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autorretrato de freddy heer con su máquina holga.

La vida en foco

El reconocido fotógrafo Fredy Heer mantiene un vínculo profundo con Santa Fe y El Litoral, donde vuelve cada tanto para reencontrarse con afectos y amigos. En la última visita dialogó con Nosotros.

TEXTOS. NANCY BALZA. FOTOS. GUILLERMO DI SALVATORE Y GENTILEZA FREDY HEER.

 
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diego armando maradona.

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alfredo barbieri.

En los papeles es Alfredo y está jubilado. Pero Heer es Fredy desde chico, fotógrafo desde siempre y ni piensa en quedarse quieto. Es más: no abandona nunca la cámara, ahora una Holga que bien podría ser “una máquina de plástico guardada en el cajón” pero que decidió transformar en un medio de expresión que requiere de cierta inversión y esmero, y -asegura- está en las antípodas del disparo automático y sin sentido que permiten las digitales. Lo cuenta en un café, sorprendentemente repleto a media mañana del sábado, pocas horas antes de que la euforia por Argentina-Irán se devore cualquier resquicio de silencio que permita mantener una conversación. Y el escenario le sirve para anticipar que está preparando una serie de fotografías sobre cafés, que no es lo mismo que sobre bares, sino acerca de personas que beben -o hacen como que beben a los efectos de la producción- esa infusión en diferentes situaciones. Lo cuenta mientras él mismo está siendo fotografiado frente a una humeante taza para esta nota.

Heer asegura que siempre está mirando al mundo como si estuviera por disparar: “los ojos son como un visor y el objetivo está a cada paso”. “Todo es posible de ser fotografiado” -refuerza- y por eso su equipo lo acompaña incluso cuando sale a pasear a su perro por el barrio de Palermo, en Buenos Aires, una ciudad que le abrió las puertas hace décadas y lo hace sentirse como un porteño más.

“Vivía en Esperanza, empecé a hacer fotos de carreras de motos y de autos, y después me vine a Santa Fe a estudiar Abogacía. Pero no me recibí por una materia: la materia gris”, cuenta y se ríe como para amenizar la charla que en algún momento quiere convertirse en entrevista y busca empezar por el principio de una historia impresionante, ligada a la fotografía desde 1964.

Más tarde se puso de novio, se casó (con Cecilia, “un pilar en mi vida”), siguió adelante con el tambo y la granja en Esperanza y después dejó todo para dedicarse solamente a las fotos. “Tenía un laboratorio armado, una habitación con los piletones grandes, extractores, puertas-trampas... Los del campo no entendían nada. En los ‘80 ya había pasado por dos operaciones: un accidente de un arado en un pie y una hernia de disco, Martinez de Hoz había reventado todo y me fui a Buenos Aires”.

DE AQUÍ Y DE ALLÁ

A partir de ahí, la charla -que nunca logra convertirse en formal entrevista- va y viene en el tiempo y el espacio. Así es como Heer cuenta que en Esperanza, “tenía un 70 u 80 % de capacidad de fotógrafo, pero como aficionado. Y allá llegué con un 10 % y eso porque sabía manejar una cámara. Fui aprendiendo de una manera increíble. Sabía qué cámara y qué lente usaba cada fotógrafo y los nombres de todos, de los grandes de El Gráfico, Siete Días, Gente. Llegué y me empezaron a enseñar, pero seguí en contacto con Santa Fe y con Hugo Raina a quien siempre quise imitar y fue como un hermano de la vida”.

En nuestra ciudad, donde siempre estuvo ligado estrechamente a El Litoral, empezó a escribir sobre automovilismo con Miguel Ritvo, con Hugo Mandón y Carlos Gómez Cullen, entre otros. “Después seguí en Nuevo Diario y me terminaron de pulir, y siempre lo agradezco, Alejandro Villar, Gino Bianchi, Céttolo, Carlos ‘El Conde’ Ragone y, claro, Raina. Llegaban de los partidos de fútbol conmigo y se ponían a revelar. Mi vida pasaba a través de los negativos”.

Ya en Buenos Aires puso a prueba su talento pero también su coraje: “entré a una galería de arte y pregunté: ‘¿no necesitan que haga fotos de los cuadros?’ ‘Si, me contestaron, ¿cómo lo haría?’ Y ahí empecé a hacer ese trabajo; ya tenía a mis dos hijos”.

