Estampas de una entrañable Madrid

Estampas de una entrañable Madrid

varios son los sitios de interés de madrid, como la puerta del sol.

La autora nos deleita con una personalizada recorrida por Madrid, una ciudad española cargada de historia, con lindos cafés y bares adonde compartir con amigos una noche de tapas, o sus tradicionales ferias y lugares emblemáticos para disfrutar.

TEXTOS. GRACIELA DANERI.

 

Los Fernández-Herranz son españoles, conforman una familia que reside en Madrid y a la cual visitamos cada vez que el destino nos dirige hacia aquella capital. Ellos son muy viajeros y, justamente por ese motivo, no los conocimos en España sino que en la lejana Beijing, en la mismísima China, donde ellos estaban de vacaciones.

Desde entonces y ya pasaron varios lustros- la amistad continuó ininterrumpidamente, a pesar de la distancia. Cuando no los visitábamos en Madrid, el contacto vía Internet era y continúa siendo frecuente y prácticamente determinante y así, mails de por medio, nos hemos ido manteniendo en contacto, sobre todo cuando el Real Madrid (club del que son hinchas fervientes, además de socios) derrota al Barcelona o cuando se corona campeón de la Liga o de la Champion, y así sucesivamente. Viven en el barrio de Chamartin y el mítico estadio Santiago Bernabeu está a poca distancia de su acogedor departamento de la calle Bravo Murillo.

EL BERNABEU, UNO DE LOS EMBLEMAS DE LA CIUDAD

En este último y reciente encuentro nos esperaron con una grata sorpresa, pues nos invitaron a hacer el clásico recorrido por el interior del Bernabeu, que sabíamos que era uno de los más modernos de España (o de Europa).

El tour incluye el ingreso al campo de juego (en ese momento preparándose el escenario para un recital de los Rolling Stones); el recorrido por sus sectores de elevadas tribunas (a las que, en determinados tramos, se accede por escaleras mecánicas), todas con sus respectivas butacas (nadie ve allí un partido de pie ni pasa frío, porque están calefaccionadas); sus plateas, incluidas las “vip”; las salas de trofeos con toda la variedad de copas ganadas por el club, los obtenidos individualmente por un gran número de sus futbolistas (balones de oro, guantes de oro), posters gigantes con los distintos equipos de esa entidad deportiva desde su fundación a la fecha; salas en las que pueden verse en pantallas gigantes incontables goles y jugadas de cualquier época; los vestuarios; salas de reuniones de jugadores y/o dirigentes, además de la gente de prensa; muy buenos y bien acondicionados bares, donde en el entretiempo de cada partido el público puede acudir a degustar algún “bocadillo” o una bebida; tiendas de merchandising... y hasta un restaurante de alta calidad y excelentes carta y bodega, donde los comensales (si su comida coincide con el horario) pueden ver el partido desde su mesa, a través de ventanales que se asoman al campo de juego, como si fuese una platea privilegiada. El día en que estuvimos allí no se disputaba ningún encuentro, por lo que sólo teníamos sobre el césped a operarios preparando el recital de los Rolling.

Allí, en el Bernabeu, Alfredo Di Stefano es todo un emblema: fotos, posters, bustos, estatua con su indumentaria futbolística, casacas y botines usados por el ídolo en algún momento de su carrera deportiva, los balones (todavía de cuero y con tientos) con los que conquistó goles históricos, hoy se preservan como reliquias en cofres de vidrios.

A nuestro regreso del viaje por España tuvimos la noticia de la muerte del que llamaban La Saeta Rubia, cuyos restos se velaron en ese mismo estadio, como vimos por televisión, en uno de los salones que pocos días antes habíamos recorrido. Y hasta rápidamente, desde el gobierno madrileño, propusieron darle su nombre a una calle.

VAGABUNDEANDO

Durante el vagabundeo madrileño, deliberadamente nos acercamos al Café Gijón, emplazado en el Paseo de Recoletos Nº 21, a sólo un centenar de metros de la Fuente de Las Cibeles. Es un sitio tradicional, algo así como lo que representa el Tortoni para los porteños.

