Jornadas de capacitación

Elegir la agroindustria que queremos

Santa Fe albergó las Primeras Jornadas “Nueva Agroindustria y Transformación Territorial”, en las que se debatió acerca de la nueva ruralidad. El campo pide pista ante una nueva oportunidad que nos regala el mundo. ¿Qué haremos?

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Convocatoria. El evento convocó a importantes personalidades del arco productivo y político. Foto:Gentileza Ministerio de la Producción

 

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Las jornadas estuvieron orientadas a líderes políticos, investigadores y empresarios, con el objetivo de debatir de un modo amplio y participativo sobre los interrogantes que plantea el escenario global y su impacto sobre la sociedad de las próximas décadas.

El primer panel, denominado “La agroindustria como opción estratégica para la inserción económica de la Argentina en los mercados globales”, estuvo a cargo del economista Roberto Bisang. “¿Queremos seguir metiendo gente en los cordones de Rosario?”, se preguntó. Para ello, trazó dos escenarios, donde el actual esquema agroindustrial muestra señales de estar finalizando. El otro, surge desde abajo, desde los pueblos del interior, donde los productores agregan valor a sus granos y colaboran de manera asociativa. “En el edificio mundial nos tocó un departamento oscuro y chiquito, pero con un patio enorme”, dijo, trazando un paralelo con las ventajas comparativas de nuestro país. Y cerró remarcando los desafíos convergentes en temas como energía y el fin del petróleo, el cambio climático, alimentos elaborados y producción de biomasa.

Acto seguido, se desarrolló un panel intitulado “Investigación y desarrollo orientados a la agroindustria”, a cargo de Mario Bragachini (INTA), Raquel Chan (CONICET), Javier Lottersberger (UNL), y David Asteggiano (Gob. Provincial).

Como primera medida, Bragachini detalló los pormenores del PEA 2020 y apuntó a los ejes para aumentar la producción, el valor agregado, las exportaciones y la cantidad de productores, de un plan que recientemente fue relanzado por el gobierno nacional con miras al 2030.

Paso seguido, en el panel “La producción de energía desde organismos vegetales y animales.

Situación actual y perspectivas de los biocombustibles en Argentina”, Pablo Cobalti (CEPREB) y Fabio Ferrero (CIDEP) hicieron una descripción de la diversidad de usos de la oleaginosa y de la realidad contrastate con lo planteado en el PEA.

“La cadena sojera es uno de los principales sostenes económicos del país”, afirmó el primero, agregando la enorme multiplicidad de derivaciones que están surgiendo para la producción primaria. “La soja es motorizadora de gran cantidad de industrias vinculadas: la glicerina, plásticos biodegradables, alimentación animal, pasta dental, explosivos, cosméticos, formulación productos y precursores químicos, y anticongelantes”, describió el Ing. Víctor Castro de CARBIO. “La soja plantea una diversificación de la matriz energética reduciendo la dependencia de combustibles fósiles y el impacto ambiental, basado en una industria 100 % nacional”, sostuvo.

El presidente de la Cámara de Exrtusadores de Santa Fe , Fabio Ferrero, fue contundente: “El PEA 2020 contiene muchas intenciones muy lindas, pero si no hay políticas claras a nivel nacional ni provincial que incentiven la producción, nunca se van a cumplir”. También hizo referencia a la carga impositiva y al precio pisado de la leche como medidas claras que contrastan con los postulados del proyecto PEA.

Conservación y logística

La jornada cerró con el panel “La sustentabilidad de la bioeconomía. El desafío de la organización del territorio”, con Carlos Cazenave (Viser S.A.), Fernando Ardura (Fundación Hábitat y Desarrollo), y fue moderado por Pablo Tabares, Secretario de Producción de Santa Fe.

“Es más barato colocar una tonelada de producto de Buenos Aires a Taiwán que un flete de cereal a Rosario”, disparó Cazenave, en referencia al marco de ineficiencia en materia logística nacional. Y agregó que si bien los productores argentinos han dado un gran salto de calidad productiva, pero en materia de comercio exterior falta mucho por aprender.

“No hay agronegocio eficiente si no se plantea desde la logística”, dijo, e hizo hincapié en instalar las producciones desde la óptica del mercado final. “El tipo de arroz a sembrar en Santa Fe, por ejemplo, podría replantearse desde la demanda externa”. Y sostuvo que hay que tener una visión 360º del negocio. “El cliente externo quiere un producto de calidad y a buen precio, que además venga de un mercado con poco riesgo”, en referencia al marco político o la informalidad, que terminan entorpeciendo el negocio.

Ardura agregó que para el puerto de Santa Fe se viene una gran oportunidad, sustentada en la demanda de mercados como China o India. Finalmente, apeló a la asociatividad y las alianzas para crecer y desarrollar cadenas de valor inversas. “Vienen tiempos importantes, y hay un mayor nivel de conciencia de la importancia de nuestros productos en el mundo”, dijo.

 

¿Ambientalistas y productivistas?

  • Fernando Ardura, de la Fundación Hábitat y Desarrollo, planteó la necesidad de la mirada al cuidado de los recursos naturales, que en definitiva son los que nos aportan esa ventaja comparativa a nivel mundial. “Toda la vida existió la pugna entre los hinchas de Ford y Chevrolet, que nos provocó un desgaste enorme”, ironizó. Para Ardura, si seguimos inmersos en las diferencias y no los consensos, no tenemos futuro. “Si no cuidamos los recursos como el suelo y el agua, no le venderemos nada a nadie”. Y para eso, sugirió el ordenamiento territorial como una medida imprescindible. “Todos los países desarrollados lo hicieron, no hay que tenerle miedo a este concepto, lo dice el mismo Adam Smith. En 1900 teníamos 100 millones de hectáreas de bosque, y en 2003 tan sólo 33. Alemania, el mayor productor de madera de Europa, mantiene la misma cantidad, gracias a que ordenó su territorio. Hemos perdido el 70 % de los hábitats con gran erosión de las cuencas hídricas, y con una gran desertificación. Debemos integrar el ecosistema natural; proponernos como aportantes y no como depositarios al proceso de la globalización”, afirmó.
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"En el edificio mundial nos tocó un departamento oscuro y chiquito, pero con un patio enorme. Los desafíos convergen en temas como energía y el fin del petróleo, el cambio climático, alimentos elaborados y producción de biomasa”

Roberto Bisang

Economista