La construcción de una cultura  desde abajo y para todos

La construcción de una cultura desde abajo y para todos

Walter Alemandi, Lucila Gunno, Maxi Maglianese, Enzo Valls y Juan Venturini son los artistas que, en esta oportunidad, cuentan sobre las posibilidades de transformar cotidianeidades con otros. Formas de vidas que se manifiestan desde el arte y posibilitan construcciones poderosas.

TEXTOS. ANA LAURA FERTONANI ([email protected]).

 

“El arte es lo que resiste: resiste a la muerte, a la servidumbre, a la infamia, a la vergüenza” Gilles Deleuze.

Un par de mujeres, jóvenes, tal vez amigas, bajan las escaleras del Centro Cultural y Social El Birri ubicadas en una conversación; un poco más acá de la escena un pinino despeinado se esconde detrás de una pared. Hay otro gurrumín, algo más grande, se esconden juntos, espían. De repente echan a correr hacia las escaleras con los brazos abiertos, sonríen, corren rápido y se desparraman sobre los cuerpos de ellas que, sorprendidas, abrazan igual de fuerte.

Son pibes de por ahí, del barrio, que en el espacio cultural vieron las puertas abiertas y se sumaron a esa construcción que los abraza desde la creatividad, la alegría y el trabajo.

Ellos, los del oeste, del norte... los de los márgenes, están precisamente al margen de la Santa Fe que dice que crece, están fuera de la escena, atrapados en montones de necesidades, de las más básicas, y de vez en cuando hay alguien que cree y crea otro mundo, desde lo que sabe, y hace magia.

Ulises Bechis es uno de esos magos: el más grande truco de magia que hace es el de las risas de los niños y no tan niños que desde distintos rincones de la ciudad llegan ese domingo al Parque Alberdi. Allí, en el medio de la resistencia que se arma -por la apropiación de un espacio público para la construcción de cocheras- y mientras Carlitos (un joven que limpia vidrios) de fondo canta “No quiero cocheras quiero la placita”, Ulises acaricia las almas del público que se anima a apropiarse de la escena -a bailar, desfilar y cantar, entre varios otros desopilantes pedidos de ese mago y su mono-.

Los que hablan a continuación, son artistas -músicos, actores, titiriteros, payasos, acróbatas- que desde hace años sacuden las humanidades (las propias primero) con instrumentos, con personajes, colores y sonrisas. Aquí cuentan por qué la experiencia artística puede cambiar el mundo.

4_BIRRI.JPG

Latir de tambores, de manos, de almas que se encuentran y celebran la vida. Centro Cultural y Social El Birri. Foto: Archivo El Litoral.

4_DSC07593.JPG

Enzo Valls y Maximiliano Maglianese juntos en el taller de la Asociación Civil Manzanas Solidarias. Foto: Gentileza Valls.

4_P1050997.JPG

Taller de música, una de las propuestas de Manzanas Solidarias en Playa Norte. Foto: Gentileza Valls.

IDA Y VUELTA Y ASÍ

Lucila Gunno: “El arte sensibiliza, vemos las cosas desde otras perspectivas, podemos ponernos en distintos roles, nos da la capacidad de recrear, inventar, investigar, comunicar sentimientos, y esto a su vez nos posibilita el cambio, la transformación, el crecimiento, el ser autónomos y libres. El arte es transmisión de ideas y valores, es reflejo de la realidad, expresión de la sociedad. Crea espacios de reflexión, expresa lo bello. Las disciplinas artísticas están asociadas a los nuevos paradigmas del cuerpo sano, de la meditación, la risoterapia, el bienestar, entre otras, fusionándose para crear al hombre completo. Por todo esto creo que con el arte se puede cambiar el mundo, porque es mágico el momento de conexión con el otro ser, viéndolo en lo más profundo del alma, en el aquí y ahora en el presente, en lo más sutil e ingenuo, en el arte de improvisar”.

Ella trabajó en lugares donde no tenían nada de nada, sólo las personas y las ganas. “Cada persona tiene su ritmo, sus tiempos, en muchos de los casos era la primera experiencia, no sólo en lo artístico, sino en ser parte de un grupo, un espacio, un lugar donde compartir. Mi objetivo es ese, no el de formar artistas, sí el de estimular a la sensibilidad”.

Maximiliano Maglianese señala que la música y en especial el canto, la danza y la percusión son algunas de las primeras manifestaciones de los individuos y sus pueblos. “En esas expresiones me baso para generar alguna conexión con los alumnos. Rescatando por medio de la música costumbres y valores de nuestra comunidad”.

