editorial

  • En octubre, se realizará un sínodo extraordinario. Se abordarán temas que desde hace décadas aguardan una respuesta.

La Iglesia, ante un momento crucial

Octubre será particularmente importante para la Iglesia católica. Entre el 5 y el 19 de ese mes, los obispos de todo el mundo se reunirán en un sínodo extraordinario convocado por el Papa Francisco para analizar algunos temas particularmente sensibles como, por ejemplo, la situación de los católicos divorciados, homosexuales y madres solteras.

Los sínodos extraordinarios son aquellos que se convocan cuando la materia a tratar exige una rápida definición. A lo largo de más de dos mil años de historia, la Iglesia sólo convocó en dos oportunidades a los obispos para participar de este tipo de encuentros: en 1969, durante el papado de Pablo VI; y en 1985, bajo el pontificado de Juan Pablo II.

Esta tercera convocatoria se realiza bajo la consigna “Los desafíos pastorales de la familia en el contexto de evangelización”.

En noviembre del año pasado, la Iglesia dio a conocer el documento preparatorio de este encuentro, que fue elaborado sobre la base de un cuestionario confeccionado por la Santa Sede y enviado a los cinco continentes para que fuera respondido.

Dentro de los ejes fundamentales de discusión, aparecen los que la Iglesia denomina “Situaciones difíciles”. Se trata, básicamente, de tomar decisiones sobre problemáticas vinculadas con las uniones de hecho, las personas separadas, la convivencia de parejas que no han recibido el sacramento del matrimonio, los divorciados y los divorciados que volvieron a casarse, las madres solteras y las uniones de personas del mismo sexo.

El documento preparatorio, denominado “Instrumentum Laboris”, es de por sí novedoso por los temas que aborda y por las apreciaciones que vierte sobre los mismos.

Al hablar de las personas separadas, divorciadas y divorciadas que se volvieron a casar, reconoce que se trata de un “fenómeno en crecimiento y una realidad relevante en Europa y en América”.

Pero eso no es todo. El documento destaca también que el problema del divorcio ha perdido relevancia. No porque la gente decida mantenerse unida en matrimonio a lo largo de toda su vida; sino porque, en realidad, las personas “suelen casarse cada vez menos”.

Otro aspecto que permite suponer cambios dentro del discurso oficial de la Iglesia Católica, es el referido a las madres solteras. Según el “Instrumentum Laboris”, “su condición a menudo es el resultado de historias de mucho sufrimiento, y no pocas veces de abandono. Ante todo, hay que admirar el amor y la valentía con que acogieron la vida concebida en su seno y proveen al crecimiento y la educación de sus hijos”. En este sentido, se advierte que ellas merecen de parte de la sociedad civil “un apoyo especial que tenga en cuenta los sacrificios que afrontan”.

La importancia del sínodo de octubre excede lo meramente religioso. En regiones como América Latina, donde la fe católica tiene profundas raíces históricas, las decisiones que puedan adoptar los obispos podrían tener un profundo impacto cultural.

Si bien resulta apresurado adelantar cuáles serán las conclusiones de este sínodo extraordinario, los antecedentes del encuentro permiten afirmar que se abordarán problemáticas que, desde hace décadas, aguardan definiciones por parte de la Iglesia.

Las decisiones que puedan adoptar los obispos podrían tener un profundo impacto cultural.