Ventajas y desventajas de ser dos

Ventajas y  desventajas  de ser dos

Toni Servillo en una escena de “Viva la Libertà”, de Roberto Andò.

Foto: Gentileza Caramel Films

 

Laura Osti

Toni Servillo se está convirtiendo en una marca registrada. Como los grandes comediantes, ha encontrado una veta histriónica que lo identifica y está explotándola con gran suceso. Protagonista de películas como Il Divo, Bella Addormentata y La Grande Bellezza, se destacó interpretando a figuras (de ficción) de la política italiana.

En “Viva la Libertà” dobla la apuesta para interpretar a un político (otra vez) y a su hermano gemelo, un filósofo escritor bipolar.

La propuesta de Roberto Andò se nutre de esta nueva corriente del cine italiano que tiene a Toni Servillo como actor principal y sin renegar de las influencias de sus colegas, ofrece su propia versión del ambiente político-social que se respira en Italia y cómo afecta a la ciudadanía y a sus representantes.

Su mirada es crítica, socarrona, por momentos satírica, aunque no carece de cierto lirismo y sensibilidad. El arte y la belleza son aspectos de la vida muy valorados por los italianos y siempre están presentes en sus realizaciones.

Resulta que Enrico Oliveri es el secretario del principal partido de la oposición y está atravesando un momento desfavorable en las encuestas. No tiene el apoyo del público y sus propios correligionarios empiezan a alzar sus voces críticas cuestionando su falta de iniciativa y de respuesta ante la difícil situación que atraviesa la fuerza partidaria que representa.

Enrico cae en una profunda depresión y lo único que atina a hacer es desaparecer. Sí, simplemente se va sin decir adónde y los deja a todos plantados en plena campaña pre-electoral. Su asesor más allegado, Andrea (Valerio Mastandrea), entra en pánico y no sabe qué responder a los demás cuando le preguntan por Enrico. Pero alguien le sugiere que vaya en busca de su hermano gemelo, Giovanni, para ver si pueden entretener a la gente usándolo como sustituto mientras siguen buscando al verdadero.

Giovanni, a quien su trastorno psicológico le da una libertad que su hermano no tiene, asume la situación divertido y haciendo uso de su propio carisma seduce a los compañeros del partido y se mete en el bolsillo a las masas, con un discurso que da curiosamente en la tecla del ánimo de sus seguidores logrando sintonizar con sus sentimientos y expectativas.

Mientras, Enrico se ha ido a Francia, a visitar a una vieja amiga, Danielle (Valeria Bruni Tedeschi) , de quien ha estado enamorado, y se refugia en su hogar. Danielle está casada con un exitoso director de cine con quien tiene una hija, y ella misma también se dedica a actividades relacionadas con la cinematografía. Algo que halaga a Enrico, quien parece tener una inclinación secreta por el séptimo arte, tanto como por su antigua amiga, a quien conoció 25 años atrás en un Festival de Cannes.

Así las cosas, la película se desenvuelve en un contrapunto entre las audacias de Giovanni reemplazando a su hermano y la escapada de Enrico para descomprimirse del estrés que le producen las responsabilidades partidarias que ha asumido.

La película de And• muestra por un lado todos los vicios de la política que parecen llevarla a un callejón sin salida, cargando de impotencia a una ciudadanía que no obtiene las respuestas que espera de sus dirigentes, pero al mismo tiempo sugiere que la situación tendría remedio si se hicieran algunos cambios en el espíritu de la práctica que logre entusiasmar a la gente y les haga recobrar las esperanzas.

El humor es la principal virtud de la propuesta de Andò, cuyo guión se basa en un libro propio titulado “El trono vacío”, el cual entretiene y divierte al espectador con gracia y buen gusto.


Viva la Libertà

  • Idem. Italia. 2013. Comedia dramática. Dirección: Roberto Andò. Interpretación: Toni Servillo, Valerio Mastandrea, Valeria Bruni Tedeschi, Michela Cescon, Anna Bonaiuto, Gianrico Tedeschi, Eric Nguyen, Andrea Renzi, Judith Davis. Guión: Roberto Andò y Angelo Pasquini; basado en la novela de Roberto Andò. Producción: Angelo Barbagallo. Fotografía: Maurizio Calvesi. Montaje: Clelio Benevento. Diseño de producción: Giovanni Carluccio. Vestuario: Lina Nerli Taviani. Duración: 94 min. Se exhibe en el cine América.