OCIO TRABAJADO

Una filosofía para los “mil rocanroles” ricoteros

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Pablo Cillo Foto: ARCHIVO

 

Estanislao Giménez Corte

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Desde hace mucho tiempo, se considera a Carlos “El Indio” Solari no únicamente como el líder de un fenómeno de masas (primero al mando de Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, ahora como solista) sino también como un “hombre ilustrado” del rock y aún de las artes en general. De hecho, un libro de Gloria Guerrero sobre su persona lleva ese nombre. En las entrevistas es claramente distinguible en Solari un discurso armónico y formado, que lo pone años luz de otros músicos del rock (con la excepción de Páez, Spinetta y García, y alguno más); un modo de expresión y unas opiniones que provienen de alguien que se ha preocupado y ocupado por desarrollar una “poética” muy propia, distinguible: el indisimulable logro de haber construido un estilo particularísimo, quizás una de las cosas más difíciles para los trabajadores de la palabra. Solari es el músico más convocante de la historia del rock nacional y, a la vez, rara avis al fin, un músico de culto. Sus letras, coreadas y memorizadas por miles y miles de jóvenes y no tanto, son un tema aparte y darían (y dan) para unos cuántos libros a propósito. Pero ¿dan para una “filosofía”?. Pablo Cillo, docente y profesor de Filosofía (UBA), cree que sí. Su libro “Filosofía Ricotera. Tics de la revolución” (Del nuevo extremo, 2013) aborda el fenómeno de los Redondos desde una mirada académica. A propósito de estos temas, entrevistamos al autor vía correo electrónico.

-¿Cómo te fue posible abordar el fenómeno Redondos desde una perspectiva académico-filosófica?

-Antes de estudiar filosofía tenía la idea de hacer una interpretación de las letras de Los Redondos, con lo cual cursé la carrera con ese interés latente. A medida que iba aprendiendo ideas y técnicas de análisis las comparaba con las letras, y finalmente elegí aquellas que a mi juicio mejor se adecuaban para dar cuenta de sus sentidos posibles. El resultado es un trabajo que tiene elementos académicos, pero que es más bien un ensayo filosófico en el cual intento una aproximación a un campo casi inexplorado desde un punto de vista medianamente sistemático.

-¿Qué resistencias se podrían encontrar en el mundo académico tradicional, qué dificultades (digamos metodológicas) enfrentaste?

-En el mundo académico tradicional, al menos en el momento y en el lugar en el que estudié (UBA), un trabajo como el mío no tenía lugar, o al menos así se me presentó a mí. Desde el punto de vista metodológico, tuve que enfrentar una investigación por mi cuenta sobre un tema amplio y complicado, por lo cual debí decidir de acuerdo al tiempo y el fin que tenía, qué parte de la obra analizar (¿las letras -todas o algunas-, las declaraciones, la historia de la banda?) y cómo (¿debía recurrir sólo a la filosofía o también a otras disciplinas?); y con qué métodos e ideas centrales hacerlo (¿qué teorías y técnicas son más adecuadas para comprender las letras de Los Redondos?).

-En tu libro no hacés propiamente un análisis lingüístico-retórico de las letras del Indio, sino que tratás de pensar el fenómeno utilizando categorías y nociones de la filosofía? ¿Con qué autores clásicos trabajaste?

-Dejo el análisis lingüístico-retórico a la gente de Letras, que es la que está mejor preparada para hacerlo. Yo me limito a establecer las ideas filosóficas y el contexto histórico que permite asignar una serie de sentidos a las letras. La interpretación retoma los conceptos de autores clásicos como Nietzsche, Freud y Marx.

-¿Podés sintetizar ese trabajo?

- “Filosofía ricotera” propone una interpretación de todas las letras de los Redondos desde “Gulp!” (1985) a “Luzbelito” (1996) mostrando el desarrollo de distintos problemas filosóficos, siendo los centrales: qué es el sujeto, qué es la realidad, y cuáles son las relaciones entre ambos. Así, en los primeros discos las letras exploran cómo es ese mundo decadente que aplasta el sujeto y al que nos debemos acostumbrar, mientras que la situación cambia en los posteriores en los que exploran cómo es el sujeto y cómo puede ser libre.

-En algunas entrevistas hablás del “discurso” de los Redondos como “monista” (léase, no dualista), como “nihilista creativo”, y a la vez ni autóctono ni cosmopolita? ¿Podés profundizar un poco estas ideas?

-El monismo sostiene que el mundo es uno sólo y que no está divido tajantemente entre la perfección del mundo divino y el degradado mundo terrenal; y también sostiene que el ser humano no está separado entre un alma perfecta y un cuerpo decadente, sino que es una unidad viva. Los Redondos refieren a esta postura, por ejemplo, cuando hablan de un “Motorpsico”, que une cuerpo (motor) y psique (alma). El nihilismo sostiene que no hay un fundamento absoluto que permita determinar qué es lo verdadero de modo incuestionable. Frente a esta situación, el nihilismo pasivo acepta resignadamente lo impuesto; el nihilismo destructivo, busca terminar el proceso de crítica y lleva la destrucción a cualquier fundamento que quede en pie; y el nihilismo creativo intenta crear nuevas posibilidades a partir de los restos que deja la destrucción, lo que se expresa en los Redondos en temas como “Juguetes perdidos”.

Aunque las letras de los Redondos tienen elementos autóctonos, éstos no adquieren la importancia que tienen en un Gieco o en Almafuerte; también tienen elementos cosmopolitas, pero tampoco adquieren la importancia que les dan Spinetta o Soda Stéreo. Las letras de los Redondos pugnan por habitar el fino borde entre ambas tendencias (lo autóctono y lo cosmopolita, lo experimental y lo tradicional), para explotar sus más interesantes posibilidades sin caer en extremos que empobrecen el sentido de su obra.

-¿Encontraste alguna explicación al fenómeno de convocatoria de Solari-Redondos?

-A diferencia de otros fenómenos culturales análogos, los Redondos no intentan elevar un nuevo ídolo para los que no creen ya en más nada, sino que invitan a crear el propio mundo. Si hay dos cosas que fascinan a los argentinos, una es la masa unida que recuerda a la familia extensa y a una larga tradición pérdidas (como podemos encontrar en las “misas” ricoteras); y otra es la exaltación del sujeto que logra imponerse a su contexto, como encontramos en sus letras. La reunión de ambos polos, lo colectivo y lo individual, el escepticismo y la voluntad de acción, lo autóctono y lo foráneo, la alta cultura y lo marginal, siempre resulta deliciosa para un paladar como el argentino, que deriva del litigio entre varias tradiciones. Esas son en resumidas cuentas las causas de la popularidad de los Redondos.

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Pablo Cillo se presentará el próximo martes 25, a las 20, en el SUM de la Direción de Cultura de Santo Tomé (Obispo Gelabert y Libertad, S. Tomé) y el miércoles 26, a las 20, en El Solar de las Artes, organizado por Radio Nacional, La Pulpo y el Solar (9 de Julio 2955, Sta. Fe).