Recorrida por la Vuelta del Paraguayo

Convivir con el agua

  • De un total de 98 familias, 44 fueron relocalizadas a la vera de la Ruta 168, mientras que 54 se quedaron en el barrio.
  • El Litoral realizó una recorrida en lancha y conversó con quienes permanecen por decisión propia en la zona anegada.
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Damnificado. Claudio Romero se quedó en el barrio junto a toda su familia. En total, son 10. Dice que “cuesta acostumbrarse a las crecidas, pero más cuesta abandonar tu casa e irte a vivir a otro lugar”. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Mónica Ritacca/ María Víttori

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El 14 de julio, la Municipalidad dispuso evacuar La Vuelta del Paraguayo. El nivel del agua superó ese día el camino de ingreso al barrio y los vecinos comenzaron a ser trasladados hacia los refugios de la Ruta 168. Pero no todos se fueron. Según pudo saber El Litoral, de las 98 familias que tiene la jurisdicción solamente 44 aceptaron salir de sus casas. El resto, por decisión propia, se quedó en el lugar sobre todo “para cuidar lo que se tiene y costó sacrificio adquirir”.

Ayer, El Litoral recorrió La Vuelta del Paraguayo en una lancha. Es una jurisdicción donde los vecinos ya están acostumbrados a crecidas del río y a tener que pensar qué hacer cuando se corta el camino de acceso. Ahora, con el agua adentro de sus casas en muchos casos, la gente afectada sólo espera ansiosa la bajante del río. Quiere volver a su hogar, y con ello volver a la rutina que “cada tanto” suele verse modificada por una inundación.

El barrio por dentro

La Vuelta del Paraguayo, pese al agua, cuenta con energía eléctrica. Eso llama la atención. Desde la Municipalidad explicaron a El Litoral que la semana pasada se presentó personal de la EPE con la finalidad de cortar el suministro pero consideró que lo más prudente era no hacerlo ya que “no tardarían en engancharse y eso sería más riesgoso, sobre todo teniendo en cuenta la altura que tiene el río ahora”. “Se quedaron muchas familias, así que es seguro que si se les corta el servicio se van a enganchar”, dijeron.

Si no fuese porque el agua se encuentra dentro de las casas o a escasos metros, pareciera que la vida continúa con normalidad en este barrio costero. La gente se muestra tranquila. La escuela funciona de manera habitual, ya que está construida en un terreno más elevado. Y hasta la despensa del barrio se mantiene abierta para brindar a los vecinos todo lo que necesitan.

Dejar la casa, lo que más cuesta

El agua no modificó radicalmente la vida de los vecinos de La Vuelta del Paraguayo, tanto de quienes se quedaron como de quienes aceptaron ser relocalizados. Sólo trastrocó la rutina.

Claudio Romero es uno de los que se quedó en su casa, donde el agua llegó e ingresó. Botas, canoas, mucha paciencia y la mirada fija en los instrumentos improvisados para medir la altura del río son desde el 14 de julio las herramientas más utilizadas por este joven y el resto de su familia.

“No nos molesta mucho el agua. Dentro de todo estamos bien. Para cruzar lo hacemos en canoa o vamos por el camino en botas. A la noche nos quedamos adentro mirando tele. Acá en casa somos cerca de diez personas y para abastecernos caminamos hasta el kiosco de mi cuñado”, explica Claudio.

Desde la orilla seca, y donde la asistencia que reciben las familias es calificada como buena, uno no logra comprender el sentido de permanecer en una casa inundada aun exponiéndose al peligro que implica la crecida de un río. Pero desde la otra orilla —la invadida por el agua— la explicación de Claudio es bastante simple y tiene lógica. “Cuesta acostumbrarse a las crecidas, pero cuesta más abandonar tu casa e irte a vivir a otro lugar. Querés volver a tu hogar, por miedo también a que alguien te saque lo poco que tenés”.

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Amigo del río

Ramón Basegas es otro de los vecinos que eligió quedarse en su casa, aunque reconoce que es recién a los 6,30 metros que su hogar corre peligro. Dice que entabló una amistosa relación con el río y tiene experiencia en sus crecidas ya que vive en la Vuelta del Paraguayo desde el año 1978.

Durante el día cuida a sus nietos mientras su hija trabaja. “Ellos van a la escuela IV Centenario, así que los cruzo todos los días en mi canoa”, cuenta. Al llegar la noche, según Ramón, el barrio mantiene su tranquilidad y no hay robos en la zona. Esto calcula que probablemente tenga que ver con que aún hay servicio de energía y con que la mayoría de los vecinos, los que viven en el área más alta, se han quedado todos en sus casas y sólo los más afectados están en los refugios.

En cifras

5,49

metros

  • era este mediodía el nivel del río en el Puerto de Santa Fe, según mediciones de la Prefectura Naval Argentina. Con respecto a ayer, descendió.

Postales de la crecida

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Hay pique. Este hombre aprovecha la crecida del río para pescar en la puerta de su casa. Fotos: Guillermo Di Salvatore

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Un mismo deseo. Quienes se trasladaron a los refugios de la 168 o se quedaron en el barrio tienen el mismo deseo: que baje el Paraná para volver a casa. Foto: Guillermo Di Salvatore

+ información

www.ellitoral.com

En la web de El Litoral se pueden visualizar más de 20 fotos de la recorrida realizada en lancha por La Vuelta del Paraguayo. También está disponible un video.