llegan cartas

Es una maestra, salúdala con respeto

MANUEL ARMANDO PIZARRO

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Esa mujer que pasa a tu lado, un poco encanecida y con el mirar cansado, es una maestra. Salúdala con respeto. Enseñó durante treinta años. Treinta años sirvió con modestia al progreso de la Patria.

¿Sabes cuántas fatigas le costó enseñar? Quizá nunca lo sepas. Ella, en la más humilde y también en la más noble de las profesiones, hace posible que los demás avancen.

El hombre produce, gobierna, crea o esparce los dones de su espíritu gracias a la maestra que estuvo en los primeros peldaños de su vida. Ella le enseñó a descifrar el mundo de las letras y los números y le enseñó el camino del bien. Todo lo demás vino después; se asentó sobre su obra entregada en silencio. En el obraje, en la chacra, en la ciudad, la maestra va abriendo brechas en la ignorancia y apuntalando el progreso; sufriendo, muchas veces, la incomprensión o la ignorancia.

Un día, después de treinta años de incansable bregar, deja su aula, sus niños y sus libros y queda sólo con el recuerdo de todos aquellos a quienes llegó a querer mucho, a fuerza de tanto enseñarles.

Es una maestra, salúdala con respeto.

Para mis queridas maestras: M.A. Testi de Carnelli, Nancy Taborda, Belkis de Farías, Élida Otero y Celia Fridman, de la Escuela Nº 139 Jorge Stephenson.

Dos pedidos a la Muni

HUGO PEDRO PALERMO

DNI. 6.239.404

A través de estas líneas al diario quiero pedirle al intendente de nuestra ciudad que atienda mis notas presentadas en Mesa de Entradas de la Municipalidad los días 18/11/13 y 28/04/14, de las cuales poseo las correspondientes recepciones. Otro de mis reclamos está constituido por el abandono total, en cuanto a la limpieza y conservación de calle Roque Sáenz Peña, entre Mendoza y Salta: bolsas de residuos, restos de materiales, desechos de todo tipo, pastizales y especialmente restos de mamposterías muy grandes, que convierten al lugar en un baño público a cielo abierto, y en otro caso un escondrijo de malvivientes con el peligro que ello confiere.