Con un relator nada confiable

Lejos de las transgresiones y las piruetas verbales, Henry James se perfila cada vez más en el tiempo como uno de los autores modernos que ha llegado más lejos en las exploraciones (mejor sería decir en los “logros”, para no confundirlo con las aporías de los experimentos literarios). Lo hizo centrando su atención en el punto de vista desde el cual se cuenta una historia -ahí sí en consonancia con los más grandes exponentes de la modernidad literaria, de Proust y Kafka a Borges-, internándose con fidelidad intransigente en sus propias creencias y obsesiones, y en rico devenir que asimilió tanto la ascendencia estadounidense cuanto la europea. “Los papeles de Aspern” es uno de los espléndidos cuentos (“nouvelle”, en verdad) de James, que Ediciones Colihue presentó con una impecable traducción de Rolando Costa Picazo y una iluminadora introducción, de la cual transcribimos un fragmento.

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“Giudecca, La Donna della Salute y San Giorgio”, de Joseph Mallord William Turner.