“Creo que las experiencias artísticas culturales afectan a las personas, por eso también estamos viviendo momentos sociales tensos, hay un vacío importante en los referentes artísticos populares masivos y eso modifica comportamientos individuales y colectivos de las masas.

Somos seres sociales, si la sociedad nos da miedo de chicos vamos a dar miedo de grandes, si es indiferente seremos indiferentes y así mismo a la inversa podemos mejorar”.

Para Juan Venturini “la música o cualquier expresión artística es la excusa para iniciar un diálogo afectivo donde se desdibujan los límites de profesor y alumno porque el niño, el joven o el adulto participante empieza a ser parte de un proyecto compartido. Se construyen nuevas reglas, se empiezan a expresar y visibilizar los conflictos, problemáticas, intereses, deseos, sueños que atraviesan al grupo o las personas de esa comunidad. Y cuando se logra eso todos juntos vamos construyendo las herramientas que permitan armar y sostener un proyecto colectivo pero fundamentalmente sentirse y pensarse como un actor dinámico y protagonista”.

Sus primeras experiencias formativas se dieron de la mano del grupo Puro Teatro, pioneros en hacer y pensar el arte como una herramienta colectiva que posibilite la transformación de la cotidianeidad de una comunidad, de un grupo o un espacio.

Y lo trae: “Puro Teatro fue el primer impulsor de los talleres de música, murga, candombe que generó una cultura musical más diversa y acercó a gran cantidad de jóvenes de los barrios del Oeste nuevos ritmos de la cultura carnavalera de Latinoamérica. Intercambio que se generaba a partir de los míticos Entepola que se realizaban cada año en Santa Fe y en otras ciudades de Latinoamérica. En ese contexto fui entendiendo que la forma de vida de uno es manifestarse y expresarse colectivamente para transformar la realidad. Estos aprendizajes fueron tomando distintas formas en distintos contextos de educación popular”.

Para Enzo Valls la experiencia artística tiene tres “patas”: la percepción, la expresión y la creación. “Primero se percibe un impulso, un estímulo sensorial, al que se le da una respuesta más o menos consciente; finalmente las respuestas se hacen conscientes y se van organizando, esto último es la creatividad. A veces estas tres cosas se dan en un mismo momento. Esto significa que es prácticamente imposible no ser “afectado” por la experiencia artística, ya sea como público, como protagonista.

Para él las dificultades para “llegar” a determinadas personas (adultos, jóvenes o niños) radican más bien en otros aspectos, como las diferencias de códigos de comunicación, la mayor o menor inhibición que puedan tener, etc. “Y cuando hablo de inhibición hablo también de la dificultad para el movimiento corporal, cosa que todos tenemos en mayor o menor medida. Sin una cierta soltura del cuerpo casi ninguna experiencia creativa es posible. Y en sectores sociales marginados y vulnerados en sus condiciones materiales, sociales, espirituales, etc., estas dificultades se vuelven mucho mayores a veces”.

“Hay una cosa fundamental -agrega Valls- que tenemos que tener presente quienes trabajamos en esto: no crear ni crearse falsas expectativas respecto a lo que se puede lograr con el propio trabajo. Es posible que se logren hacer engranar procesos virtuosos de aprendizajes, crecimiento, realización, etc. pero también es posible que después de un cierto período aparentemente positivo todo se venga abajo como un castillo de cartas, porque la realidad circunstante suele ser muy dura. En ese caso no habremos fallado nosotros ni la propuesta artística o cultural, sino que nos habrá superado una realidad estructural mucho más grande que nuestras capacidades y que nuestra voluntad. Pero en realidad no habremos fallado, porque será imposible no haber encendido alguna llamita, una brasita o una chispita en esas personas, que antes o después, si se dan las condiciones, pueden encender una gran llamarada”.

DE EMOCIONES

“Me siento plena cuando veo lo que genero en otros -cuenta Lucila-; aprendiendo de los otros, disfruto las alegrías, las caras de sorpresas, de cómo un niño que juega a ser grande, “duro” o malo, saca lo más tierno y auténtico en un intercambio de gestos. Y ni hablar con los grandes que con el tiempo se van estructurando y formando para la vida del trabajo, hay que esculpirlos con más intención para que saquen ese niño que está a flor de piel. En el momento que lo liberan, se libera el ser. El arte siempre juega a favor de la paz y del amor, así lo entiendo yo”.

Enzo cuenta la más linda experiencia que le sucede siempre: “lograr hacer música, después de pocos minutos de trabajo con un grupo de chicos (o adultos) con los cuales hasta ese momento ni nos conocíamos y que la mayoría de ellos jamás había cantado o tocado un instrumento.

