Conmovedor relato de dos bomberos sobre un hecho ocurrido en mayo

“Cuando la encontramos, la nena estaba casi muerta”

  • Carlos Pérez y Gustavo Puentes son santafesinos y pertenecen a la agrupación Bomberos Zapadores de la URI. El 31 de mayo salvaron a una nena de 4 años que quedó atrapada en una casa que se incendió.
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Dos valientes. Carlos Pérez y Gustavo Puentes son técnicos bomberos. Previo a ello se hicieron suboficiales de la Policía de Santa Fe. Foto: Guillermo Di Salvatore

 

Mónica Ritacca

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El 31 de mayo de este año marcó un antes y un después en la vida de Carlos Pérez, un joven bombero de 27 años. A partir de ese día, la mirada de una nena de 4 años se grabó en su memoria y desde entonces lo acompaña cada vez que tiene que salir a la calle ante una emergencia.

Recientemente, El Litoral recorrió el barrio Estanislao López; conocido por muchos como la Gran China. Allí funciona la Delegación Norte de los Bomberos Zapadores de la Unidad Regional I de Policía, y allí, también, este medio encontró a Carlos Pérez, un hombre valiente, entre tantos otros, que por “tener la obligación de salvar vidas” no ha sido reconocido por lo que hizo aquella madrugada del último día de mayo.

“Ese día, a las 4.30 de la madrugada, sonó el teléfono en la brigada donde se nos advertía que había un incendio en calle Hermano Figueroa al 8300. Se estaba quemando una casa y había gente adentro”, relató. Y agregó: “Cuando llegamos, una señora en estado de shock intentaba explicarnos que adentro había una criatura, pero en su desesperación no podía pronunciar palabras. La mujer era la dueña de casa y sólo había podido sacar a tres de sus hijos. Fueron los vecinos los que nos dijeron ‘hay una nena adentro’”.

Carlos Pérez concurrió al lugar junto a otros dos bomberos y un chofer del camión hidrante. Lo primero que hicieron fue apagar el fuego en el ingreso y sacar afuera dos garrafas de 10 kilos. Todo en el menor tiempo posible, claro. Tras ello, Carlos se puso un equipo autónomo de respiración y entró a la casa sin saber en qué lugar estaba la nena y en qué condiciones.

“Era la primera vez que me tocaba pasar por una situación así. Una voz interior me decía entrá que la nena está viva. Y así hice. Adentro de la casa no se veía nada del humo que había. Llegué al fondo y descubrí que había una ventana. Rompí el vidrio, alumbré un sector y veo unos piecitos. Ahí mismo empecé a gritar que llamaran una ambulancia. Cuando entré a esa habitación la criatura estaba casi muerta. Apenas respiraba”, contó. Y siguió su relato: “De repente me abrió los ojitos y me dijo todo: quería vivir. No dude en sacarme mi máscara de respiración y ponérsela a ella. Esa imagen hasta el día de hoy la tengo grabada”.

De la nena, Carlos supo que se llama Martina Martínez y que logró recuperarse de las lesiones del fuego. “Nunca más la vi, pero me enteré que hace poco le dieron el alta y empezó a caminar”.

Carlos siempre tuvo desde chico la vocación de ser bombero. Lo es hace casi 5 años. Es más, su abuelo y su padre también lo fueron por lo que muchas veces festejó la Navidad y la llegada de un nuevo año en el cuartel. Por último, dijo que cuando está frente al fuego no es miedo lo que se siente porque ha sido entrenado para poder enfrentarlo pero sí que se mezclan varias sensaciones porque “uno no sabe con qué se va a encontrar adentro”.

Gustavo Puentes, otro de los bomberos que participó en ese hecho y también de 27 años, asegura haberle tomado gustito a la profesión con las cosas que le han tocado vivir. “Es muy satisfactorio sacar una persona con vida, como así también es muy triste no poder hacerlo. Ser bombero es una profesión que, si tenés vocación de estar al servicio de los demás, te va gustando con el tiempo”. Aclaró que dos cosas son fundamentales para poder hacerle frente al fuego: tener una familia que apoye y compañeros dispuestos a todo.

Suena el teléfono en el cuartel. Puede llegar a ser una emergencia. No hay tiempo ni para el adiós. Carlos Pérez y Gustavo Puentes se marchan. Por suerte, El Litoral pudo agendar los teléfonos para luego averiguar qué había ocurrido. Es que estos héroes anónimos lamentablemente nunca suelen ser noticia.

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En llamas. Así quedó la casa donde vivía Martina Martínez luego de que los bomberos apagaron el incendio.

Foto: Archivo El Litoral