Inéditos de Cervantes

Alfredo Valenzuela

(EFE)

Cuatro documentos inéditos relacionados con Cervantes, uno de ellos con un autógrafo del autor del Quijote, y que ofrecen nuevos datos sobre su vida, como que fue cobrador de impuestos, fueron hallados en archivos de Sevilla y de la cercana La Puebla de Cazalla.

Archivero de La Puebla de Cazalla, el investigador José Cabello Núñez, responsable de los hallazgos, encontró el primero de estos manuscritos en el archivo municipal de esta localidad sevillana. Se trata de un convenio entre el Ayuntamiento y el propio Miguel de Cervantes para que éste pudiera efectuar la requisa de trigo y cebada como comisario de la Hacienda Real.

Ese primer documento, según el investigador, es de marzo de 1593, fecha en que, sin embargo, los biógrafos de Cervantes lo ubican en la ciudad de Sevilla sin ejercer ninguna actividad. El manuscrito menciona igualmente que Cervantes trabaja para el proveedor de la Flota de Indias, Cristóbal de Barros, nombre que, según Cabello, tampoco figura en las biografías del escritor. Al mencionar el manuscrito la Flota de Indias, Cabello recurrió al Archivo de Indias de Sevilla, donde halló otros dos documentos que tampoco habían sido estudiados, uno que sitúa a Cervantes en la Puebla de Cazalla entre febrero y abril de 1593 como comisario de abastos y otro que deja constancia de que el salario de Cervantes era entregado a una mujer llamada Magdalena Enríquez.

Por último, Cabello encontró en el Archivo de Protocolos de Sevilla el poder notarial por el que Cervantes, en efecto, facultaba a Magdalena Enríquez para cobrar sus honorarios como comisario de Abastos, que es el documento que lleva la firma del escritor.

Para el investigador, este último es el hallazgo de más valor desde el punto de vista biográfico, ya que aseguró que los biógrafos de Cervantes no citan a Magdalena Enríquez, quien debió de tener una relación de confianza con el escritor, hasta el punto de que la autorizara para cobrar su salario.

Según Cabello, en aquella época las mujeres no estaban autorizadas para realizar transacciones sin el consentimiento de un hombre, a no ser que fuesen viudas, por lo que consideró a Enríquez una figura digna de estudio para aclarar su relación con Cervantes.