Del G77 + China a Estados Unidos

Cartas al juez, la Corte y el Departamento de Estado

 

El G77 + China envió ayer tres cartas con un mismo texto al juez neoyorquino Thomas Griesa, a la Corte Suprema de Justicia de EE.UU. y al secretario de Estado, John Kerry, en la que expresa su “plena solidaridad y apoyo” a la Argentina respecto de la sentencia a favor de los holdouts.

En la nota, firmada y enviada por el presidente del organismo, Sacha Llorenti, el grupo integrado por 133 países “resalta su preocupación sobre las serias consecuencias de la sentencia, que van más allá de Argentina y que podrían afectar a cualquier país enfrentando situaciones similares”.

La declaración surgió del informe que el miércoles, en la sede las Naciones Unidas, en Nueva York, brindaron el canciller, Héctor Timerman y el ministro de Economía, Axel Kicillof.

El Grupo “subraya su profunda preocupación por esta decisión judicial y considera que no es la instancia adecuada para resolver estos temas”. Asimismo “resalta que este fallo podría tener consecuencias sistémicas adversas, ya que la renegociación voluntaria de deudas y las reestructuraciones de deudas, podrían convertirse en más difíciles, si no imposible”.

Convocó así a “un proceso que promueva condiciones de negociación justas y equilibradas” y reclamó “no permitir a los fondos buitre paralizar los esfuerzos de reestructuración de deuda de los países en desarrollo y de que estos fondos no deberían sustituir el derecho de un Estado de proteger a su pueblo bajo la ley internacional”.

Por último, el escrito reitera “la urgente necesidad de la comunidad internacional de examinar opciones para un mecanismo internacional de resolución de deuda eficaz, equitativo, duradero, independiente y orientado al desarrollo, y llama a todos los países a promover y contribuir a las discusiones en las Naciones Unidas y otros foros pertinentes, con ese objetivo”.

El dato

Cepal

  • La secretaria ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Alicia Bárcena, planteó la necesidad de establecer un “mecanismo internacional” que permita resolver los “conflictos de intereses suscitados por defaults soberanos”. “Tanto la crisis financiera global y sus efectos como la crisis de la eurozona han vuelto a poner de relieve varias de las profundas inconsistencias e inequidades, no sólo en relación con la organización del sistema monetario internacional sino también con el poder desmesurado que adquiere el mundo de la finanzas por sobre el del trabajo y la producción”, indicó Bárcena.