editorial

  • Las dos Cámaras santafesinas prorrogaron de hecho el receso invernal ya que no sesionaron y fue escaso el trabajo en comisiones.

Inquietante parálisis legislativa

El Congreso de la Nación está prácticamente inmovilizado y pese a que se encuentra en período ordinario desde el 1º de marzo, las únicas sesiones realizadas son las especiales donde el oficialismo coloca un tema en agenda mientras que el resto de los proyectos -muchos, incluso los impulsados por oficialistas- están en la dulce espera. El kirchnerismo ha logrado inmovilizar a uno de los tres poderes del Estado con todos los riesgos que esto implica para un sistema republicano donde el equilibrio y el control recíproco es esencial para el correcto funcionamiento institucional.

Conocida es la apetencia del Poder Ejecutivo por dominar la agenda mediática e intentar imponer su visión en todos los órdenes. Por ejemplo, hoy se discute en Nueva York el tema de los fondos buitre ante la decisión judicial norteamericana que pone al país al borde del default pero no hay informe alguno a los legisladores para conocer la marcha de las negociaciones y sólo se pretende que salgan a coro a respaldar la postura oficial.

Sin llegar a tales extremos, a partir de este año, la Legislatura santafesina empezó a mostrar signos preocupantes de parálisis e incluso, en los hechos, este año ha prorrogado una semana el receso de invierno ya que en la reanudación del período, por una u otra razón, ni el Senado ni Diputados realizaron la sesión semanal.

En la etapa de sesiones ordinarias -desde el 1º de mayo al 30 de noviembre- en los últimos 25 años, la Legislatura tuvo un funcionamiento normal y fueron contadas las semanas sin actividad parlamentaria. El quiebre empezó a producirse el año pasado cuando con la excusa de la falta de temas se fueron espaciando las reuniones y en la actual etapa se acentuó la tendencia.

Habrá que recordar que en este período institucional, Santa Fe se caracteriza por tener a la oposición justicialista -con distintos nombres- como mayoría en ambas cámaras, y por lo tanto toda iniciativa del Poder Ejecutivo requiere de un largo trabajo de acercamiento de posiciones hasta lograr que se plasmen en una síntesis normativa. No obstante, la tarea legislativa, además de dictar leyes, implica el control sobre los otros poderes y el ejercicio de la representación ciudadana.

En el inicio de las etapas institucionales, es frecuente advertir la fuerte puja entre legisladores para integrar las comisiones de trabajo, pero al poco tiempo se percibe, como si se tratase de un subterráneo un mandato histórico, el escaso funcionamiento de la mayoría de ellas. La excepción aflora en las comisiones filtro que es donde concluye el tratamiento de los proyectos. Pero también en los últimos años fue generosa la creación de comisiones bicamerales o de seguimiento de determinados temas o de la aplicación de leyes, la mayoría de las cuales tampoco funcionan.

Santa Fe viene caracterizándose por ser una provincia con diálogo y pleno funcionamiento de sus poderes, con diferencias y coincidencias que nutren el juego democrático. Habrá que advertir al Poder Legislativo que no abandone ese camino y que retome su tarea de control y legislación.

Santa Fe es una provincia de diálogo y buen funcionamiento de los poderes y es aconsejable que la Legislatura no abandone su rol.