Un sustento reflexivo para Madres del Dolor

Cohen Agrest, una voz contra el “catecismo garanto-abolicionista”

Advierte que en el garantismo (en la Argentina) campean nociones de arrepentimiento o perdón más propias del cristianismo que de la doctrina jurídica secular. Desconfía del cambio de leyes y códigos sin voluntad política.

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Diana Cohen Agrest participó en las XII Jornadas Internacionales de Fenomenología de lo Político y del Derecho, organizadas por el Círculo de Fenomenología y Hermenéutica de Santa Fe-Paraná, que tuvieron lugar en la UNL. Foto: Flavio Raina

 

Luis Rodrigo

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Despotrica contra “la línea zaffaroniana”, menciona a un trío de jueces como “el tribunal narco” y dice cosas como “el día que los jueces puedan devolverles la vida que los asesinos les quitaron a las víctimas, que los liberen”.

Como otras Madres del Dolor da su punto de vista sobre la impunidad. Piensa que un “pseudoprogresismo” hoy daña a la Justicia y al verdadero progresismo. Y, sobre todo, la noción social de lo justo y de lo injusto.

De entre quienes están furiosos con la Justicia, la suya no es una voz más. Además de dolor, ofrece una posición meditada, una reflexión profunda, dirigida a confrontar con lo “políticamente correcto”.

Diana Cohen Agrest es doctora en filosofía. Tras el asesinato de su hijo se ha sumergido a estudiar la ley, la justicia y sus procedimientos y las convicciones de sus jueces, sin olvidar la historia y la sociedad. No piensa adherir públicamente a ninguna candidatura, ni partido (ya le han hecho ofrecimientos). Dice que hacerlo le restaría libertades para decir lo que cree que debe escuchar la sociedad.

—La presidenta habló de la “puerta giratoria” para los delincuentes y en el Congreso ya se está discutiendo el proyecto de ley para cambiar el Código Procesal Penal.

—En una lectura de superficie, literal, la propuesta de cambiar del sistema inquisitivo al acusatorio es bienvenida. Pero también hay problemas de orden fáctico: ¿hay voluntad política para armar una infraestructura que a los fiscales les sirva para poder ser quienes lleven adelante la investigación? Hoy como están las cosas, difícilmente se pueda hacer. Muchas veces los jueces no llegan a completar la investigación y para no quedar mal ante el resto de la familia judicial terminan liberando al delincuente. Son sobreseídos por la ineficiencia o la falta de infraestructura o la ausencia de voluntad política para que se investigue. Si -como se propone ahora- se pone un límite para el avance de los juicios y las investigaciones, el riesgo que se correrá es que más causas caigan en menos tiempo.

Ley y ética

—Ud. mencionó una “gramática profunda” que revisar.

—Es que deben leerse las intenciones verdaderas de la reforma. Lo que yo llamo la gramática profunda, no lo superficial, de este proyecto. No parece hecha para que las causas se aceleren sino para que languidezcan, sobre todo aquellas que le importan al gobierno.

Se teme con razón que los fiscales, hoy subordinados a la procuradora General de la Nación, Alejandra Gils Carbó, enrolada en Justicia Legítima, van a ser quienes decidan qué causas serán o no abiertas. Qué se investiga y qué no.

En el plano de los principios es bienvenida la reforma, en los hechos (por falta de infraestructura y voluntad política, así como por los intereses en juego), uno puede preguntarse si es el momento, en vísperas de una renovación de las Cámaras.

—Es legal; ¿es legítimo?

—No todo lo legal es legítimo. No todo lo que la ley permite es ético. Allí, reside la perversión en las formas argentinas de hacer política. Lamentablemente, son formas que también practica la oposición. Es verdad que la oposición no es una sola. No tiene por qué serlo, pero las formas de hacer política en el país indican que el político diga lo que la gente quiere oír.

—¿Y de esas formas participa el “catecismo garanto-abolicionsita” que Ud. critica?

—Es que no es gratuita la palabra catecismo. Es un término confesional, que contradice a la sociedad democrática, plural y secular que, se supone, es la nuestra. Los ejecutores del garanto-abolicionismo utilizan para justificar, en sus sentencias, a un repertorio de expresiones religiosas. Se habla del “arrepentimiento” o “del perdón”, que son nociones religiosas y extrajurídicas. Son palabras propias de un ámbito religioso, de la intimidad de la conciencia, no de los tribunales. Los funcionarios judiciales tienen responsabilidades: impartir justicia.

El catecismo garanto-abolicionista no es siquiera ético. Se miente cuando se sostiene por ejemplo que “una pena perpetua es equivalente a la Ley del Talión”. No es así: la equivalencia para un asesino es matarlo.

La pena perpetua no es una pena de muerte (personalmente, creo que nadie ni el Estado tiene derecho a quitarle la vida al otro).

Venganza y culpa

—¿Por qué dice que no es ético el garantismo?

—Es que se miente, se tergiversa la historia cuando se habla del perdón como un concepto universal y en realidad es cristiano. Incluso se reclama que no haya deseo de venganza, que eso es contrario a la civilización y no es cierto. Las culturas grecorromanas consideraban una virtud a la venganza.

