Crisis de salud y humanitaria

La larga sombra del ébola: niños huérfanos y la amenaza del hambre

Ulrike von Leszczynski

[email protected]

dpa

Está oscuro y tres niños vuelven a verse ante el centro de tratamiento de ébola en Sierra Leona, cansados y con miedo. Sus padres murieron en ese mismo lugar pero ellos no están infectados, así que pueden irse a vivir con su abuelo. “Pero los ha echado”, explica Anja Wolz, enfermera y coordinadora de emergencias de Médicos Sin Fronteras (MSF) en Kailahun, Sierra Leona. “Esta es la próxima catástrofe”, afirma. Niños a los que nadie quiere por miedo al ébola.

A sus 44 años, Anja Wolz ha visto mucho sufrimiento. Estuvo en Haití en 2010 tras el terremoto y el brote de cólera y en Libia en 2011 durante la guerra civil. A mediados del pasado marzo se fue a la zona afectada por el ébola en África Occidental, primero a Guinea, después a Liberia y ahora a Kailahun, en el este de Sierra Leona. No se trata del primer brote de ébola que presencia, pero en pocas ocasiones se ha sentido tan impotente. “Sigue faltando ayuda y el sistema de alerta sanitaria no funciona en absoluto”.

El centro que Médicos Sin Fronteras tiene en Kailahun cuenta con 80 camas. Para todo el distrito, de 470.000 habitantes, hay cuatro ambulancias, explica Wolz. Muy poco para controlar un virus como el ébola. “Sabemos cómo funciona esto. Pero no tenemos las capacidades necesarias”, suspira. Muchos de los más de 1.400 muertos por ébola en África Occidental eran quienes labraban los campos y alimentaban a las familias. “En muchos pueblos sólo quedan las abuelas con sus nietos”, explica Wolz. “¿Quién se ocupará de ellos?”.

Todo más caro

También se teme que en Sierra Leona y Liberia se produzca una crisis humanitaria a la sombra del ébola. Los precios de los alimentos básicos como el arroz están subiendo rápidamente, ya que las fronteras y grandes mercados están cerrados a cal y canto, explica Asja Hanano, coordinadora de ayuda de la organización alemana Welthungerhilfe.

En West Point, un barrio pobre de la capital de Liberia, Monrovia, los ánimos siguen alterados. “Es un polvorín”, apunta Hanano. El abastecimiento de agua y la higiere para decenas de miles de personas ya era precaria allí antes del brote de ébola. Ahora, ante la carestía y la inflación, surgen la inquietud y la desconfianza. En ese mismo barrio fue atacada una clínica de ébola a mediados de agosto.

¿Y quién acoge a los huérfanos del ébola? Médicos Sin Fronteras tiene sus limitaciones, explica Wolz. Los tres hermanos huérfanos no pueden quedarse en el centro de tratamiento. Así que ahora viven en un pequeño hotel mientras se les busca unos padres de acogida. “Ojalá otras organizaciones despertasen. Todo va demasiado lento”, critica Wolz.

Viaja rápido

La cooperante, que entretanto pudo tomarse un par de semanas libres para viajar a su país, Alemania, volverá al trabajo a principios de septiembre. Probablemente a Liberia, a un centro de tratamiento de ébola con más de cien camas. Wolz nunca pensó que este brote llegaría tan lejos. “Estuve en un brote de ébola en el Congo. Había dos pueblos y una motocicleta”. El virus no pasó de ahí. Pero en África occidental la gente se mueve mucho y las carreteras son buenas.

A pesar las advertencias, en Sierra Leona se siguen tocando cadáveres de fallecidos por ébola, lo que supone un riesgo de infección. “En un pueblo hubo dos muertos. Los vecinos dijeron que no era ébola”, pero en tres semanas llegaron al centro de atención 35 pacientes procedentes de ese lugar, explica. Más de diez de ellos murieron. “Y en el pueblo seguían diciendo que no era ébola”.

Miedo, ignorancia, movilidad... un caldo de cultivo ideal para el virus. A ello se une la falta de educación, el analfabetismo y los rumores maliciosos. “Al principio se decía que cortábamos cabezas y vendíamos órganos”, dice Wolf. Después, los primeros supervivientes de la epidemia dieron entrevistas en las radios locales explicando sus experiencias en el centro. Eso frenó la desconfianza. “Pero a pesar de ello muchos enfermos siguen prefiriendo recurrir a curanderos tradicionales”.