“Hacía fotos de cuadros y prensa: cubría todo”, dice Heer y destaca que en el ‘85 lo contrataron para hacer un libro de Raúl Soldi y a los dos años llegó el segundo trabajo sobre la obra el artista, con quien logró tener una relación “muy linda” y de quien destaca “su capacidad, humor y grandeza sencilla”.

Después siguieron las fotos de toda la obra de Quinquela Martín y la mitad de un catálogo de Campanella. En materia de deportes, “a excepción de sumo”, los cubrió todos. Por supuesto también el fútbol, incluido el mundial de Francia ‘98.

Y todo lo hizo con la tecnología que mejor se adaptara al momento, en una evolución que lo tiene ahora con las manos sobre una Holga, “la inimitable, la inigualable”, la máquina que lo acompaña desde 1997, que admite doce fotos por rollo y que además tiene un costo... interesante. Pero con la que está organizando ya la 6º muestra con 40 participantes que colgarán sus fotos de 50 x 50, el 16 de julio en un espacio cultural de Almagro (ver La muestra).

- Es una vuelta de tuerca a lo que hiciste hasta ahora en fotografía?

- Mi intención es que la gente pare de disparar “al cuete” y que dejen de creerse fotógrafos. Algunos pueden ser creativos, hay otros que no lo son pero sacan unas fotos bárbaras porque la cámara se los permite. Pero quiero que la gente pare y mire: hoy sacan 70 fotos; en una reunión familiar, sacan 90, con la gente de nuca, fuera de foco. En cambio con la Holga uno tiene que pensar, acomodar las cosas; tenés que pensarla bien a la foto.

SACÓ CON TODOS

“Vivo por, para y de la fotografía”, dice Heer y si se repasa su trayectoria se deduce que no se privó de nada, ni de viajar por el mundo para registrar aquello que le interesaba ni de tomar imágenes de personalidades de todos los ámbitos: así es como entre los negativos que guarda y que algún día contará, están los de Gerard Depardieu, Robert de Niro, Omar Shariff y Edward Kennedy, “nada menos que un pedazo del clan político más importante de Norteamérica”.

Pero también está Pipo Mancera frente al Obelisco, para una transmisión sobre una plataforma y un tanque de agua (“cosas que me denuncian lo viejo que soy”, bromea), un jovencísimo Guillermo Francella junto a Xuxa, Carmen Barbieri sobre las tablas en una época gloriosa de la revista porteña; Alfredo Barbieri en un registro memorable; futbolistas de todos los tiempos y por supuesto también Maradona. Y lo cotidiano que se materializa en esas imágenes que uno ve pero no registra y que pueden ser las de un viejo edificio a punto de ser demolido, un auto antiguo, la gomería de la esquina, o ese Ford ‘47 que capturó con su inseparable Holga justo cuando entraba a la estación de servicio acá nomás, al lado del diario.

“Es un placer la fotografía; nunca fue un trabajo: tuve una agencia, viajé, cubrí todo”, dice en pasado pero sin un atisbo de nostalgia. Al contrario, si sigue haciendo lo mismo: sacando fotos con la misma pasión del primer día.

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en un café de la ciudad.

LA MUESTRA

El próximo miércoles 16 de julio se inaugurará la 6º muestra del grupo photoheerHolga. Esta vez será en “El imaginario cultural”, un espacio ubicado en Bulnes y Guardia Vieja, Almagro, capital federal. Allí expondrán 40 participantes, que colgarán sus fotos tomadas con la cámara Holga, en el marco del grupo que lidera Fredy Heer y que nuclea a “aficionados, profesionales, y sobre todo, sin límite de edad”, tal como se cuenta desde la página web. Es que en el grupo que está en el Facebook “participan desde una damita de 16 años hasta nosotros de más de 60. Todos unidos por la pasión del 6ž6, el famoso y complicado para algunos formato cuadrado”.

Para el mes de agosto, Heer tiene previsto exponer con Pelusa Borthwick en la delegación de la Casa de Santa Fe.

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CONTACTOS

- www.holgaargentina.com

- http://photoheernews.blogspot.com

- http://lacamaradepapel.blogspot.com

- http://photoheerHolga.tumblr.com

- En Facebook: Fredy Heer