La sordera profunda precipita la demencia

La sordera profunda  precipita la demencia

Profesionales de la salud auditiva de Buenos Aires destacaron la importancia de promover el cuidado de nuestros oídos y de tomar conciencia sobre cómo prevenir la pérdida auditiva. Advirtieron que esta patología provoca aislamiento social, trastornos psicológicos y hasta precipita la demencia. Un joven actor hipoacúsico ofreció su testimonio como usuario de audífonos.

 

TEXTOS. MARIANA RIVERA. FOTOS. GENTILEZA PRENSA GAES CENTROS AUDITIVOS.

Maximiliano Ghione es actor (actualmente participa en la novela “Somos familia”, Telefé), tiene 41 años, y aproximadamente a los 7 años se le manifestó una enfermedad congénita que le disminuyó su capacidad auditiva: otoesclerosis acúfena.

Durante una capacitación para periodistas sobre “Salud auditiva en las distintas etapas de la vida de una persona” -organizada por Gaes Centros Auditivos, realizada el pasado 14 de julio en Capital Federal- compartió su experiencia de vida en relación con aquella enfermedad que le provoca hipoacusia, motivo por el cual recién hace 8 años decidió colocarse audífonos en ambos oídos. Contó por qué tomó la decisión, cómo dejó de lado el prejuicio que tenía en relación a ellos y cómo maneja el uso de estas prótesis auditivas en el ámbito laboral, familiar y personal.

“Tengo otoesclerosis acúfena, que es una enfermedad como la esclerosis múltiple pero que va matando a los huesitos del oído. En mi caso es sólo el estribo. El acúfeno es un zumbido, que en mi caso es muy parecido al sonido que hacían esas heladeras viejas cuando se encendían. La otoesclerosis no te hace sordo, te da ese zumbido tan fuerte que apaga el sonido; mi tímpano anda perfectamente bien. Es congénita, genética y hereditaria; 9 de cada 10 pacientes son mujeres. Sabemos que mis hermanas portan la enfermedad, al igual que mi hijo, aunque no necesariamente puede despertarse. Esto puede ocurrir cuando te desarrollás o durante un embarazo”, comentó.

Y continuó: “Se me despertó cuando más o menos tenía 7 años. Me llevaban al gabinete de psicopedagogía en la escuela porque decían que era disperso; no era disperso, era sordo. En realidad hipoacúsico, es decir, con pérdida de audición; la sordera es quien no escucha nada. El enfermo de otoesclerosis acúfena escucha algo que el resto no, pero -además- no escucha al resto porque ese algo está opacando la voz del resto y eso es desequilibrante. Cuando estoy acostado, el acúfeno es mucho más fuerte, tiene una intensidad que a veces es desesperante (esto lo tendría que hablar con el psicólogo y no con ustedes) -bromeó-. A veces te genera una impotencia que te saca porque no podés explicarle al otro lo que es ese acúfeno”.

DEJAR DE LADO LOS PREJUICIOS

Por otra parte, aclaró que “la sordera no me había afectado para el trabajo pero sí para la vida: me perdía charlas, en un asado estaba en el medio de una nube de p..., y no me importaba. Era necio, soberbio y pedante y decía que no me iba a poner audífonos, que -en definitiva- es un micrófono que amplifica el poquito sonido que yo escucho. Tenía prejuicio de usarlos antes de ponérmelos: son como de viejo, da asco, cuando uno se saca el audífono supone cera, pero no se dan cuenta de que el conducto auditivo de un oyente está mucho más sucio que el del que usa audífonos. Pero la hipoacusia empezó a afectarme en el trabajo y ahí tomé la decisión de usarlos”.

Y contó una anécdota que marcó el antes y el después de su posibilidad de mejorar su calidad de vida a partir de tener una buena audición: “En 2006 hice la novela Montecristo. Estaba acostumbrado a trabajar con pie de letra en cada escena y me tenían que avisar cuándo era mi turno de hablar o hacer algo si no estaba viendo a mi compañero. Cuando Pablo Echarri me dijo ‘Matalo, Ramón’ y le disparé a otros actores, tuvieron que cortar la escena. Me había dicho que los atara y no que los matara. Como ésta hay miles de anécdotas. Entonces, como empezó a joderme en el trabajo, decidí operarme”.