Fundado por un asturiano en 1888, supo ser el epicentro de vastas tertulias literarias, por cuyos salones y su terraza, ahí sobre las veredas del Paseo mismo, se dieron cita figuras de la talla de García Lorca, Jardiel Poncela, el comediógrafo Alfonso Paso, Buero Vallejo, Antonio Gala, Camilo José Cela, Ramón y Cajal, Manuel Aleixandre, don Luis García Berlanga, Pérez-Reverte y tantos otros notables. O sea, otra de las tantas curiosidades culturales que presenta la capital española.

Algo de color (para tomarlo, si es posible, con un poco de humor...), por ahí mismo se puede tomar un buen café por 1 euro o 1,50 euros. ¡Qué contraste con Buenos Aires, donde a nuestro regreso uno, en un bar de los tantos, costó 25 pesos!

Y si de Las Cibeles se enfila hacia el Paseo del Prado donde, desde luego, se encuentra su famoso museo, además de otros, como el Thyssen-Bornemisza, se halla el Barrio de las Letras (también lo denominan de las Musas), que tiene como epicentro la Calle de las Huertas, una angosta peatonal que se extiende hasta las proximidades de la tradicional Plaza Mayor. Es un sitio frecuentado por estudiantes y turistas, con pequeños bares y restaurantes de tapas, comercios y hostales igualmente pequeños, anticuarios y librerías de textos usados. A cada tanto, andando por esa vía, pueden leerse estampados en el piso versos de Góngora, Quevedo, Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón de la Barca, Fernando de Rojas y de tantos otros vates del Siglo de Oro.

En la Calle de las Huertas se encuentra también el convento de las monjas de clausura de las Trinitarias Descalzas. Y justamente en uno de sus muros una placa recuerda a Sor Marcela de San Félix que, según reza la inscripción, era hija ilegítima de Lope de Vega y una actriz apellidada Luján. Sor Marcela -digna hija de su padre- en su tiempo también fue una conocida escritora.

Durante una de esas jornadas de paseo, esta vez por la calle de Alcalá, cual sería la sorpresa al toparnos con nuestro inefable compañero de tareas, el periodista Rogelio Alaniz (para nosotros simplemente El Turco), que enderezaba sus pasos hacia Las Ventas ¡a presenciar una corrida de toros!, cosas del Turco....

En lo personal, aunque me hubiesen invitado y regalado la entrada, no habría ido: detesto el uso de animales (o mejor dicho animales no humanos) para diversión de los animales humanos (¡cómo me gusta esta distinción que actualmente se maneja en el campo de la filosofía ambiental!).

TRADICIONES CULTURALES

Como nuestra estadía coincidió con el día de Corpus Christi, presenciamos cómo en las proximidades de la Puerta del Sol cada comunidad parroquial lugareña se congregaba con sus estandartes, algunos cargados de historia, y gente ataviada según usanza de época, mujeres con peinetones y largas mantillas, hombres elegantemente vestidos y una multitud sin distinción de edades participando de la procesión.

Y, multitud al margen, todo se hacía en orden, con bandas musicales variadas, incluidas las militares, acompañando la procesión, además de una apreciable devoción y con gran respeto por parte de los extranjeros no católicos. Quizás éstos apreciaban esa ceremonia como parte del folclore lugareño, pero invariablemente con la admirable decisión de conservar sus fuentes culturales....

Eso sí, la Gran Vía tiene su esquina non sancta, allí donde la Calle de la Montera se une a la de Fuencarral (digamos, el corazón mismo de Madrid): a toda hora, de mañana temprano inclusive, abundan las mujeres que son usadas para ejercer la prostitución y que, según nos comentaban, provienen de los países empobrecidos del este, aunque tampoco falta alguna con aspecto de haber llegado del subdesarrollo sudamericano. Algo pendiente de solución en un país avanzado como España...

