Cabalgar en las fronteras de la imaginación

En la naturaleza: Los escenarios naturales de nuestro país inspiraron más de una escena o un lugar de su saga.

Cabalgar en las fronteras de la imaginación

A los 26 años, Tiffany Calligaris es una de las más promisorias figuras del género fantástico en la Argentina. De sus inicios a sus proyectos en curso, la autora de la trilogía “Lesath” abre su cofre de secretos para Nosotros.

TEXTOS. IGNACIO ANDRÉS AMARILLO. FOTOS. GENTILEZA OSVALDO PERALTA, TIFFANY CALLIGARIS Y CELIA PAGLIERO.

 

Tiffany Calligaris se llama Tiffany Calligaris. Tiffany Lis, para ser más precisos (Lis es su mamá, de quien heredó la carrera de Derecho), o Tiffy, para los afectos. Para alguno puede ser sorpresa, en la creencia de que se trataba de un ingenioso nombre artístico. Pero así fue bautizada esta ex alumna del Sworn Junior College de Belgrano, nacida el 22 de enero de 1988; introducida de niña al universo de “Star Wars” (cual padawan de su papá Elvio); y enamorada de viajes y cabalgatas por San Martín de los Andes, donde empezó a soñar con bosques fantásticos que aparecerían luego en la trilogía “Lesath” (“Memorias de un engaño”, “El Trono vacío” y “La corte del Hechicero”) que la han posicionado como una nueva figura dentro del fantasy nacional.

Pero la que se presta a la charla con Nosotros es una chica muy normal, que combina la sencillez de sus palabras con cierto “acento de Barrio Norte”, y que remata las frases con una risita, como para salir de la timidez de lo antedicho.

- Tu verdadero nombre estaría bueno como seudónimo.

- Sí, es inusual y cuando empecé por mi cuenta a ir a las librerías a ver si estaba mi libro, pregunté: “¿Está ‘Lesath’ de Tiffany Calligaris?”, y el librero me dice: “Ah, sí, Tiffany, la chica extranjera”. “No, soy yo y no soy extranjera” (risas). Creo que en cierto sentido me jugó un poco a favor, porque como estamos acostumbrados a leer a tantos autores de afuera, en principio hubo incertidumbre si era de acá o de otro lugar. Capaz me ayudó a darme algún distintivo.

- No hay tantos autores argentinos en el género de la fantasía; o los hay, pero no se han insertado tanto en el mercado o la masividad, fuera de Liliana Bodoc. Bueno, lo habrás vivido en carne propia.

- Sí, cuando “salí” conocía a Liliana, pero pensaba que estaba sólo ella; después descubrí que había más autores argentinos. Pero cuando hablo con mis lectores muchos me dicen “siempre leo cosas de autores de afuera, está bueno tener alguien de acá”.

LA GÉNESIS

- Para la primera novela de un escritor no hay una fórmula, aunque haya leído muchas. ¿Cómo fue desde empezar a pensar los personajes a decir “esto es una idea para una novela”, que además no va a ser la única?

- Como a los 15 intenté escribir una novela: me senté y empecé a escribir, y medio que en algún momento me estanqué porque no lo había pensado tanto. Escribí, escribí y de repente no sabía para dónde ir. Como ya tenía esa experiencia, venía con la idea del personaje, de diálogos, de cómo podía ser la historia, en vez de sentarme a escribir estuve un par de meses haciendo el perfil de cada personaje: cómo me lo imaginaba, qué había pasado con él, cómo era su personalidad, en qué situación estaba cuando empezó el libro.

Me hice un mapa con diferentes pueblitos, me empecé a interiorizar con el mundo que quería hacer antes de ponerme a escribir. Y después cuando estaba a mitad del primer libro se me ocurrió que quería hacer una trilogía, porque es medio icónico para el género: está “El Señor de los Anillos” que son tres (risas) y pensé “puedo terminar este acá, puedo dividirlo y hacer un segundo y un tercero. A mitad del primero me ordené como para que me dé para tres libros.