Pero la operación tenía muchos contras (8 sobre 10 de éxito en la cirugía, 6 meses de posoperatorio, muchos riesgos y cuidados posteriores cuando se le incorporara la prótesis, entre otros) y esto lo decidió a empezar a usar audífonos.

ELECCIÓN, CAMBIOS Y SATISFACCIONES

Para la selección de los audífonos adecuados concurrió con su fonoaudióloga a tres centros auditivos diferentes y probó tres marcas distintas. “Unos me gustaron porque había escuchado muy bien. A la semana fui a retirarlos y fui solo; fue como ir solo a un estreno. Era el cambio de mi vida y fui solo, por propia decisión. Me paré y me mareé. Cuando salí me detuve porque escuchaba mis pasos y pensaba que estaba taconeando. No me acordaba que hacíamos ruido cuando caminábamos. Todos los sonidos eran estruendosos. En medio del tráfico pensaba que estaba rodeado por autos, cuando estaban a una cuadra. Los parámetros me cambiaron y, literalmente, tuve que aprender a actuar de nuevo, aprender a sentir de nuevo”.

Dijo estar agradecido a los autores de la novela donde trabaja por haberle permitido hacer su personaje de una persona con sordera, que usa audífonos. Esto le dio más satisfacciones en lo personal por el feedback que está recibiendo por su actuación por parte de los televidentes. “Recibí unos 300 mensajes privados en mi página de Facebook; el 80% son de mamás de niños con audífonos que usan sus celulares de manera horizontal, como lo hago en la novela, para que no acoplen. Gracias a mi personaje, esos niñitos se amigaron con el audífono. También me escriben chicas de nuestra edad, monas, no mujeres de 70, que dicen que se niegan a usar audífonos pero que se animarían por la onda que les pongo, y eso está bueno. Estoy hecho si dos de miles se ponen un audífono por esto. Soy un agradecido por haber sido el mediador entre el prejuicio y la solución”, remarcó.

EL SILENCIO DEL CAMPO

Y Maxi Ghione concluyó advirtiendo que “soy del campo, pero del campo campo. Recuerdo el ruido del silencio del campo, que es el más lindo que puede haber y eso es lo que extraño. Ahora que escucho me pregunto cómo hacía antes. Sin poder escuchar (por ejemplo, cuando se me terminan las pilas de los audífonos) me desespero, siento que me apago, y la pérdida auditiva es apenas menor a la que tenía hace años cuando no los usaba. Mi sordera tuvo mucho que ver en mi personalidad de hoy; tengo una ansiedad galopante, producto de no haber escuchado”.

El actor lleva colgando del cuello una especie de celular (denominado Tek, un sistema de comunicación inalámbrica) que le permite programar sus audífonos. Puede escuchar 360º; direccionar la voz que quiere escuchar y disminuir el sonido ambiente; contestar el teléfono celular (utilizando Bluetooth) escuchando en estéreo, a diferencia de las personas oyentes, opacando el ruido ambiente de una calle, por ejemplo; escuchar música o la televisión “sin molestar a los demás”, comentó.

Para tener en cuenta

Fuente: Gaes Centros Auditivos

- Debemos prestar atención al sentido del oído y prevenir posibles trastornos auditivos mediante revisiones periódicas.

- Los problemas auditivos constituyen un grave problema de salud que ha ido en aumento en los últimos años.

- Perder capacidad auditiva provoca un progresivo aislamiento social, abandono de aficiones, cambios de hábito, dificultades para relacionarnos con nuestro entorno, si no se toman medidas adecuadas para solucionar el problema. Por esta razón, la detección precoz juega un papel decisivo.

- La solución para volver a oír bien pasa por la utilización de algún tipo de ayuda auditiva. La más utilizada es el audífono. Para mucha gente, el hecho de llevarlo es algo difícil de aceptar. Habitualmente posponen la decisión y tan sólo buscan una solución cuando esto supone realmente un problema para la vida cotidiana.

