Esta noche, en Tribus Bar & Arte

Revisar para avanzar

Científicos del Palo vuelve para repasar el material conceptual de “La histeria argentina” y algunas canciones más antiguas, mientras preparan su próximo disco.

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José “Pepo” San Martín, con nombre de prócer, fue el cerebro detrás de un material que se mete con escenas de la vida del país. Foto: IAA

 

Ignacio Andrés Amarillo

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Científicos del Palo vuelve a Santa Fe para presentar un show donde recorrerán toda su discografía, haciendo hincapié en “La histeria argentina”, su último material. La cita es para esta noche desde las 21, en Tribus Bar & Arte (Pedro Vittori 3523). Las bandas invitadas en esta ocasión serán: Buscados y Andá A Saber.

Para adentrarse en el presente de la agrupación, El Litoral se contactó con José “Pepo” San Martín, voz, guitarra y referente de trío que completan Carlos “Popete” Andere (bajo) y Sebastián Quintanilla (batería).

—Presentaron “La histeria argentina” por un montón de lugares. ¿Qué recepción tuvieron de parte del público que los vio o escuchó el disco?

—La verdad es que fue impresionante, habla muy bien de la gente que habiendo un disco conceptual, que habla de historia argentina, se la hayan bancado así y canten las canciones. No esperaba que pasara lo que pasó, porque para la estructura de una banda como la nuestra (independiente, que se autogestiona) que el público haya crecido como creció en muchas ciudades -en Capital estamos llegando a las 500 personas-, significa que el proyecto creció.

Con un disco tan raro -y explícito ideológicamente (risas)-, demuestra que hay que ser fiel a lo que te parece que hay que hacer y no estar actuando. Si hubiésemos pensado que era un disco muy denso no lo habríamos hecho; nos la jugamos, nos pareció que estaba bueno y sirvió para que el público creciera.

Códigos

—Público con el que tienen una relación muy particular, con un “cariño cruel”...

—“Cariño cruel”, muy buena definición (risas). Siempre me causó un poco de vergüenza ese tipo de artistas que le hablan al público desde un lugar elevado: “La están pasando bien”, no sé, esas cosas que parecen de Mick Jagger. Entonces pensé en hacer todo lo contrario: tratar de generar una imagen de que somos igual de boludos que los que están abajo.

Entonces empezó a darse ese código de insultos que hoy día ya está totalmente descontrolado, no se puede decir nada porque todo despierta una ola de insultos y denigraciones para ambos lados. El público sabe que cuando los puteo lo hago con amor, y supongo que viceversa.

—Lo bueno es que si alguno te putea en serio no te das cuenta.

—(Risas). Pasa inadvertido entre semejante quilombo. Pasa cuando vamos a ciudades nuevas, donde algunos captan el código y otros no, después nos dicen “disculpen que los putearon”. Cuando vamos a Zapala en el sur y hay uno que nos putea ése es el que entiende de qué se trata, estás más tranquilo porque tocás de local.

Revisionismo

—¿Cómo fue meterse con 200 años de historia, con una mirada que no es la mitrista?

—Me lo tomé con mucha responsabilidad, porque tampoco era hacer un disco de historia y decir lo que me parece que fue. Me puse a estudiar, leí muchos autores como para no quedarme con uno solo, sobre períodos específicos o investigué sobre los que no dominaba. Fue casi un año: imaginate que tenía que estudiar sobre un período, hacer una canción, hacer una melodía de la voz que entrara en la canción y que la letra esté bien rimada. Estuvo buenísimo el proceso, me sirvió mucho porque era bastante ignorante sobre la historia, y el principal beneficiado fui yo.

—Felipe Pigna y Hernán Brienza escribieron prólogos: fue como un “OK” al producto.

—Eso sí está bueno, me dejó mucho más tranquilo. Son dos chabones que leí para hacerlo, es excelente que ese mismo te diga que está bueno.

—Están en un período de transición. ¿Con qué vienen?

—Todavía (si bien ahora se está cumpliendo un año del disco) seguimos presentándolo. Hacemos un show bastante similar (salvo cambios de lista para no aburrirnos), todavía estamos en esa faceta de tocar el disco nuevo.

Lo que sí vamos a hacer a la brevedad es ya sacar otro disco, que vamos a grabar en noviembre: se va a llamar “El maravilloso mundo animal”, no va a tener nada que ver con el anterior, ni siquiera en la música. Entonces estamos aprovechando para seguir con este show y a principios del año que viene cambiar de repertorio. Pero “La histeria...” nos saca de tocar temas que hacemos desde hace diez años (risas).

Tenemos todos los temas para un disco nuevo. Yo quería que saliera al toque, me parecía que estaba bueno salir enseguida con otra cosa, para desconcertar un poco.

Crecimiento

—¿Qué metas tienen en la cabeza dentro de la “carrera”?

—“La histeria...” fue el cuarto disco; y si bien todos nos gustan, éste fue el mejor por un montón de cuestiones. Y el primero que abrió una esperanza de cantidad de público. El horizonte era bastante lejano (risas), no había expectativas de público. Creció un montón, y si sigue así no estamos lejos de lo que queremos. Nunca hicimos esto pensando en llenar River, vamos aceptando lo que pasa.

Lo próximo que me imagino es un poco más de gente que nos permita producir shows en lugares más grandes. Si todo sale bien, a finales de noviembre tocamos en Niceto en Capital; y si nos va bien el disco lo vamos a presentar en una sala para mil y pico de personas.

Fiesta patria

—¿Cómo vivieron el show en los festejos del 25 de Mayo pasado?

—¡Uh!, nunca me había pasado: el contexto me superó. Lejos de disfrutarlo, sufrí, porque no entendía qué estaba pasando. Había una cantidad de gente... tocar en Casa Rosada, mirando a Plaza de Mayo, estar tocando un tema que habla de la Revolución de Mayo... Me superó la situación y no la pasé bien en el momento, toqué mal. Me vi superado por la emoción: no podía creer estar saliendo en vivo para todo el país tocando en ese lugar.

Fue un show breve, habrá durado 20 minutos, pero para mí fueron seis años, no terminaba nunca (risas). No fue nuestro mejor show en performance, pero porque era raro el contexto, no podía creerlo, estar ahí con 200.000 tipos.