- Llevabas un sexto de toda la historia...

- Empezás a escribir pero no sabés cómo va a ir tomando forma. Me empezaron realmente a gustar los personajes, imaginar situaciones, eso me fue impulsando a pensar que podía alargar la historia como para contar más cosas de cada uno.

- Comentario de nerd: tu protagonista (Adhara) es hija de padre elfo y madre mortal. En la obra de J.R.R. Tolkien los mestizajes se dan con mujer elfa y hombre mortal. Hay como un proceso de inversión, al tener una protagonista femenina (y una autora mujer).

- Sí, creo que me era más fácil (más siendo lo primero largo que escribía) meterme en la cabeza de una chica. Y también en “Eragon”, de Christopher Paolini, también una de las chicas es una elfa, y el chico es un chico (risas). Me gustaba la idea de una chica elfa, pero que al mismo tiempo sea medio humana; que tenga la apariencia de una elfa pero que al mismo tiempo sea como nosotros, que no somos inmortales y somos más impacientes, indecisos y con las emociones descontroladas.

- Para Tolkien los únicos personajes femeninos importantes son elfas, no muchas mortales, salvo...

- Éowyn.

- Son una o dos por cada Edad del Sol, pero eso demasiado nerd...

MERCADOS

- Estuviste en la Feria del Libro de Frankfurt, ¿cómo es llevar esto afuera? Acá tenés tus lectores, tu presencia en las redes. Allá sos extranjera en serio.

- Fue intimidante, pero muy linda experiencia. Siempre quise ir como lectora, nunca pensé que iba a ir como autora. Nunca pensé que iba a ver tantos libros en mi vida: había salas y salas. Fue interesante, sos uno más de tantos autores, hay tantas cosas para ver que más que nada fue recorrer, aprovechar a conocer. Hicimos un evento para prensa con periodistas de allá; fue muy gracioso porque ellos me hacían preguntas en alemán y yo contestaba en inglés. Escuchaba algo que sonaba re largo y complejo, empezaba a transpirar, y después escuchaba que era una pregunta que ya me habían hecho antes (risas).

- ¿Cómo fue el momento de salir a mostrar a las editoriales?

- Mis papás fueron los primeros que lo leyeron, y me convencieron de ir a mostrarlo a una editorial, a mí me daba vergüenza. Mi papá me acompañaba e íbamos llamando a ver si podíamos dejar el manuscrito y ver qué les parecía. La primera vez fue una sorpresa escuchar a alguien que no conocía hablar de mi libro y de los personajes (risas).

- ¿Era esta editorial?

- No, empecé con una editorial más chica, Mucho Gusto Editores: ellos se ofrecieron a publicarlo, pero me decían que hacían más cosas de cocina, nada que ver. Les gustó el libro pero no como habían publicado nada del género, me dijeron “probá en otra editorial más grande, y si no vení que yo te lo publico”. Me sentí contenta y tranquila de que le había gustado, y re agradecida por la oportunidad de probar con otras. Llegó una chica que es experta en literatura fantástica, y me hizo el contacto para llegar a Planeta.

- Hay países que tienen tradiciones de literatura fantástica por el hecho de que incluso son sus leyendas. ¿Hay mercado para una autora argentina?

- Uno va de a poco avanzando sobre países, no es el mercado americano que es gigante y tiene sus propios autores y el género está fijo, tenés filas de estantes de literatura fantástica. Creo que en el caso de “Lesath”, al ser una tierra ficticia, es bastante relacionable. Quizás si hubiese sido algo más específico de la Argentina...

Ahora ya se publicó en Uruguay y Chile, y a principios del año que viene en México. La idea es ir abarcando hasta que esté en tantos lugares que uno diga “está bien” (risas). Siento que le está yendo bastante bien al género, y ayuda también el cine, con tantas sagas; ayuda a que estén abiertos a otros autores.

ROSTROS Y PERSONAJES

- ¿Cómo te imaginás tu obra llevada al cine? J.K. Rowling tiene una relación rara con las películas y los actores, salvo con Evanna Lynch como Luna Lovegood, incorporó esa imagen en su mente.

