Rousseff vs. Neves

Las elecciones del domingo también definirán política externa de Brasil

  • La continuidad de Rousseff significaría seguir con el ideario de “unir a América”; el triunfo de Aécio Neves marcaría grandes cambios en la política externa, principalmente, en la relación con la Argentina por las barreras económicas contra productos brasileños.
Las elecciones del domingo también definirán política externa de Brasil

Una campaña intensa que este domingo develará quién será el próximo presidente en el Brasil.

Foto: Agencia EFE

 

Diana Renée

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dpa

Las elecciones del domingo en Brasil no sólo definirán si la presidenta Dilma Rousseff seguirá en el gobierno o si deberá entregar el poder al opositor Aécio Neves, sino que también dictarán el futuro de la política externa seguida en los últimos 12 años por el gigante sudamericano, lo que preocupa a algunos de los países vecinos.

“Me preocupa que la derecha pueda volver democráticamente al poder”, expresó la semana pasada el presidente reelecto de Bolivia, Evo Morales, en una declaración que fue interpretada por analistas brasileños como una alusión a la posibilidad de triunfo de Neves, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB).

Según el respetado columnista político Clóvis Rossi, del diario “Folha de Sao Paulo”, la posibilidad de derrota de Rousseff genera “cierto nerviosismo” entre “los gobiernos más actuantes” de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), como los de Bolivia y Venezuela, que mantienen fuertes vínculos con el Partido de los Trabajadores (PT) de Rousseff y del ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva.

Desde que el PT asumió el poder con Lula da Silva, en 2003, la política exterior brasileña pasó a otorgar prioridad absoluta a la integración regional, en especial al Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela), y también a las relaciones con los países emergentes del llamado grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica).

Hubo además un “enfriamiento” de las relaciones con Estados Unidos, principalmente después que los documentos filtrados por el ex consultor de los servicios secretos estadounidenses, Edward Snowden, revelaron que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana monitoreó las comunicaciones de Rousseff, quien por esta razón canceló una visita de Estado a Washington programada para octubre del año pasado.

Grandes cambios

Un triunfo de Neves, según indicó el propio candidato, llevaría a cambios profundos en la política exterior. El representante del PSDB ya anunció, por ejemplo, su intención de acercar Brasil a la Alianza del Pacífico, que conforman Chile, Colombia, México y Perú.

Además, advirtió que pretende “revisar” las relaciones con países productores de drogas, entre los cuales nombró a Bolivia, Colombia y Paraguay.

“Nosotros sabemos que las drogas y las armas que causan muertes en Brasil no son producidas aquí, sino al lado”, afirmó el político, quien criticó específicamente la “connivencia” del gobierno de Morales hacia la producción de hojas de coca, utilizadas en la producción de cocaína.

“Bolivia produce hoy cuatro veces más hojas de coca de lo que consume en los altiplanos. Y lo hace con la complacencia y la connivencia del gobierno. En mi gobierno sólo habrá relación con esos países cuando tengan la responsabilidad de inhibir el cultivo, ya sea de la materia prima o de la droga misma. Lo que es producido allá causa la muerte a gente de acá”, afirmó.

La perspectiva de cambios drásticos en caso de victoria de Neves es confirmada por las posiciones manifestadas por el coordinador de política externa del candidato del PSDB, el ex embajador de Brasil en Washington Rubens Barbosa, quien afirma que la orientación adoptada bajo los gobiernos del PT acumuló “retrocesos” a raíz de “tendencias ideológicas y partidarias”.

Barbosa criticó específicamente la “paciencia estratégica” del gobierno brasileño frente a las trabas proteccionistas adoptadas en Argentina -el principal socio del país en el Mercosur- por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.

Según el embajador, el gobierno de Rousseff “está aceptando que las crecientes trabas proteccionistas contra productos importados afecten en forma ilegal a las exportaciones brasileñas, sustituidas en forma descarada por bienes y equipos de China”.

“Se trata de clara desviación del comercio, contraria a los intereses de las empresas brasileñas, que se enfrentan en los últimos años con una actitud pasiva del gobierno, que renuncia a defender los intereses nacionales en nombre de una visión estratégica equivocada hacia nuestro vecino”, escribió Barbosa en un artículo reciente, en el que defendió “una política externa pragmática y de resultados”.

La preocupación de Evo Morales por los reflejos de un posible triunfo de “la derecha” en la política externa brasileña es compartida por el ex ministro de la Secretaría de Asuntos Estratégicos del gobierno de Lula, el politólogo Roberto Mangabeira Unger.

Al defender el voto por Rousseff, Mangabeira Unger afirmó que, de llegar al gobierno, Neves conducirá “una política exterior de resultados, es decir, de ventajas comerciales”, y tratará de “evitar pelearse con los que mandan”.

Según el politólogo, Rousseff a su vez se mantendrá firme en el propósito de “unir Sudamérica” y de “luchar para volver el orden mundial de seguridad y comercio más hospitalaria a las alternativas de desarrollo nacional”.

La estrategia del PT

El Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil busca conquistar un cuarto mandato consecutivo al frente del gobierno nacional, apoyado en los notorios avances sociales alcanzados en 12 años de gestión.

La batalla decisiva para que el partido de izquierda amplíe a 16 años su periodo de gobierno - que ya es el más largo desde la restauración democrática, en 1985- será disputada el domingo, cuando la actual presidenta, Dilma Rousseff, enfrente al socialdemócrata Aécio Neves en el balotaje.

La principal arma que tiene el PT para contrarrestar los peligros que amenazan su permanencia en el Palacio del Planalto es su logro más sobresaliente: la notable reducción del hambre y la extrema pobreza en el país alcanzada durante sus tres gobiernos.

El avance en el combate a la miseria fue ratificado semanas atrás por el Fondo de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), que excluyó a Brasil del “Mapa del Hambre”.

Asimismo, datos oficiales indican que en la última década fueron generados 21 millones de empleos formales, el poder adquisitivo del salario mínimo aumentó un 71 por ciento y 36 millones de brasileños fueron rescatados de la miseria a través de programas como el “Beca Familia” y “Brasil sin Miseria”, entre otros avances.

En contrapartida, los tres mandatos del PT se vieron empañados por denuncias de corrupción, que afectaron tanto al pasado gobierno de Luiz Inacio Lula da Silva como al de Rousseff, y el deterioro de los índices económicos, que se derrumbaron durante la gestión de esta última.

A esas dos amenazas se suma hoy una mucho más tangible: el inesperado crecimiento de Neves, quien después de asegurarse el pase al balotaje obtuvo el invaluable respaldo explícito de la líder ambientalista Marina Silva, quien quedó tercera en la primera ronda con el 21,29 por ciento de los sufragios válidos.

Al apoyo de Silva se suma el de la fuerza política que la postuló a la Presidencia, el Partido Socialista Brasileño (PSB); el de la su propia agrupación, Red Sostenibilidad (Rede); y el de la mayoría de los partidos que disputaron la primera vuelta.