- El oído -como cualquier otra parte del cuerpo- requiere de estimulación y ejercicio. Si el estímulo desaparece, la pérdida auditiva empeora y la comprensión del habla también empieza a deteriorarse.

Los audífonos mantienen activos estos estímulos, pueden oír de nuevo los sonidos y mejoran, así, la calidad de vida de sus usuarios/as.

- La tecnología en los audífonos ha avanzado rápidamente y hoy son capaces de hacer mucho más que hace unos años.

- En muchos casos, la pérdida de audición relacionada con la edad puede ser hereditaria, por lo que se recomienda acudir a revisiones periódicas puede prevenir su aparición o que no se agudice si ya ha aparecido.

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el Prof. Dr. Vicente Diamante fue uno de los disertantes del evento realizado en buenos aires, mientras que el actor maxi ghione dio su testimonio como usuario de audífonos.

Detectar problemas a tiempo

La capacitación sobre salud auditiva estuvo a cargo de la fonoaudióloga Mónica Matti, gerenta del área de Formación de Gaes Centros Auditivos, quien trabaja desde hace 30 años en el Hospital Británico de Buenos Aires, donde participó en el diseño y puesta en marcha del Programa de Detección Temprana de Hipoacusias; y del Prof. Dr. Vicente Diamante, presidente de la Fundación de Otorrinolaringología, director del Centro de Implantes Cocleares Profesor Diamante y docente en varias universidades del país.

La fonoaudióloga aclaró que “la salud auditiva puede estar afectada en cualquier etapa de la vida, no solamente en la edad adulta. Cualquier alteración que ocurra en el oído va a provocar una hipoacusia, un problema en la percepción auditiva que tiene una persona tanto para los sonidos del ambiente como los del habla”.

Informó que “el test auditivo que utilizamos para evaluar al paciente es la audiometría. Tratamos de ver qué mínima intensidad del sonido percibe el paciente, lo que será su umbral de audición. Si la alteración está a nivel del oído externo o del medio, hablamos de una hipoacusia conductiva, es decir, que están afectadas esas partes del oído y, en general, se pueden solucionar con una medicación o una operación. En general, se restablece la hipoacusia, es decir, se puede recuperar la pérdida auditiva. En cambio, cuando la alteración está a nivel de la cóclea o del nervio auditivo estamos hablando de una hipoacusia neurosensorial. En este caso, no se soluciona con medicamentos ni operación, excepto que se coloque un dispositivo implantable, como el coclear. Con este tipo de pérdida auditiva se debe compensar la hipoacusia a través de diferentes dispositivos; entre ellos, los más comunes son los audífonos”.

GRAN DISCAPACITADO

Por su parte, el Prof. Dr. Vicente Diamante advirtió que “la audición es uno de los sentidos más fundamentales del hombre y, por eso, el que la pierde es un gran discapacitado. Hay gente que tiene vergüenza de usar audífonos pero no tiene vergüenza de no entender. Algunos se convencen de usarlos por los fracasos y otros no se convencen nunca. Por eso, al equiparse, con los audífonos se consigue una audición socialmente muy apta”.

Y remarcó: “Está demostrado que la sordera profunda es un precipitador de la demencia por el aislamiento social que tiene esa persona, lo que le causa una depresión tremenda. El paciente queda aislado; pierde su autoestima, con la familia no puede hablar porque les resulta muy fatigoso; no va con sus amigos porque está afuera de toda conversación”.

Tras explicar la prevalencia de la hipoacusia en la población (“entre 1 y 3 bebés cada mil recién nacidos tienen sordera severa o profunda, y cuando la gente pasa los 50 años tiene esta enfermedad”), el profesional recordó que “la hipoacusia severa y profunda está incluida en el Plan Médico Obligatorio, es decir, el Estado lo tiene que cubrir. Es una discapacidad y el paciente tiene su certificado correspondiente. En eso estamos muy bien. Pero habría que mejorar la demora que se toman las entidades para aprobar los implantes cocleares. A veces es vergonzoso, sobre todo en los niños; se pierde tiempo. Además, el paciente tiene que saber que puede elegir dónde se quiere operar para colocarse el implante coclear, incluso en la parte privada, sin pagar un peso”.

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