Orestes vengó a su padre (el rey Agamenón) siguiendo las órdenes de Apolo. A la venganza la ordenan las divinidades: “Voy a cometer un crimen horrible, pero así me lo han ordenado los dioses”, le hace decir Sófocles a Orístides... ¿Cuando la venganza deja de ser una virtud? Con el cristianismo y “la otra mejilla”, aunque en la Edad Media había pena de muerte y en las Cruzadas todo tipo de crímenes.

Mire, cuando la Cámara de Casación (Alejandro Slokar, Ana María Figueroa y Ángela Ledesma) ordenó rebajarle la pena al asesino de mi hijo, el propio fiscal -quien debía llevar la acusación- dijo que lo había visto “arrepentido”.

Pero además, digo que no es ético, porque quien asesinó a mi hijo ya tenía 9 causas gravísimas como antecedentes. Y a pesar de eso, el Tribunal de Morón (Carlos Thompson, Angélica Parera y Susana Di Carlo) lo excarceló, y volvió a hacer lo que sabe hacer. A los 59 días mató a mi hijo. No culpo al asesino de mi hijo, culpo a ese tribunal que liberó a quien no podía estar en la calle. Después de eso se le dio la pena perpetua, pero, como dije antes, luego Casación se la rebajó.

—... (silencio)

—Al fallar, los jueces siempre toman la pena mínima. Si hoy perpetua significa de 8 a 25 años, pues serán 8. Y cuidado que con el nuevo Código Penal, de promulgarse tal como se votó, el máximo por homicidio serán 8 años y como la mitad se pueden pasar con penas alternativas... son 4 años, y si el preso acepta ira a programas educativos que reducen las penas serán apenas dos o tres años... No más. Si no me creen recuerden a la joven que compartía un departamento con otra, a la que mató por haberla amenazado con subir su video porno, a los tres años quedó libre.

Creo que el viejo Código, que ahora se va a cambiar, era sabio. He hablado con muchos padres que también perdieron sus hijos. Muy pocos han podido perdonar y, en general, son los que sobrevivieron al menos unos 25 años a sus hijos asesinados.

Ése es el tiempo que parece que permite a los deudos el alivio de perdonar. Pero lo que quiero subrayar es que también hay un largo proceso para que el victimario pueda internalizar su responsabilidad en la enormidad de su acto: matar.

Lo dicen estudios psíquicos muy serios. Es imposible el arrepentimiento de un asesino en unos dos o tres años. Así como hay un tiempo de elaboración de la pérdida, también hay un tiempo de elaboración en la internalización de la interdicción de la culpa.

Ése es el gran problema de la Justicia argentina. Aplicamos una justicia que funciona muy bien, pero en Noruega o Dinamarca, donde el individuo tiene incorporada la norma. Es cierto que la Argentina la enorme mayoría también, pero también hay mucha, mucha gente, que no.

Sanciones

—¿Las cosas cambiarían con penas más duras?

—Tal como dicen Zaffaroni y muchos otros pseudoprogres, el delincuente no sale a la calle con el Código Penal bajo el brazo. Pero no puede negarse que el delincuente no es tonto: hace un examen de costos y beneficios. Evalúa los riesgos: sabe cuánto le puede llegar a costar si delinque y es apresado.

—¿Es un problema de leyes o de ideas?

—La dirigencia política, el periodismo, las personas que tienen una influencia social fuerte, todos siguen atados a lo políticamente correcto. Es una herencia que nos legó el fin de la dictadura cuando se confunden el autoritarismo con la autoridad. Hoy, cualquier muestra de autoridad es descalificada como autoritarismo. Y las consecuencias es que no hay sanción social. Se ganó una batalla cultural que tuvo sentido cuando se salió de la dictadura, pero que hoy nos daña. Lo que le pasa a la Justicia no es privativo de es ámbito.

Difícilmente podamos hacer algo si no hay sanción social. Es que no alcanza con reclamar que la dirigencia política, los jueces, la policía se encarguen... También tenemos que colaborar nosotros. Si seguimos pensando que el que delinque es un pobre chico que se equivocó poco se va a hacer desde quienes toman decisiones.

El dato

Llamado

  • Suena su celular. La entrevista se interrumpe y por supuesto que la comunicación se corta. La cara de la entrevistada se transforma. Ahora está preocupada: es el teléfono de su casa y ella no ha podido responder que está bien. Comprueba que su móvil no tiene suficiente señal. Pide muy angustiada un teléfono fijo: debe asegurarle ya mismo a su familia en Buenos Aires que nada malo ha ocurrido en las últimas horas. “Así vivimos, así quedamos”, dice Diana Cohen Agrest, la mamá de Ezequiel, asesinado a los 26 años de dos balazos al intentar defender a una amiga de un ladrón armado.
 

Apoyo a la expulsión de extranjeros

  • “En todos los países, hay políticas para los inmigrantes más restrictivas. Soy nieta de inmigrantes, pero cuando la Argentina se convirtió en un crisol de razas hubo políticas migratorias serias. Quien quiera ingresar que lo haga, con todos los trámites que tiene que hacer, con un trabajo para hacer y con un lugar para vivir, es mi posición”, dijo Diana Cohen Agrest.

“Por poner un ejemplo: en Bolivia quienes ingresan deben llenar un formulario y allí consignar exactamente los días que van a permanecer en el país. Y si se pasan un día, tienen que hacer un trámite para pedir otra autorización. Eso está muy bien. Se debe expulsar a los inmigrantes sorprendidos in fraganti, sin necesidad de ir a juicio”, sostuvo.