El oficio de regalar

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alfredo di bernardo, escritor y “regalador”.

Hay un tipo que desde hace 12 años se sienta en su computadora todos los viernes a reenviar por correo electrónico fragmentos de literatura a toda la gente que tiene en su agenda. Este tipo es Alfredo Di Bernardo, y cuando ya no le bastó con escribir, se puso a difundir textos ajenos bajo el nombre de “El Regalador”.

 

TEXTOS. VIRGINIA AGRETTI.

Alfredo Di Bernardo es un tipo macanudo. Es probable que muchos de los lectores de estas líneas ya lo conozcan, hayan oído hablar de él o lo hayan oído hablar. Alfredo vive en Santa Fe y escribe. Relata en crónicas blogueras todo tipo de anécdotas sobre esas cosas que vive. Escribe papelitos con números en su trabajo, y escribe también libros que se desviven en sonrisas. Además de que escribe muchas cosas, a veces también las dice, las lee en voz alta y nos regala un recreo literario entre tanta agitación metropolitana. Pero algo que a Alfredo le sale muy bien es un oficio que, sin ser considerado un trabajo, cumple un rol absolutamente indispensable para el buen funcionamiento de cualquier sociedad y el desarrollo de los vínculos entre los individuos de la misma: Alfredo es regalador.

Hace ya más de diez años, se cargó a los hombros un compromiso mucho más grande que escribir, más grande aún que dar vida a esas palabras. Decidió dar vida a las palabras que otras personas escriben, y así fue como creó ese oficio que es un regalo en sí mismo, al convertirse en El Regalador. El 16 de agosto de 2002, algunas frases seleccionadas de alguna obra de algún autor que Alfredo consideró oportuno promover, pasadas a máquina y cargadas en un e-mail destinado a 180 personas, se convirtieron en su primer regalo oficial.

Desde entonces y hasta hoy, El Regalador sigue haciendo de las suyas en la web. Todos los viernes desde ese 16 de agosto, con la perseverancia y la paciencia que le da el amor al arte, Alfredo se toma el trabajo de seleccionar un texto y enviarlo digitalmente, cada vez a más gente. Los únicos requisitos en la selección son la brevedad del texto, y que el autor del mismo no se repita en otro texto enviado durante el mismo año. De esta manera, una vez por semana todos podemos recibir algunas líneas de literatura para encarar el día con otra actitud, descubriendo gente que escribe y gente que difunde lo que la gente escribe.

A lo largo del historial de obsequios, aparecen todo tipo de identidades textuales. Así es como un viernes podemos recibir un fragmento de una obra de teatro de hace décadas, y al siguiente una estrofa de un poema santafesino del año anterior. De la misma manera pueden llegar durante meses a nuestra casilla de correo textos alegres y humorísticos, y una semana más tarde encontrarnos con una estrofa que hable sobre la vida, la muerte y sus planteos existenciales. Así sumamos canciones, poemas, guiones, y fragmentos de novelas a nuestra colección de regalos, hay palabras de hombres y de mujeres de distintas épocas y lugares con la más diversa temática; y de esa forma estos regalos llegan a tanta gente.

Mientras uno esté dispuesto a recibirlas, todas las ediciones son una sorpresa, nadie sabe con qué mundo va a encontrarse al revisar su correo el viernes. Pero, sea cual sea, siempre va a ser grato empezar el día con literatura dando vueltas en la cabeza, además de la certeza de que hay gente que todavía cree en la cultura como herramienta de crecimiento colectivo y de comunicación entre las personas.

IDA Y VUELTA

Hoy en día, la tirada inicial vía e-mail de El Regalador llega, todos los viernes, a 850 casillas de correo, correspondientes a lectores de más de 20 países. No se cuentan en esta cifra los componentes de otro factor imposible de medir; que son las veces que distintos lectores reenvían a nuevos contactos los textos.

Además de los e-mails, que son la forma más directa de difusión, El Regalador también se publica en Facebook, en el muro personal de Alfredo Di Bernardo y también en el de 7 grupos, llegando a sumar aproximadamente 3000 lectores. Los métodos de difusión permiten, además del fácil acceso a sus textos, la posibilidad de enviar respuestas, críticas y propuestas. Él agradece en cada edición los regalos que el público lector le hace a modo de retribución.

Hace pocas semanas, El Regalador llegó a las 500 ediciones. Como el propio Di Bernardo expresa en la nota que adjunta para la ocasión, “que una publicación dedicada a la difusión de la literatura llegue al número 500 es un éxito infrecuente. No se llega al número 500 por casualidad, no se llega sin dedicación, sin constancia. La cifra alcanzada me brinda, entonces, la orgullosa alegría de saber que he hecho algo bueno. Pero también sé que ninguna publicación llega al número 500 sin lectores. Si hoy estoy aquí, es porque ustedes están allá. El Regalador carecería de sentido sin los ecos que despierta cada viernes, sin la gente que lo espera, lo lee, lo comenta o lo hace circular.”

Esta nota es un pequeño homenaje a esa dedicación, a esa constancia, a esa nueva forma de medir el tiempo que consiste en recibir un regalo por semana. Esta nota es una forma de decir gracias Alfredo, por regalarnos a todos el compromiso de llevar a cabo un oficio tan grande, esta nota es un regalo para El Regalador.

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PARA SUMARSE

Si desea recibir los regalos del Regalador en su propia casilla de correo, solicítelo aquí:

[email protected]

Y, según palabras del regalador en persona, quien no desee seguir recibiendo ‘El Regalador‘ no tiene más que contestar el mail poniendo en el asunto ‘¡Basta de regalos, por favor!

ANIVERSARIO

Año 13 , Nº 500 , 31 de octubre de 2014.

“Ésta ciudad está, estuvo y estará repleta de poetas, actores, cineastas, maestros, novelistas, ensayistas, músicos, artistas callejeros, periodistas, etcétera, que son personalidades destacadas de la cultura porque hacen de este sitio un espacio donde vale la pena vivir, a pesar de todo. Y que no esperan nombramientos de bronce sino espacios públicos y recursos a partir de los cuales puedan, podamos, desplegar las alas de lo humano más allá de la industria cultural como mercancía.

Hay vida fuera de la televisión y del marketing. Mucha vida. La vida más importante, más conmovedora. La vida que será recordada y que será donada a los demás, a los nuevos, a los que siguen”.

Carlos Skliar, Investigador argentino en el área de educación (n. 1960).