Enamoraron los argentinos

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El aporte albiceleste desde la tribuna, se hace sentir permanentemente.

Foto: Agencia EFE

 

El Seleccionado Argentino de Básquetbol repitió ayer en Sevilla esa vieja costumbre de “enamorar desde la cancha a la tribuna”, con el espectacular triunfo 98 a 75 que consiguió sobre Puerto Rico, en partido por la primera fecha del grupo B de la Copa del Mundo España 2014.

Más de tres mil aficionados argentinos, ataviados con camisetas y portando banderas celestes y blancas (además de otros que lucieron casacas de distintos clubes), deliraron hasta el cierre con una actuación que no tuvo fisuras, de principio a fin.

Los simpatizantes de la Generación Dorada, llegados desde diferentes puntos (no sólo desde el país sino también de distintas ciudades de España), enarbolaron ese comportamiento que distingue a todo público victorioso en una justa deportiva: alentar hasta el final, agitar remeras por sobre las cabezas y dar cuenta, a viva voz, de ese canto que expresa que “... es un sentimiento, no puedo parar”.

Los fans poblaron las tres tribunas habilitadas (una está ocupada por los acreditados de prensa) y se distribuyeron por el estadio. Se divisaron banderas de Peñarol y Quilmes, los dos rivales antagónicos de Mar del Plata. También las hubo de Argentino de Junín, de Huracán de Tres Arroyos, de Chacarita Juniors, entre otras.

El ingreso oficial del equipo argentino provocó la primera ovación de la jornada. Cuando los altoparlantes anunciaron a Luis Scola se desató la segunda ovación conmovedora. Un escalón más abajo estuvo la recepción tributada a ese especie de “jugador del pueblo”, cuyo pasaporte dice Andrés Marcelo Nocioni.

También hubo banderas que aportaron familiares de jugadores. Así los Delía (padre, madre y hermanas) alentaron al pibe Marcos desde una cabecera lateral, mostrando un trapo que recordaba la ciudad de origen: Saladillo.