Canosa, The Return

SEÑAL DE AJUSTE

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La conductora Viviana Canosa.

Foto: Gentileza América TV

 

Roberto Maurer

La buena memoria es un peligro para quienes habitan en un estanque de tiburones. Apenas se supo que Viviana Canosa iba a reaparecer en un “programa de archivo”, como los llaman, todos se acordaron inmediatamente de que Viviana Canosa se había pasado media vida echando pestes en contra de los “programas de archivo”.

En América, de lunes a viernes a las 20.30, se intenta volver a la vida al envejecido formato y con el nombre de “Zapping”, o sea el que se estrenó hace diez años en Telefé, donde fue decayendo hasta su desaparición.

Viviana Canosa viene de un receso iniciado con su atormentada salida del 9, al cual siguió la maternidad. En ese tiempo pasó de colorada a rubia, y bastó el nuevo color para que en el estanque de los tiburones se comenzara a conjeturar que se está candidateando como sucesora de la gorda Giménez. También se pasó del oficialismo a la oposición, pero esas transformaciones son insignificantes en relación con los cambios del color de pelo. En su nuevo rol de opositora, hace unos días, en “Intratables” insultó al imperturbable Diego Brancatelli tratándolo de “insoportable, obsecuente y chupamedias”. La Sociedad Protectora de Animales no intervino.

FIESTA DE 15

Como se sabe, Canosa fue empleada de Jorge Rial en “Intrusos” y se fue peleada. El odio que surgió de esa relación rota se mantuvo vivo durante años, y no perdían oportunidad de expresarlo ante las cámaras. Tal vez porque ella vuelve al mismo canal, o porque la maternidad ablandó su duro corazón, el viejo rencor se apagó. Si bien nunca hubo gestos explícitos de reconciliación, Viviana Canosa estrenó el ciclo con un informe amigable dedicado al cumpleaños de 15 de Morena Rial, la hija de su ex archienemigo (ahora comparten el mismo techo y trabajan para el mismo patrón, no olvidar), al cual asistió una constelación de estrellas entre las cuales sobresalían Insaurralde y Massa.

Era la fiesta de una adolescente, por lo tanto al público poco informado le puede resultar curioso que Rial, en su programa y entre lágrimas, la presentara como “la culminación de una gran lucha”. Con ese vocabulario de extremismo islámico se refería a los conflictos provocados por su separación y la consagración precipitada -no sin dificultades- de la Niña Loly como madre postiza de dos chicas de casi su misma edad. “Tengo 26 años, soy del interior y con valores de familia, a ellos les faltaba amor y eso es lo que les di”, declaró Loly hablando en el tono que usan las hadas y también las mosquitas muertas.

En la fiesta, no estaba Silvia D'Auro, la madre legal de ambas niñas adoptivas, y la ausencia apenas fue mencionada en un registro neutro. Pero los buscadores de sangre tenían a su alcance las especulaciones más envenenadas de la situación, porque al informe angelical de “Zapping”, se le oponía simultáneamente la versión de “Bendita TV” en Canal 9, donde la fiesta era convertida exitosamente en carroña.

Es oportuno agregar que Viviana Canosa deberá competir con “Bendita TV”, el mismo formato, pero ya bien instalado, de producción generosa y con un panel de lobos entrenados.

La imagen misma de “Zapping” despierta lástima, con ella brotada y parloteando sin freno, y dos esfinges a su lado. No hay panel, solamente intervienen fugazmente Darian Schijman (“Rulo”, ex CQC) y Vanina Parejas, la locutora histórica del ciclo cuya voz acompaña los informes, y que ahora aparece en cámara con estampa de jueza. Otro problema: pasan los archivos casi sin subtitulados, con un audio pobre, es decir que en muchos casos no se entiende.

A CONTINUACIÓN

Los otros informes del debut fueron los siguientes:

* La prostitución VIP a partir de la difusión de un mensaje recibido por la bailarina Gabriela Figueroa, confirmando precios por chicas de la farándula. La sospechada niega su condición de comisionista y, en consulta, todas dicen recibir ofertas, pero ninguna reconoce que las aceptó. Se rescató una de las inventivas frases de Jacobo Winograd: “A mí que no me mientan, la mayoría buscó el Pinocho poderoso”.

* El último abuso de Mirtha Legrand. Para el Día de la Madre invitó a Martín Bossi y Kela, su mamá, que trabaja como reidora y aplaudidora profesional en el programa de Listorti. Fue un interrogatorio impertinente, con un hijo que colaboró en la humillación de su madre. Comentario de Canosa: “Para mí, Bossi es un personaje raro. Es buen imitador, pero...”.

* El show del motochorro Gastón Aguirre. Al mismo tiempo, en “Bendita TV” se ofrecía un informe sobre el mismo tema.

* Mauro Viale maltratando a sus panelistas. Estaba nervioso por una cadena nacional que no llegaba.

* Alberto Samid presentando su libro “Argentina, país de cipayos” en “Intratables”. Canosa aprovechó para contar que fue testigo presencial de uno de los acontecimientos más memorables de la televisión nacional: la pelea a piñas, en vivo, hace años, entre Samid y Viale. Canosa guarda como un tesoro la imagen del culo de Samid al descubierto cuando en el fragor de la lucha se le fueron bajando los lienzos y luego los calzoncillos a rayas.

* Más peleas. Ocurrió en “Informadísimos”, un programa de Jorge Monti y Verónica Varano. Es un ciclo de chimentos y va por cable, o sea una catacumba donde las reglas sobre las cuales se fue edificando la civilización están en suspenso. Según parece ser, las trompadas y empujones duraron varios minutos y fue el resultado de las agresiones de un panelista dirigidas a Adriana Aguirre y Ricardo García, a quien le gritó repetidamente: “hace años que vivís agarrado de las tetas de tu mujer”. Menos convincente que “Titanes en el ring”, entre los forcejos se oían expresiones a la altura del debate.

—Sos un viejo choto -gritaba el panelista.

—Y vos un pendejo mal cogido -respondía García.

Canosa, con su don de observación, comentó: “¿Se fijaron? Todos tienen jopo y usan camisas exóticas”.

Para cerrar, vimos la presentación de Alex Caniggia como cantante de reggaeton y conocimos a Laura Bozzo, de gran popularidad en la televisión peruana, que nos visitó. “Una loca como yo diciendo las cosas que nadie se atreve a decir”, se presenta y no exagera: basta con escucharla un momento para darse cuenta de que se trata de un monstruo.