El conde sangriento

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Luke Evans es el actor elegido para interpretar al legendario conde transilvano en la nueva versión de Drácula.

 

El 2 de octubre se estrena el film centrado en una supuesta historia sobre el origen de Drácula, uno de los personajes de ficción que más versiones tuvo en la pantalla grande a lo largo de la historia.

TEXTOS. JUAN IGNACIO NOVAK ([email protected]). FOTOS. UNIVERSAL PICTURES Y ARCHIVO EL LITORAL.

Debe haber tan sólo un puñado de personajes de la literatura que hayan tenido tanto espacio y tal abanico de rostros diferentes en la pantalla grande (y la chica) como el conde Drácula. Sherlock Holmes, Frankenstein, Tarzán y Robin Hood se le pueden acercar o tal vez superar a la hora de establecer marcas, pero no muchos más. Actores tan disímiles como Bela Lugosi, John Carradine, Christopher Lee, Frank Langella, Leslie Nielsen y Gary Oldman interpretaron alguna vez al legendario vampiro frente a la cámara. Casi todos pasaron a la historia.

Ahora le tocará el turno a Luke Evans, quien se pondrá en la piel del personaje en la película que se estrenará el jueves próximo y que pretende con un formato -esto ya se puede advertir en el trailer- de cine épico mixturado con terror y romances, contar las tribulaciones que llevan a un noble transilvano del siglo XV a convertirse en una criatura sobrenatural amante de la noche y las yugulares.

Retomando la idea del inicio, la relación tan estrecha no es casual: el cine y el conde Drácula son, en un sentido, casi contemporáneos: la novela de Bram Stoker que se convirtió en clásico de las letras decimonónicas (en realidad, su mayor impacto fue en el siglo XX), se publicó en 1897, mientras que el año en el que los historiadores fijaron como “nacimiento oficial” del cine, es 1895, cuando se produjo la primera exhibición comercial de una película.

LUGOSI

Aunque la versión de “Drácula” de 1931, dirigida por Tod Browning para la Universal Pictures, sería la primera versión oficial de la novela plasmada en el celuloide, nueve años antes el alemán F.W. Murnau había filmado la excelente “Nosferatu”, una de las cumbres del expresionismo alemán, inspirada en la misma fuente pero con algunos cambios argumentales necesarios para sortear las cuestiones legales que impedían su adaptación.

De todas formas, el principal mérito que tuvo la versión de Browning, excesivamente teatral y algo aburrida, fue la de brindar la oportunidad a un actor de origen (y marcado acento) húngaro para que desarrolle el personaje que lo lanzaría no solo a la fama mundial sino a la escala de mito. Hablamos de Bela Lugosi, quien llegaría al extremo de pedir ser sepultado con la indumentaria que utilizó, precisamente, en esta película, tal como cuenta Tim Burton en “Ed Wood”.

LEE

Pasaron casi tres décadas, y un sinnúmero de versiones, secuelas y precuelas de baja calidad, para que Terence Fisher, como líder de una búsqueda de nuevos horizontes del género de terror, realice la impresionante versión de la novela de 1958 para la productora británica Hammer. Fisher agregó color, sangre, sensualidad y provocación.

Sin embargo, son los actores los que dotan al film de su rango de pieza esencial de la historia del cine: Christopher Lee compone el mejor y más temible conde Drácula de la historia del cine, a la vez que Peter Cushing interpreta con firmeza a un agudo y enérgico Van Helsing, que mantiene un memorable duelo final con el vampiro. Tal fue el impacto que produjo, que se generaron varias secuelas, donde Lee repitió (hasta bien entrados los ‘70) su implacable actuación.

COPPOLA

Entre la vastísima cantidad de adaptaciones que siguieron, cabe detenerse en la de 1979, dirigida por John Badham, no por sus méritos puramente cinematográficos (es un film que no pasa del aprobado justito) sino por la brillante actuación de Frank Langella, que es monumental. Y lo tiene a sir Laurece Olivier en el reparto, una garantía de calidad.

La próxima versión del clásico de la literatura que se hizo en forma sobresaliente para la pantalla de cine fue la de 1992 a cargo de un Francis Ford Coppola que buscaba de nuevo subir a la cresta de la ola luego de no haber podido alcanzar las expectativas del público y la crítica en “El padrino III” (1990).

En esta oscura, voluptuosa y arrebatadora película (cuya evidente desmesura se puede observar con toda claridad en el maquillaje) Gary Oldman, Winona Ryder y Anthony Hopkins realizan trabajos memorables en los roles principales, sobre todo el histriónico Oldman, tan creíble cuando hace del joven “empalador” príncipe Vlad como al encarnar al apergaminado y maléfico conde que alcanza cuatro siglos de ignominiosa inmortalidad.

NIELSEN Y ARGENTO

Fiel a su estilo, pero no a la altura de su talento, Mel Brooks parodió la película de Coppola en “Drácula, muerto pero feliz” (1995) con un Leslie Nielsen en la cumbre de la fama, tras la exitosa saga de “La pistola desnuda”. No es un buen film, aunque tiene sus momentos. Lo mejor es la parodia que hace Nielsen de los peinados utilizados en la versión de Coppola. Lo peor, que nunca logra despertar la carcajada, como solía hacer Mel Brooks en sus mejores pasajes.

La próxima versión que merece destacarse es “Drácula 3D”, rodada en 2012 en Italia por Darío Argento, un maestro del género, cultor del subgénero giallo. El director muestra aquí su estilo, con todos sus defectos y virtudes, pero con la convicción de siempre, la misma que exhibió en “El pájaro de las plumas de cristal”, “Suspiria” y “Phenomena”. Como agregado, aquí el “enemigo íntimo” de “Drácula”, Van Helsing, está interpretado por Rutger Hauer. Una perlita.

En síntesis: Drácula asumió en el cine innumerables fisonomías, con más o menos fortuna, pero mantuvo la fascinación que lo convirtió en uno de los grandes personajes de la literatura universal. Atracción directamente relacionada con una característica esencial: logra conectar con los miedos atávicos y los deseos inconfesos. Algo que está en la sangre.

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Desde 1958, Christopher Lee encarnó al conde amante de la sangre en varios filmes de la productora Hammer. Es uno de los actores que más logró aterrar al público con sus interpretaciones.

DIVERSIDAD DE VERSIONES

Es hasta sobrecogedor indagar sobre la cantidad de variantes que admitió el personaje de Drácula en la pantalla de cine y TV. Mutó tanto, que hasta mantuvo luchas con Batman y Bonnie & Clyde, fue protagonista de películas pornográficas, y fue interpretado por el actor Carlos Calvo en una serie para la pantalla chica que se produjo en Argentina en 1999 bajo la dirección de Diego Kaplan, con Magalí Moro, Coraje Abalos, Alejandro Awada, Adriana Castro, Ulises Dumont, Lorenzo Quinteros y hasta ¡Baby Etchecopar! como parte del reparto.

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La versión de Coppola, de 1992, es una de las más logradas desde el punto de vista artístico, con una gran actuación de Gary Oldman.

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Bela Lugosi se puso en la piel del conde en 1931, en una de las más famosas películas de terror de todos los tiempos.