos de comercialización la humedad del grano al momento de la cosecha y que muchas veces no es tenido en cuenta a la hora de decidir la fecha de siembra.

En primer lugar aparece el rendimiento, que en la región central del país tiene mayor potencial con las siembras tempranas -de fines de agosto, septiembre y principios de octubre-, debido a que están favorecidas por los parámetros fototermales frente a las siembras tardías -de fines de noviembre y diciembre-. En cambio, la ventaja se invierte cuando se observa la estabilidad de los rendimientos. Al analizar los registros de los últimos años, se encuentran que en general presentaron buenas precipitaciones a partir de la segunda quincena de enero que es cuando los maíces tardíos comienzan su período crítico, a la vez que esas lluvias resultaron más abundantes que las ocurridas hacia fin de año que es cuando la mayoría de los maíces tempranos enfrentan su período de floración.

¿Y el clima?

Otro de los factores que pesa en la decisión de siembra de maíz son los pronósticos climáticos, ya que una estimación adelantada de las lluvias al momento de la siembra y en el período crítico de floración puede definir la decisión de realizar una siembra temprana o tardía. “En un año como el actual explica Alonso-, con perfiles cargados, napas recuperadas y con pronóstico de efecto Niño para todas las regiones maiceras del país, es esperable que los productores se vuelquen a las siembras de septiembre buscando obtener mayores rindes”.

Un aspecto clave en la elección entre una y otra modalidad de siembra son los costos directos de producción, que suelen ser menores en las siembras tardías y de segunda que en las tempranas. Esto se debe a una menor utilización de semillas en promedio las densidades de siembra son un 15% menor-, a la menor fertilización nitrogenada por una mayor mineralización- y al menor uso de herbicidas. En cambio, los costos de protección de las principales enfermedades del maíz son favorables a las siembras tempranas, en las que la roya es la enfermedad predominante, pero pocas veces se realizan aplicaciones específicas para controlar este hongo. Mientras, las siembras de noviembre en adelante están amenazadas por el tizón, fusarium y las enfermedades de espiga, que derivan en mermas de rindes y de calidad que en algunos casos termina en castigos importantes en la comercialización.

La humedad en los costos

“Esos resultados a favor de las siembras tempranas se remarcan cuando se contempla el efecto de la humedad del grano cosechado en los distintos momentos agregó Alonso-, y que muchas veces no es tenido en cuenta a la hora de analizar a través del margen bruto las distintas fechas de siembra”. Para evaluar el impacto de esa variable Alonso se basa en el trabajo del ingeniero agrónomo Andrés Halle, de Econoagro, sobre el impacto que tiene el nivel de humedad del grano sobre los gastos de comercialización y el resultado económico del cultivo.

Ese trabajo evalúa, a partir de un modelo productivo determinado y realizado sobre campo propio, la variación que sufre el resultado del cultivo de maíz en función del rinde, de la distancia al punto de entrega y del porcentaje de humedad. Para ello, toma como base un costo total del cultivo (incluye gastos directos más gastos de estructura) de 592 dólares por hectárea, que fue calculado contemplando un tipo de cambio de 8 pesos por dólar, gastos de secada de 0,38 u$s/qq para el primer punto porcentual y de 0,35 por cada punto sucesivo, y fletes según la tarifa de CATAC 2014 más el 10%. Considerando un rendimiento de 85 quintales por hectárea, cosechados con una humedad del 16,5% (la base de comercialización es 14,5%) y que debe transportarse 200 kilómetros, el resultado del cultivo es de 307,3 u$s/ha. De esta forma, el costo de secado del 2% de humedad que excede a la base es de 0.73 u$s/qq, que para el rinde mencionado representa 62,05 u$s/ha.

 

El dato

La humedad es lo que vale

Según Alonso, en la próxima campaña maicera las siembras tempranas estarían estimuladas por niveles de humedad que ofrecerán la posibilidad de sembrar en fecha óptima, lo que permitirá capturar los rindes más altos en cada región productiva. A esto se suma que esas siembras de primavera estarían favorecidas por menores costos de comercialización, que derivan en mayores márgenes y rentabilidades, frente a las dificultades derivadas de los altos niveles de humedad que deberán enfrentar las siembras tardías al momento de la cosecha.

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"La baja ocurrencia de heladas tempranas en la región núcleo maicera durante las últimas campañas ofrece a las siembras de verano una alta estabilidad de rendimientos que no se viene logrando con las siembras tempranas de inicio de primavera”

Ing. Agr. Guillermo Alonso

NIDERA