EL RASTRO

Cada domingo por la mañana, no lejos de la Plaza Mayor, funciona El Rastro, que es una multitudinaria feria a cielo abierto, instalada a lo largo de varias calles, en las que incontables tenderetes de venta de los objetos más variados que a cualquiera se le pueda ocurrir. Desde zapatos, ropa de todo tipo, souvenirs, enseres domésticos, carteras, bolsos, valijas, abanicos....y todo a precios razonables (aunque sean en euros), que siempre están sujetos a regateo del cliente.

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El Rastro es una feria a cielo abierto, instalada a lo largo de varias calles, en las que incontables tenderetes de venta de los objetos más variados que a cualquiera se le pueda ocurrir.

PARA CINÉFILOS

Otro sitio particularmente interesante, al menos para los cinéfilos, es la Calle de los Heros, ahí nomás, a un costado de la Plaza de España, donde sobresale el monumento al Quijote y Sancho Panza. Apenas un centenar de metros alberga dos complejos cinematográficos, el Renoir y el Golem, cada uno de ellos con un buen número de pequeñas salas dedicadas al mejor cine internacional, ese que antes los españoles denominaban de arte y ensayo, donde las películas se exhiben en su idioma original (o sea, sin doblaje y con subtítulos).

Volviendo de esa arteria, frente a la plaza misma, está el tradicional edificio que se conoce como la Torre de Madrid, en la esquina donde comienza la Calle de la Princesa. Casi cuarenta pisos suma esa construcción que, en su momento, fue la más alta del país y donde una placa colocada en su entrada recuerda que, en uno de sus pisos, supo vivir el cineasta Luis Buñuel.

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el Café Gijón está emplazado en el Paseo de Recoletos Nº 21, a sólo un centenar de metros de la Fuente de Las Cibeles. es un sitio tradicional, algo así como lo que representa el Tortoni para los porteños.

PARA TENER EN CUENTA

- La noche madrileña presenta infinidad de sugestivas alternativas gastronómicas: ir de tapas al Mercado de San Miguel (donde se puede conocer la “horchata”, tan gustada por mi abuela y tan desconocida por mí como para preguntar con qué se hace y, según me respondían, con unos frutos secos que se llaman “chufas”. A decir verdad, la probamos y encontramos que no tiene sabor a nada... Cosa contraria a lo que sucede con lo que los españoles llaman “sidra tirada”, o sea de grifo, de barril, o bien el vermut, también de grifo.

- Pero eso es sólo ir de tapas, porque para cenar, como se dice cenar para nosotros, qué mejor que Las Cuevas de Luis Candelas, nombre del famoso bandido español que allí tenía su guarida, cerquita de la Plaza Mayor, hoy convertida en un selecto (y caro) restaurante al que a los argentinos de clase media no nos conviene frecuentar, salvo que medie una invitación.

- Ahora bien, lo que es digno de admiración en nuestra querida Madrid (y también en toda España) es tratar con gente sumamente respetuosa, gentil y dispuesta a dar una mano: si preguntás algo te dan las explicaciones del caso, si se trata de alguna dirección, casi te acompañan hasta ella. Los policías, sean de la Guardia Civil, municipales o de otro orden, acostumbran ser invariablemente atentos, y responden hasta con una sonrisa.

- Otro detalle para apreciar es lo florido que son los balcones de cualquier vivienda y las calles que lucen impecables, porque nadie tira sus deshechos al piso. Los automovilistas dan paso a los peatones, pero no de mala gana, sino con naturalidad y extrema cortesía. Eso es lo que amamos: sentirnos en un sitio donde el Otro existe y es respetado, y que las secuelas de los años del franquismo y de la cruel guerra civil, en la vida diaria, en el quehacer doméstico, se han borrado por completo.

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el mítico estadio Santiago Bernabeu puede ser visitado por los turistas. el tour incluye el ingreso al campo de juego.