Pulsos de la política provincial

Comienzan a tejerse los armados preelectorales

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El objeto del deseo. foto: archivo el litoral

Darío H. Schueri

La necesidad tiene cara de hereje. En la política no hay amigos. Dos apotegmas que activan en esta época el instinto de supervivencia de quienes, legítimamente, hicieron de la política una herramienta para resolver los problemas de la gente, transformándola también en una construcción de vida. Le corresponderá luego a la implacable “sociedad sufragante” opinar mediante el voto soberano, y de acuerdo con los plazos constitucionales, si debe optar por la alternancia o convalidar por otro período a los actuales dirigentes.

Es así que entre los actores del sistema de poder institucional, y quienes pretenden ocupar esos espacios, se agudizan los sentidos y multiplican los recelos; se extreman los recaudos, y las expectativas fluctúan entre la esperanza y la cruel incertidumbre. Como alguna vez dijera el actual senador y ex gobernador Reutemann, “sólo el olfato político te va a salvar de hacer lo equivocado”. Después vienen las esclarecedoras encuestas; agregaríamos nosotros. De la gloria al infierno no hay estación intermedia.

“Este año es de trabajo y gestión, en 2015 hablaré de candidaturas”, se excusó un senador sureño cuando le preguntamos si prefería la reelección en la banca o si pelearía por la intendencia de su ciudad. En política, cada cual elabora su estrategia de juego y administra los tiempos según le indique “el olfato” (o instinto); cometido que requiere de sabiduría y templanza. Un paso en falso puede ser letal.

Barletta, el primero en mover piezas

Por caso, el diputado nacional radical y presidente de ese partido en la provincia, Mario Barletta, ya decidió junto a su grupo de trabajo enfrentar al socialismo en las Paso; determinación que puso en estado deliberativo a su agrupación.

El ex intendente de Santa Fe le marcó la cancha no sólo al socialismo, sino también a sus correligionarios, anunciando mediáticamente que sería precandidato a gobernador. Hoy visibiliza su candidatura mediante afiches y pintadas, en tanto que los principales referentes partidarios y legislativos del radicalismo prefieren guardar un prudente silencio. No es hora de atizar situaciones de las que después no se podría volver.

En la ciudad de Rosario, la coalición radical-socialista crujió la semana pasada con un sonoro escándalo que involucró seriamente -por facilitamiento de la prostitución- al hijo de un encumbrado funcionario radical de la intendente socialista Mónica Fein. Y si bien fue echado de su función, dejó una estela de sospechas en la sociedad rosarina, y además generó un durísimo encontronazo en el seno del radicalismo rosarino entre el disidente concejal Jorge Boasso y el diputado provincial Julián Galdeano. Hubo acusaciones cruzadas muy fuertes que preanuncian la interna por venir, toda vez que Boasso apoyaría a Mario Barletta contra el socialismo, mientras que Galdeano -líder del sector MAR junto a Santiago Mascheroni- se encuentra más cercano a los inquilinos de la Casa Gris.

El socialismo se prepara para la interna

Azuzado por los aprestos de Mario Barletta, y mientras sigue apostando al consenso para el armado de la fórmula gubernamental, el socialismo, tal como decíamos hace un par de semanas, se pertrecha para dar batalla apuntalando a su challenger, Miguel Lifschitz.

Para ello diseñaron un Foro de Presidentes Comunales e Intendentes Socialistas, organizado en esta capital para que cerraran filas unos trescientos dirigentes de pueblos y ciudades de la provincia. Durante el encuentro, recibieron inflamadas arengas motivacionales con catequizadores discursos doctrinarios a cargo del gobernador Bonfatti y el ministro Galassi. “Las puertas están abiertas para todos, pero no para cualquiera que no tenga estos principios, valores y coherencia”, predicó Galassi.

El influyente ministro de Gobierno instó a “no hacer lo que le cuestionamos a los otros” alertando que “se vienen tiempos difíciles con un proceso electoral complejo”, para lo cual “hay que defender el FPCyS como construcción política que ya lleva veinte años”.