“Y desde lo humano me emociona escuchar cada tanto por la calle que alguien me saluda con una ‘¡Hola, Profe!’, muchas veces desde un carrito de ciruja o de verdulero.

“Lo que me hace pensar en lo imprescindible de espacios de expresión y creación (visual, musical, teatral, etc.) -sigue Valls- es ver cómo los chicos que tienen dificultades para leer y escribir o expresarse con las palabras, desarrollan buenas capacidades musicales, por ejemplo.

“Habría que invadir los barrios con estas propuestas, inclusive en la calle misma, en los lugares donde se juntan, porque a veces los que más los necesitan (adolescentes, sobre todo) no son los que concurren a un taller solamente porque está cerca de su barrio y es gratuito”.

Maxi asegura que podría contar muchísimas experiencias y elige transcribir un mensaje de texto de un ex-alumno de Barranquitas Oeste, Matías, que lo hizo reflexionar sobre muchas cosas: “Hola Maxi!! Coomo andas?? Todo bien?? Soy Matías de los talleres de Barranquitas. T acordas? Me gustaría saber si estas haciendo algún taller acá en Santa Fe. Para ir. HACE MUCHO QUE NO APRENDO NADA. jajaja”.

 

TEATRO EN LA CÁRCEL

4_SPORTIVO LIBERTAD-7.JPG

Desde la cárcel de Las Flores, una de las propuestas “Sportivo Libertad”, allá detrás de las rejas, de la mano de Walter Alemandi. Foto: Gentileza Walter Alemandi.

Por Walter Alemandi.

La cárcel es un espacio de aislamiento, con valores, símbolos y formas de ser propias. Constituye una sociedad dentro de la sociedad, posee características y lenguajes particulares que se manifiestan en actitudes instauradas para mitigar el dolor cotidiano.

Para quien está alojado en la cárcel, el poder asistir a actividades deportivas o culturales es un beneficio importante. Al preso le permite pasar un tiempo fuera de la lógica carcelaria del pabellón, y abstraerse en pensamientos e ideas. De lo contrario pasaría el tiempo en la celda o en el patio.

Rápidamente entendí que debía darles lo que más añoraban: libertad y confianza en ellos mismos. Abrirles espacios de libertad que en ese momento de sus vidas les están negados, espacios donde puedan expresar sus ideas y sus emociones, desarrollar su autovaloración y reconocer sus capacidades creativas.

El teatro es una herramienta fuertemente integradora y la actividad teatral como grupo está ligada al crecimiento personal, a la relación con el otro, al aprendizaje con el otro. El resultado siempre es positivo, porque permite romper la lógica de premios y castigos y generar un espacio distinto que sin duda ayuda al acercamiento con el mundo libre.

Durante estas largas charlas (mate de por medio) me dedicaba básicamente a observar.

Pina Bausch, decía: “Lo que yo hago es mirar. Sí, tal vez sea eso. Lo único que he hecho siempre es mirar a las personas. He observado también las relaciones humanas, he intentado observarlas y hablar de ellas”.

La cárcel es un lugar donde la mirada debe ser inteligente y despierta. Una mirada atenta nos permite descubrir, develar infinidad de códigos al que solo tienen acceso los presos, los carceleros y muy pocos foráneos. Mirar y escuchar.

Mirar y escuchar: ese es el método. Así nace el Grupo La Reja, el cual continúa hasta hoy, juntándose para mirarse, escucharse, jugar y seguir creando. Crear a partir de anécdotas de la vida cotidiana, de improvisaciones, de juegos, para llegar a concretar un producto artístico.

Tomo palabras de Nachmanovitch , que dice que “sin el juego el aprendizaje y la evolución son imposibles. Jugar es liberarnos de nuestras restricciones arbitrarias y expandir nuestro campo de acción.

Por último, no quiero dejar de expresar que estoy convencido de que, si muchas personas que disfrutan de su libertad pudiesen conocer lo que ocurre detrás de los muros, que allí viven seres humanos que cometieron errores y que los están pagando, seguramente entenderían que esos seres también merecen nuevas oportunidades.

Uno de los objetivos esenciales del Proyecto Teatro Humano es la reinserción, pero no habrá reinserción si no estamos dispuestos a conocer, a mirar, a escuchar qué le pasa al otro. Al preso, al vecino, al amigo, al “distinto”.

LA MIRADA

Cuando empecé a dar clases en Las Flores, salía muy mal del penal. Angustiado, con dolor de estómago, a veces me faltaba el aire. Algo me hacía mal, pero no eran los internos, ya que ellos se desvivían por atenderme bien, por no hacerme faltar un mate o un vaso de agua. Era evidente su temor de que no regresara.

