ENTREVISTA CON GUSTAVO GIACOSA

“Pasolini hizo de la dimensión privada un acto poético”

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El actor nacido en Sunchales desarrolló una importante carrera en Europa. Foto: Talos Buccellat.

 

Actor, director de teatro y curador de arte contemporáneo, Gustavo Giacosa nació en Sunchales y a inicios de los noventa se radicó en Europa. Desde allí, en particular desde Italia, desarrolló una vasta carrera que recientemente lo trajo a la ciudad. En la ocasión -el pasado 20 de agosto- presentó en la Ciudad Universitaria el espectáculo “Dal mondo antico e dal mondo futuro. Pier Paolo Pasolini, ¿poeta vidente o crítico cultural?”, junto al pianista Fausto Ferraiuolo.

El Litoral dialogó con el artista.

—¿Cómo y por qué decidiste irte al exterior a hacer tu carrera profesional?

—La vida es un manifestarse de ciclos que advertida o inadvertidamente el hombre cumple. Aprender a escuchar el tiempo presente nos permite percibir esa dimensión cíclica de la existencia y a proyectar nuestro hoy contemporáneamente en los tres tiempos de pasado, presente y futuro. En lo anecdótico, a inicios de los noventa yo cursaba mis estudios de Letras en el profesorado de la UNL y conocía las armas del teatro junto a mi primer maestro: Rafael Bruza. Fueron años que ardían de fervor juvenil y que justamente por lo característico de esa edad, ardían velozmente. Ese frenesí no me impedía escuchar la necesidad de buscar más allá de los límites del consentido y de cerrar un primer ciclo de formación “santafesino” para comenzar inmediatamente otro nuevo y completamente desconocido. Mirando hacia atrás mi viaje a Europa, en un momento todavía previo a la globalización y por ende mucho más aislado y dificultoso, puede leerse como el de un auténtico viaje de iniciación. Una vez pasado el charco, he iniciado a modelar las bases de mi profesión en el taller del director italiano Pippo Delbono. Junto a él y su ecléctica compañía he desarrollado las ideas grotowskianas de un actor que no interpreta, autónomo en su búsqueda creativa, “pobre” y esencial en sus formas.

—Tenés una muy importante trayectoria en diversas actividades -actor, director de teatro y curador de arte contemporáneo-, ¿cómo se conjugan éstas?, ¿cuál es aquélla con la que te sentís más acorde a lo vocacional? ¿con el trabajo de actor quizás?

—Negando el célebre hit de Vicentico, te diría que “los caminos de la vida son los que yo esperaba”. Y son los que yo esperaba, porque ante todo son los que yo deseaba. El deseo es una ley que abre caminos. En mi caso, el deseo de crecer me ha llevado a descubrir y a apasionarme por otras formas de arte y otros creadores atípicos y al margen del sistema del arte. Me convierto en curador de arte brut y contemporáneo simplemente por el deseo de extender mi búsqueda teatral más allá de las fronteras mismas de lo que nos enseñaron que es el teatro. Y hoy en un momento histórico donde artísticamente se vive un desbordamiento de una disciplina en otra, mi trabajo es el de integrar los campos de acción de distintas formas artísticas.

—¿Cómo nace el interés por este espectáculo en torno a Pasolini? ¿Cómo abordan la obra de Pasolini desde diversas disciplinas como la música, la poesía y la “crítica cultural?

—Hay autores que se leen con la vida, y que se vuelven con los años como compañeros de viaje. Cuando apenas había llegado a Italia descubrí su obra; me impresionaba cómo Pasolini hizo de la dimensión privada, íntima de la existencia un acto poético y político de alcance universal. Como renunciar a aceptar la realidad por lo que nos viene descripta, sin faltar jamás en la urgencia del denunciar de revelar su aspecto poético. ¿Cómo ver lo poético en lo político y viceversa? Quien se atreve al desafío no sólo se transforma en un crítico social, sino también un vidente o en un vaticinador que ve cosas que los otros no alcanzan a ver. En 1995, con el espectáculo “La rabia” de Pippo Delbono pude participar de las conmemoraciones de los veinte años de su desaparición. “En un futuro abril”, el recital poético y musical que junto al pianista y compositor Fausto Ferraiuolo hemos presentado en el Auditorio del Instituto Superior de Música, nace en 2012 en el Museo da la Halle Saint Pierre de París que en ese entonces albergaba mi muestra de art brut y arte popular italiano “Banditi dell’Arte/Bandidos del Arte”. Ese espacio atípico y no teatral nos permitía una proximidad con el público que junto a la intervención en directo del pianista Ferraiuolo nos acercaba más hacia una dimensión de performance. Nos interesó descubrir cómo en esa dimensión de intimidad el alcance de la palabra se hacía más efectivo y certero. Para la presentación santafesina, que significó también saldar una deuda de gratitud para con ese puerto de vocaciones que es la Universidad Nacional del Litoral, me he abocado con la colaboración de la licenciada y especialista Samanta Dell’Acqua a una nueva traducción de su obra “Poesía en forma de rosa” y otros poemas (....). La obra de un artista se confronta a las de sus predecesores y viene contextualizada por éstos. El alcance y el impacto de la obra pasoliniana en la cultura italiana y mediterránea aún hoy es real y todos los artistas de mi generación tienen han hecho o hacen sus cuentas con él. Su verbo tiene una función de oráculo en mi búsqueda artística. Su anticonformismo, la aceptación de las contradicciones del espíritu humano, la radicalidad de sus elecciones, son pautas con las que quien emprende seriamente un camino artístico tiene el deber de confrontarse.

La vida es un manifestarse de ciclos que el hombre cumple. Aprender a escuchar el tiempo presente nos permite percibir esa dimensión cíclica de la existencia y a proyectar nuestro hoy contemporáneamente en los tres tiempos de pasado, presente y futuro.