- Me encantaría que llegue. Soy conciente de que son formatos diferentes, que el guión sería distinto al libro, ni una película de cinco horas, sería una adaptación. Hay lectores que me dicen, “me imagino a tal personaje como tal actor”, tres lectores te tiran tres diferentes, y ninguno coincide con lo que yo elegiría.

Por más que uno haga una descripción de los personajes, le va agregando cosas propias y los imagina de manera diferente. Me gustaría que aunque no sea calcado el personaje, sí tenga los gestos y transmita las características.

- ¿Cómo es la despedida de estos personajes con los que conviviste años?

- Siempre te acompañan, porque hablando con los lectores uno los tiene presentes en la cabeza. Con el primer y segundo libro convivía todos los días (risas), hacía escenas. En los últimos capítulos del tercero me empezó a agarrar la cosa de “no, me estoy despidiendo, espero que no sea la última vez que escriba este personaje...”. Fue todo un proceso bastante triste. Después estaba muy entusiasmada de arrancar otra cosa, así que hice la despedida pero no tardé mucho en darle lugar a nuevos personajes. En algún momento me gustaría seguir con “Lesath”, en algunos años, tampoco es una despedida definitiva.

- ¿Ya estás con una nueva saga?

- Sí, va a empezar el año que viene, está dentro del género pero más contemporánea, no una ambientación medieval. La protagonista también es una chica de 20 años que se llama Madison y va a la universidad.

- ¿Cómo es tu disciplina de trabajo?

- Soy de escribir mucho durante el día, de noche me cuesta. Por lo general soy más productiva después del mediodía: arranco a la mañana, hago una pausa y después es cuando más escribo. Si vengo muy entusiasmada con una escena estiro, pero a la noche es muy raro. Soy bastante diurna, también para estudiar: a las ocho mi cabeza se apaga y es para ver tele o para no pensar mucho (risas).

- En esta nueva saga, ¿ya arrancaste con la escritura?

- Sí, por ahora vengo bien.

DOCTORA CALLIGARIS

- “Lesath” te agarró en la facultad. ¿Cómo conviven la escritora fantástica y la abogada?

- No sé si conviven: la escrita movió a la abogada de lado (risas). Cuando empecé a escribir estaba en segundo año, pero lo bueno es que abogacía no tiene lugar para lo creativo: están los artículos, están los códigos, uno se aprende eso y lo que sea escribir es un formato. Escribir me daba licencia creativa completa. Eran códigos a la mañana y escribir a la tarde.

- Hasta que te recibiste tuviste que hacerlas convivir.

- Creo que me hizo más fácil la carrera, más amena, más tranquila de seguir, capaz si me hubiera enloquecido con eso y no me hubiese dado un recreo para hacer cosas que realmente disfrutara y después volver a estudiar, capaz no me hubiese ido tan bien.

- Las ideas para tu nuevo proyecto, ¿salieron naturalmente o hubo un momento en el que te sentaste y dijiste “y ahora qué hago”?

- Venía teniendo ideas, capaz que veo cosas o pienso algo y tenía todo anotado. No quería meterme a investigar porque ya veía que dejaba “Lesath” por la mitad y me enloquecía con lo nuevo, así que tenía un cuadernito y cuando tenía una idea anotaba todo y después lo cerraba para no tentarme en pensar nombres de personajes o cosas para la trama.

Ya estaba en el tercero de “Lesath” y me quería concentrar en eso, y cumplir con la editorial y entregar en el plazo.

- ¿Cuánto te tomó cada libro?

- El primero un año y medio, y los otros un año cada uno, más o menos.

DE IDA Y DE VUELTA

- Hablábamos de este feedback que tenés con los lectores. ¿Cómo es esta experiencia de ser “escritora 2.0”?

- Es increíble, me encanta saber si les está gustando. Me ponen “llegué a este capítulo... te odio” (risas). Es genial, como experimentar algo cercano a lo que les estás causando a los lectores.