Hasta que un día logré descifrar qué era lo que me provocaba esa sensación que me acompañaba cada vez que dejaba el penal: era la mirada del preso.

El preso mira de otra manera. La fuerza de su mirada es muy potente, escrutadora. No deja lugar a la mentira, al engaño. Aprendí que si le mentís a un preso, mejor no vuelvas a la cárcel, porque va a ser muy difícil reconquistar su confianza.

Tuve conciencia de que la gente de “afuera” mira distinto, o no mira. Ahora me parece común, pero yo también aprendí a mirar distinto. Fue una de las tantas cosas que me enseñaron.

4_IMG_1872.JPG

La Reja

El Grupo La Reja se conformó en el mes de marzo de 2006 en la Unidad Penitenciaria Nº 2, cárcel de Las Flores, a partir del proyecto “Teatro Humano/un espacio de Libertad”, presentado por el director y docente teatral Walter Alemandi.

En noviembre de 2006, nueve internos-actores se convirtieron en nueve actores-internos y estrenaron “Bar Cacho”, una creación colectiva surgida de improvisaciones, donde se utilizaron canciones, juegos y vivencias personales. Dos años después, presentaron la obra en el Teatro de la Abadía, “afuera”, con varios integrantes que ya habían recuperado la libertad.

En el 2009 y con un elenco renovado, se estrenó “Sportivo Libertad”, una comedia creada a partir de improvisaciones basadas libremente en relatos de Fontanarrosa, Cherep, Saavedra y Urtizberea.

En el 2010 trabajó en la creación y escritura de los textos de la nueva obra: La Pileta, que se presentó dentro del penal y en la sala cultural de Upcn. Por primera vez un grupo teatral integrado por internos que están cumpliendo su condena actúa afuera del ámbito carcelario.

En marzo de 2012 el grupo inauguró su lugar de trabajo: el Espacio Creativo Teatro Humano en la Planta Alta del Pabellón 4 de la cárcel de Las Flores.

LA BIRRILATA

LUCILA GUNNO MAXIMILIANO MAGLIANESE JUAN VENTURINI ENZO VALLS

Uno de los corsos de la Av. Gral. López donde desfilan numerosas agrupaciones y el cierre con la clásica quema del Rey Momo. Allí también participa La Birrilata. Foto: Gentileza El Birri.

Por Juan Venturini.

Uno de los proyectos más representativos del cual fui parte es la “Birrilata”. Una agrupación de carnaval integrada conjuntamente con las familias de los barrios San Lorenzo, Chalet y Arenales. Su principal motivación es la de generar momentos de encuentros entre las familias de los barrios para la disposición de espacios comunitarios de recreación y de trabajo en torno a los juegos y tareas comunitarias que implican la puesta en escena y el desfile de la comparsa La Birrilata.

Las experiencias de La Birrilata demuestran que la participación barrial es inmediata e intensa: individuos de todas las edades se juntan para llevar a cabo, a través de un proceso que en general requiere de mucho esfuerzo, la creación de un cuerpo colectivo en pos de celebrar y festejar los carnavales.

Además, el colectivo barrial que la conforma organiza desde el año 2005 los “Carnabarriales” de la avenida Gral. López con otras agrupaciones de carnaval de la ciudad de Santa Fe. Esta organización implica la puesta a punto y decorado del “corsódromo” sobre la avenida Gral. López, la coordinación con agrupaciones de otros barrios de la ciudad y la articulación entre las instituciones de la comunidad barrial. Representa un momento emblemático para el colectivo porque en éste se visibilizan los trabajos realizados durante los meses precedentes. Significa también la culminación de un proceso de juegos, de capacitaciones y de trabajos comunitarios proyectados con objetivos comunes en torno de los festejos de carnaval, de la alegría y de los juegos que están en su esencia.

La Birrilata es un espacio de juego y de trabajo, de potenciación de las fortalezas en el ámbito propio de desarrollo de la comunidad que, con el apoyo temporal de actores de El Birri, tiende a fortalecer las iniciativas y las posibilidades reales que genera la comunidad, defendiendo y promoviendo la libertad en la formación de ideas propias, creencias, expresión de opiniones, definición de necesidades e intereses, para elaborar proyectos y actividades comunitarias que respondan a las necesidades y a los intereses colectivos. Es así como se ha ido utilizando el espacio de los ensayos de la comparsa para compartir estas propuestas en las que sobresale el deseo de lograr que los encuentros sean de distintas disciplinas relacionadas a actividades artísticas y culturales y durante varios días en la semana. De esta manera, se han realizado talleres de construcción de instrumentos con materiales reciclados, talleres de murga y de baile y talleres de construcción de vestuarios, todos destinados a responder a estas necesidades e intereses.