16-1-2440466.JPG

Trabajadores se aprestan a retirar un cuerpo en un área de espera de un hospital en Monrovia.

Foto: Agencia EFE

“Más grave que lo que se temía”

EFE

El brote de ébola en Liberia es “aún peor de lo que se temía”, afirmó el director de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos, Thomas Frieden, que se encuentra en la zona para evaluar la situación.

“Esto es una emergencia total. Nunca hemos visto nada a esta escala con el ébola antes y desafortunadamente esta situación va a empeorar antes de que mejore”, indicó Frieden en una entrevista telefónica con la emisora de radio WSB.

“Aún no hemos dado la vuelta. El brote va adelante de nosotros”, agregó el funcionario.

Frieden destacó la necesidad de que Liberia establezca centros de tratamiento de ébola en todo el país para poder tratar adecuadamente a los pacientes y que tengan más posibilidades de sobrevivir a la enfermedad.

“Hemos visto pacientes con ébola que no tienen adónde ir y vemos un aumento en el número de cadáveres dejados en las calles. Debe crearse un sistema para recoger e incinerar los cuerpos”, expresó el director de la agencia federal estadounidense, con sede en Atlanta.

El funcionario advirtió que el avance del virulento brote no representa sólo un peligro para África, que hasta ahora ha sido la más afectada.

“Esto no es solo un riesgo para Liberia y África Occidental. Con este tipo de transmisión, cada día que pasa, aumenta el riesgo de que se propague a otros países de la región”, opinó.

Abraham Borbor, uno de los tres médicos liberianos que desde la semana pasada eran tratados con las últimas dosis del suero experimental ZMapp, murió este martes en Monrovia.

Los dos misioneros estadounidenses tratados con el suero fueron dados de alta de un hospital de Atlanta la pasada semana, luego de que los médicos determinaran que ya estaban curados y no representaban un peligro para la comunidad o sus familias.

Hasta ahora han muerto 1.427 personas en Liberia, Guinea, Sierra Leona y Nigeria, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El dato

En Alemania

Un empleado de la Organización Mundial de la Salud (OMS) que se infectó con ébola en África Occidental fue evacuado a Alemania, informaron hoy fuentes sanitarias. El colaborador de la OMS, que no ha sido identificado, será tratado en el hospital universitario de Hamburgo-Eppendorf (UKE), dijo a dpa el portavoz de Salud de Hamburgo, Rico Schmidt. El avión especial en el que iba el paciente aterrizó en el aeropuerto de la ciudad del norte de Alemania. El afectado fue trasladado al hospital en un vehículo de aislamiento de los bomberos. Schmidt subrayó que no hay peligro de contagio para los residentes.

Temor por la epidemia

El científico belga Peter Piot, integrante del equipo que descubrió el virus del Ébola, se mostró alarmado por la evolución de la epidemia, ya que se dan las circunstancias para que “se desboque” y pidió poner los medicamentos experimentales al servicio de los países afectados. “Nunca habíamos conocido una epidemia de tal importancia” dijo Piot en una entrevista publicada hoy por el diario francés Libération, en la que precisó que los brotes anteriores “eran focos muy localizados, durante algunas semanas, con un centenar de casos”. El investigador, actual director de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, subrayó que ahora estamos ante “la tormenta perfecta” ya que existen factores, como el entorno, que favorecen que el virus siga expandiéndose. “La epidemia se ha disparado en países donde los servicios sanitarios no funcionan, en zonas arrasadas por las guerras. Además, la población desconfía de las autoridades y no hay confianza en los sistemas sanitarios”, añadió Piot. El científico también tuvo palabras duras para la Organización Mundial de la Salud (OMS), a la que culpa de haber actuado demasiado tarde: “la respuesta por parte de las autoridades ha sido extremadamente lenta”. Y agregó que “la alerta se dio en marzo y, pese a las demandas de Médicos sin Fronteras, la OMS no despertó hasta julio asumiendo el liderazgo cuando ya era tarde”.

La actual epidemia del virus del Ébola se declaró a principios de este año en Guinea Conakry, antes de extenderse a Liberia y luego a Sierra Leona. También se ha constatado un brote en la República Democrática del Congo, aunque según las autoridades de ese país, no tiene relación con lo que ocurre en el África Occidental.