Cuando era más chica, que tenía autoras que me encantaban, no había tantas redes. Terminabas de leer el libro, lo guardabas y te quedabas con esa experiencia. Yo no tenía tantas amigas que leyeran el género, y si le escribías al autor era una carta y se la mandabas por correo. Nunca se me ocurrió que el autor tiene Twitter y le escribís y te contesta, todo en diez minutos.

Como lectora disfrutando de poder hacer esto, terminar un libro y hay gente que lo comparte y enseguida podés tener acceso a ellos y al autor. Y como autora feliz de poder tener ese feedback: que te digan qué les gustó, de los personajes. Fue muy gracioso cuando salió el tercero, puse en Facebook que nadie diga nada por unos meses, hasta que todos lo leyeran. Se generaban diálogos como “no puedo creer esto, en el capítulo 8 cuando Zul...”, trataban de decirlo y no. Yo sabía de qué estaban hablando.

- Vos ya lo habías terminado y volvías al momento en que los escribiste.

- Pasó que cuando estaba escribiendo el tercero muchos estaban leyendo el segundo, y pedían que pase esto o aquello; yo sabía lo que iba a pasar y lo que no, pero cuando iba a pasar algo que sabía que tenía expectativa, como un beso, le prestaba atención a esa escena más que a las otras, porque sabía que estaban todos re entusiasmados de leer.

LECTOESCRITURAS

- ¿Cómo manejás la lectora con ese ritmo de escritura? ¿Y cómo hacés para no contaminarte?

- Por lo general trato de escribir en la semana y leer en el fin de semana. Si un día escribo no leo, porque se te meten palabras de otro autor, o tenés la mitad de la cabeza en lo que estás leyendo y la otra mitad en lo que estás escribiendo. O si leo a la noche lo hago en inglés, para que no se me peguen palabras en castellano.

- ¿Qué leíste en el último tiempo que te haya llamado la atención?

- Lo último que leí y que me gustó fue “Correr o morir” (“The Maze Runner”), de James Dashner. Sabía que iba a venir a la Argentina, había leído el primer libro y me faltaban el segundo y el tercero. Cuando supe que venía los leí, porque lo quería conocer. Me leí los dos en una semana más la precuela, fue una cosa impresionante. Tiene esa cosa que avanza muy rápido y la mitad del tiempo no sabés qué está pasando, así que decís “leo un capítulo más” y ya te leíste diez, porque ninguno te explica, y ya lo terminaste y estás con el otro libro.

- No tuviste que esperar como con Harry Potter.

- Eso lo viví: leí el primero a los 11 y el último a los 19. y con mi prima, que también es re fanática, íbamos a comprarlo juntas, nos llamábamos: “che, llegaste hasta...”, “bueno, no me digas nada”. Lo terminábamos, decíamos “viste lo que pasó”, y era un año de teorías y conspiraciones para ver si podíamos adivinar lo que iba a pasar.

Por momentos se hacía largo, pero también es parte de la magia. Con “Juego de Tronos” todos estamos esperando que salga el sexto libro, y llega un punto en que uno se hizo su idea.

- ¿Cómo te pensás de acá a unos años? Ahora empieza la escritora a secas, separada de “Lesath”.

- “Lesath” me encanta, y me pedían que la siga, pero quería tomarme un recreo, probar que podía escribir más de una saga. Pero también tenía la idea. Probaré suerte con lo nuevo, y creo que todavía me quedan más libros y sagas por escribir, todavía estoy empezando. Con este nuevo comienzo siento una diferencia abismal con el principio de “Lesath”.

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Como Adhara, la protagonista de “Lesath”, es una experta jinete y tiene una relación especial con los caballos.

“En algún momento me gustaría seguir con ‘Lesath’, en algunos años, tampoco es una despedida definitiva”.

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Con integrantes de la comunidad BookTube Argentina, que la interrogaron en su visita a la Feria del Libro de Santa Fe.

“Probaré suerte con lo nuevo, y creo que todavía me quedan más libros y sagas por escribir, todavía estoy empezando”.