La puesta en escena de la comparsa para los desfiles de carnaval del año 2011, que consistió en el encuentro cotidiano durante los meses de diciembre, enero y febrero entre todos los participantes de la comparsa, manifestó la importancia de promover y potenciar el encuentro integrado y participativo entre los niños y los padres de las familias que la componen.


4A_AGE13301.JPG

MAXIMILIANO MAGLIANESE

Comenzó a los 18 años en la Asociación Civil Los Sin Techo. Durante 9 años trabajó con adolescentes en riesgo para la Asociación Civil Manzanas Solidarias. Coordinó un Ensamble de rumba callejera en 2007 y 2008 en Plaza Pueyrredón. Desde 2009 hasta 2012 dictó talleres barriales en zonas periféricas de la ciudad de Santa Fe (San Agustín, Barranquitas, Transporte, El Pozo, Santa Rosa de Lima, etc.). Desde el 2010 se desempeña como Referente del Ministerio de Educación de la provincia de Santa Fe en el proyecto de Ensambles de Percusión, Canto y Movimiento para colegios secundarios. También trabajó como coordinador CAJ (Centro de actividades juveniles) del Ministerio de Educación de La Nación y dictó talleres en jardines de infantes y escuelas primarias de la región.

4A_CAPERUCITA.JPG 

JUAN VENTURINI 

Tuvo sus primeras experiencias formativas de la mano del grupo Puro Teatro y su espacio popular artístico La Casa del Mono, un lugar que dio cabida a diversas manifestaciones del arte popular y cuyo nombre trae a Raúl “Mono” Venturini, su padre. Trabajó en variedad de iniciativas populares en el espacio cultural y social El Birri, entre ellas La Birrilata, y también coordinó numerosos talleres, uno de ellos el de candombe, entendiéndolo como una herramienta de socialización e integración comunitaria. Música, teatro, títeres, circo, plástica son algunas de sus pasiones. Últimamente se viene presentando en distintos escenarios con la propuesta “Caperucita loca, Ludo el lobo y el cazador feroz” a cargo del grupo Chaplán que hace junto a Sebastián Santa Cruz. Actualmente coordina las comparsas en San Carlos Centro y Esperanza


4A_AGE13301.JPG

ENZO VALLS

Tuvo las primeras experiencias de propuestas artísticas para sectores de la población con menores recursos en Italia, en Tor Bella Monaca, un barrio periférico de Roma, tipo Fonavi, en el marco de una ludoteca municipal creada con una asociación italiana con subsidios de la Comunidad Europea. Allí, entre otras cosas, armó una especie de murguita con algunos chicos.

De vuelta de Italia en 2004, después de más de 25 años, inmediatamente comenzó a dar talleres con instrumentos de murga dentro de las actividades de Manzanas Solidarias, en Playa Norte y en el Paraje El Chaquito. En Playa Norte seguimos hasta ahora dando talleres musicales, así como de teatro, manualidades, plástica, computación y huerta, entre otros.

4A_DSC02138.JPG

WALTER ALEMANDI

Su experiencia estaba centrada en el trabajo de taller más tradicional, donde el alumno paga una cuota, se trabaja algunos meses y se realiza una muestra a fin de año. Luego de presentar el Proyecto Teatro Humano (un espacio de Libertad), en marzo de 2006 entró a la cárcel por primera vez. Allí se encontró con un mundo desconocido, con códigos, tiempos y emociones que debió descubrir día a día para poder “comunicarse” con los internos con los que había decidido integrar un grupo de teatro.

4A_FYN12788.JPG

LUCILA GUNNO

Ya en la secundaria comenzó a colaborar en comedores barriales, esos “fueron mis principios de trabajo en territorio”, ayudaba con la comida. Colaboró con clases de apoyo, tiempo de juego y recreación, taller de plástica, cuidado en las huertas orgánicas, entre otras. Comenzó la carrera de Promotora Socio-Cultural en Teatro, y se incorporó a la ONG Camco, con talleres de teatro y títeres, también se trabajaba en los barrios.

Desde entonces da talleres artísticos y anima (es payasa) en distintos espacios, con y para distintas agrupaciones, trabajando con niñas, niños y jóvenes en situación de riesgo y con distintas capacidades. Fue encargada de talleres de circo, teatro, preparación física para los jóvenes hip hoperos en La Esquina Encendida, espacio del Ministerio de Innovación y Cultura.