Coro de presidenciables contra el gobierno

Corrupción e intolerancia

  • Sanz, Cobos, Massa y Binner compartieron panel en el coloquio de Idea. Macri y Scioli eludieron el debate compartido.
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Las presidenciables y Miguel Blanco, titular de Idea, ayer en Mar del Plata. Foto: DyN

 

De la redacción de El Litoral

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DyN

Los precandidatos presidenciales Ernesto Sanz, Julio Cobos, Sergio Massa y Hermes Binner salieron al cruce de las críticas que desde el gobierno se lanzaron contra los empresarios que participaron del coloquio de Idea al advertir que el oficialismo “no admite nunca una crítica” y apela a “gritar y agredir”. Mauricio Macri no quiso salir “en la foto” con sus competidores.

Sanz, titular del radicalismo, evaluó que el gobierno “no admite nunca que nadie le diga nada”, mientras que Cobos instó a “terminar con los enfrentamientos, porque Argentina necesita una nueva relación entre lo público y lo privado”.

El jefe del Frente Renovador, Sergio Massa, se diferenció de funcionarios que “creen que sólo se puede gritar y agredir”, mientras que el socialista Hermes Binner apuntó que al kirchnerismo “nunca le gustó el coloquio” de Idea.

Cobos advirtió que “si no se logra un diálogo entre todos los sectores o un intercambio de opinión, es imposible cambiar esto. Siempre puede haber opiniones o intereses confrontados, pero está entre todos que lo mitiguemos y confrontemos ideas, y no confrontación de agravios”.

Los presidenciables compartieron un panel en el que analizaron las dificultades en la educación, el sistema energético y la problemática del narcotráfico. “Lo que estamos viviendo es un final de época”, remarcó Sanz luego de rememorar las afirmaciones de Miguel Blanco -presidente del Coloquio- quien en la apertura del encuentro se refirió al “fin del ciclo” kirchnerista.

El presidente de la UCR resaltó que con el cambio de gobierno “se va la época de la corrupción, del facilismo económico, de derrochar los excedentes como se han derrochado en estos años”.

Massa apuntó que “la Argentina no vuelve para atrás, que la idea de la Argentina enfrentada entre la industria y el campo, o entre partidos, o entre sectores, empresarios y trabajadores, es la Argentina del pasado, es la que se queda enterrada y se empezó a quedar enterrada el 27 de octubre del año pasado”.

Cobos llamó a construir un país de “controles” de “transparencia” porque, afirmó, “se puede gobernar y ser eficiente siendo honesto”. Binner resaltó que “Argentina tiene un gran futuro porque tiene a la gente más preparada, instituciones muy formadas, cree en los valores espirituales y materiales de nuestra ciudadanía, defiende esos valores y nos constituimos como un país absolutamente integrado y esto es lo que nos diferencia de muchas situaciones que hoy ocurren en el mundo”.

El jefe de Gabinete criticó el encuentro empresario al expresar que “la apreciación que uno tiene del Coloquio de Idea es que no tienen ideas”; el ministro de Economía, Axel Kicillof, que lo calificó de “caricaturesco” e ironizó que “debería llamarse Coloquio ni una idea”. En tanto, el gobernador bonaerense, Daniel Scioli, estuvo en la apertura pero luego descalificó por “ingratas e injustas” algunas expresiones de empresarios.

 

análisis

por Carlos Lamiral

Lo que viene

Los ejecutivos que asistieron al Coloquio retornaron a sus casas con la sensación palpable de un cambio de época. Algunos sostienen que la foto final del encuentro, con los presidenciables, luego de un debate donde no hubo chicanas, es una imagen de lo que puede venir.

Lo que está por delante son amplios acuerdos para encarar un programa económico que, a decir de los referentes, será de cuatro años de ajuste gradual para volver a una inflación de un dígito.

Casi todos los que están en condiciones de ganar las elecciones coinciden en sus políticas. Combate a la inflación, arreglo con los holdouts, retorno a los mercados de capitales, rebaja de retenciones al campo, reducción de subsidios y medidas para favorecer la inversión.

Inútiles y hasta contraproducentes para las intenciones del gobierno fueron las duras críticas de Jorge Capitanich. El contracoloquio que cerró el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, pasó casi como una curiosidad.

La agenda del encuentro, salpicada con temas de contenido social de fuerte preocupación -narcotráfico, educación, responsabilidad social empresaria- muestra también un cambio en los intereses dirigentes. Lo que logró Idea fue el retorno a un espacio de protagonismo y de instalación de temas; lo había perdido por lo menos desde 2006, año en que un ministro de Economía estuvo por última vez. Fue Roberto Lavagna.

Como dato disonante del encuentro, quedaron de manifiesto algunas diferencias internas entre la conducción de Idea, encarnada por Miguel Blanco, y la presidente de General Motors, Isella Constantini, que presidió el Coloquio. Luego del duro discurso de Blanco contra las políticas del gobierno, la empresaria brasileña dijo que ese tono “no era el espíritu del Coloquio”.

Constantini debe velar por el interés de GM, que depende de la voluntad del gobierno para conseguir dólares que le permitan mantener importaciones para producir. Y Blanco, cuya empresa de origen es la prepaga Swiss Medical, en permanente batalla con Axel Kicillof y Augusto Costa para conseguir incrementos de tarifas para sus servicios.