Tras el meridiano discurso de Bonfatti, no pocos advirtieron que el gobernador bien podría pelear en las ligas mayores, por ejemplo dentro del Faunen nacional por la presidencia; pero sorprendió Galassi al señalar enfáticamente que “las corporaciones mediáticas ya eligieron a quien quieren como próximo presidente de la República”, apuntando, sin nombrarlo, a Mauricio Macri.

Reutemann le puso plazo a la unidad

“Desde la Casa Rosada, (Mazzón) me preguntaron si estaba dispuesto a darles una mano para la unidad del peronismo santafesino y yo les dije que sí, pero desde mi condición de soldado raso y dentro de un tiempo prudencial; después será imposible porque los candidatos ya estarán en la cancha”, nos confió el senador Carlos Reutemann, quien además subrayó: “Yo no le pongo bolilla negra a nadie que quiera jugar” (a gobernador) e insistió con la teoría que le manifestara al propio Sergio Massa sobre la prescindencia de los armados provinciales referenciados en los candidatos nacionales que tienen posturas encontradas extremas, porque ello condicionaría la unidad provincial. De todos modos, Reutemann tiene un relativo optimismo, porque es consciente de que la unidad del peronismo es difícil de llevar adelante con un peronismo nacional enfrentado entre kirchneristas y massistas, hiel que se derramará inexorablemente en las provincias.

El dirigente gremial chacarero Eduardo Buzzi terminó de abonar las sospechas del “Lole” cuando le avisó que en octubre se lanzará al ruedo como precandidato a gobernador de Sergio Massa, aspiración que comparte con el otro referente santafesino del diputado tigrense: Oscar “Cachi” Martínez, quien dejó trascender que en octubre -igual que el PRO- dará a conocer sus candidatos departamentales.

Precandidatos

El lanzamiento de Buzzi junto a Massa, y la decisión del PRO -que acaba de unificar nuevamente el bloque de diputados provinciales- de no hacer alianzas que fortalezcan la “Tercera Vía” de Macri Presidente, hace cavilar a los seis senadores massistas-reutemannistas, que pensaban asociarse departamentalmente con Miguel del Sel, y no apoyar a “Cachi” Martínez ante una posible candidatura a gobernador. En octubre, tendrán también a Buzzi como referencia gubernamental.

El empinado secretario de Transporte de la Nación, Alejandro Ramos, ya hizo saber que será precandidato a gobernador bajo la bandera kirchnerista, insignia partidaria y categoría electoral en la que quizás tenga que competir con María Eugenia Bielsa, quien la semana próxima estaría definiendo junto a sus colaboradores los pasos a seguir.

Omar Perotti sigue caminando la provincia convencido de que “la única manera de lograr la unidad del peronismo es con un proyecto superador del actual y decadente gobierno provincial”, mientras pide “provincializar” la campaña siguiendo los postulados reutemannistas.

A todo esto, el presidente del PJ, José Luis Freyre, está tratando de coordinar las agendas de Agustín Rossi, Omar Perotti, María Eugenia Bielsa, Alejandro Ramos y Carlos Reutemann para la cumbre de la unidad; altruista cometido por el cual el gremialismo en esta capital no hace mucho, toda vez que la CGT se dividió en dos sectores: el liderado por el poderoso gremio UPCN de Jorge Molinas -cuyo titular será el líder la UTA Osvaldo Omar Agrafogo-, y la que conduce el bancario Claudio Girardi.

Las luces y sombras de la economía provincial, que absorbe los efectos de la estanflación nacional advertidos por el ministro de Economía, Ángel Sciara, seguramente condicionarán cada vez más el tono de los discursos, el brote de reproches y acusaciones cruzadas; los atisbos que ya se vislumbran en la Legislatura, más allá de la madura y serena relación que Antonio Bonfatti mantiene con la gestión de la presidente de la Nación.

Las reglas de juego de la política en la Argentina de estos días serán fijadas por la economía y la “mano invisible del mercado” impulsada por la desconfianza social. Y difícilmente haya ley -como la de Desabastecimiento- que pueda detenerla.

 

Las reglas de juego de la política en la Argentina de estos días serán fijadas por la economía y la “mano invisible del mercado” impulsada por la desconfianza social.