Las claves de un “campañón”...

¿Por qué Unión es el mejor?

Aguantaron al técnico, éste hizo un diagnóstico perfecto y eligió muy bien los refuerzos, volvieron jugadores que verdaderamente quieren al club y todos tuvieron hambre de gloria.

¿Por qué Unión es el mejor?

El festejo del último gol, convertido en Parque Patricios. Barisone, Malcorra, Zurbriggen, Avendaño y Triverio celebran el segundo tanto ante el Globito.

Foto: Télam

 

Enrique Cruz (h)

Ascendió cuatro fechas antes, es el mejor de los 22, es el que más ganó, es el que más goles convirtió, es el que hizo historia en Unión con la seguidilla de victorias, es el que no se “relajó” el domingo y le ganó a Huracán, complicándole la existencia y es el que tuvo la mayor cantidad de tiempo con la valla invicta. El ascenso de Unión fue impecable por donde se lo mire. Y tiene argumentos en los que se sustentó.

1) EL TÉCNICO

Madelón llegó al club sin un consenso total a pesar del afecto eterno que el hincha le tiene por lo que hizo en el 89. Se lo evaluaba por sus últimas actuaciones y se lo miraba de reojo. Los dirigentes lo vieron maduro y entendieron que era el momento. Se tomó medio año para el diagnóstico. Amagó con pelear el tercer puesto en el torneo pasado pero Brown de Adrogué le dio un cachetazo de nocaut. Le costaba ganar a aquél equipo, no tenía gol. Y tampoco jugaba el fútbol que él pretendía. Ni siquiera podía potenciar al mejor jugador que tenía en ese plantel, a la hora de manejar la pelota (Braian Alemán). Fue muy capaz e inteligente para darse cuenta de lo que necesitaba. Y armó un equipo que ya desde el mismo arranque tenía en mente. Es cierto que los resultados no llegaron al principio, sino al final. En buena hora, porque vale más terminar bien que empezar bien. En ese aspecto, fue la antítesis de Atlético Tucumán. Y más allá de que desde aquel partido ante Sportivo Belgrano, en San Francisco, tenía una idea acabada de cómo debía formar su equipo, le fue dando funcionamiento en forma progresiva. Le corrigió los defectos defensivos, lo moldeó y lo potenció. Armó el mejor de los 22 equipos.

2) LOS REFUERZOS

Como consecuencia de aquél diagnóstico, Madelón y los dirigentes tuvieron la virtud de buscar los refuerzos exactos. El gran déficit en el torneo pasado fue la falta de gol. Por eso trajeron a Guerra, Triverio y Gamba. Entre los tres, hicieron 20 goles y todavía faltan dos partidos. Impresionante. Y también faltaba fútbol en el medio, no había un “8” de juego (él y Sava lo habían usado a Moreno, un zurdo neto, en ese lugar). Por eso trajo a Fabro y a Malcorra. Pero además, sumó a Montero. Y encontró en Rivas a un jugador de mucha técnica, aplicado y que entendió muy bien de qué forma tenía que jugar en esa posición de doble cinco. Cardozo no tuvo muchas chances porque se lesionó, pero demostró ante Temperley que es un buen jugador y tuvo un sustituto muy firme: Santiago Zurbriggen.

3) LOS QUE VOLVIERON

Quiero hacer un especial apartado y reconocimiento a tres hombres que volvieron al club y lo hicieron con un sentido de pertenencia y entrega absoluta: Nereo Fernández, Diego Barisone y Fausto Montero. El arquero fue figura y resultó clave en varios partidos, “ganando puntos” en algunos de ellos (como en Tucumán). Barisone fue de menor a mayor y terminó jugando con una regularidad notable. Y Montero le ganó el puesto a Fabro, tuvo buenos partidos y sólo le faltó esa cuota nada despreciable de goles que había tenido en otros momentos, sobre todo con Darío Kudelka. Muchas veces se destacó el sentido de pertenencia y el cariño especial de los jugadores de Newell’s, por ejemplo, a la hora de volver al club resignando dinero para darle una mano. Esto mismo fue lo que ocurrió con Nereo, Barisone y el Memo. Y en menor medida —porque jugó poco— hay que sumar a alguien que fue muy reconocido por Madelón por su aporte al grupo: el Pata Avendaño, otrora artífice del ascenso pasado.

4) HAMBRE DE GLORIA

En Santa Fe nos hemos cansado de mencionar casos de jugadores que vinieron a la ciudad a “vegetar”. Unión quiso, por ejemplo, ponerle un toque de experiencia y supuesta jerarquía al plantel anterior, trayendo a un jugador como Víctor Zapata. Fue un verdadero fracaso. Y le salió muy caro. Esta vez, se buscó otra clase de jugadores. No se apuntó a futbolistas que estén en el declive de su carrera, sino a aquellos que tengan deseos de ganar algo y de no pasar desapercibidos. Para muchos de los que llegaron, jugar el año que viene en Unión será una suerte de bautismo en Primera. Madelón les dijo que los necesitaba para que Unión ascienda, pero ellos lo vieron como un ascenso para ellos mismos.

5) LOS DIRIGENTES

Sólo repasando lo que pasó con Unión en la última década, es fácil deducir que no hubo grandes aciertos dirigenciales a la hora de elaborar proyectos. La única alegría fue la del ascenso con Kudelka, pero enmarcado en una crisis dirigencial con muchas renuncias. Y después, al año siguiente, no se supo elaborar una buena lectura de la situación y aquellos 50 puntos que lo dejaron en Primera, se pulverizaron de inmediato con un plantel que se desarmó, con un técnico que siguió a regañadientes y enseguida se fue, con refuerzos que no cumplieron en lo mínimo y con una campaña desastrosa que tuvo una sola “alegría”: ganar el clásico. Un año en la B con muy pocas armas para pelear, fue el punto final para que los dirigentes pensaran en serio y en grande. Luis Spahn, hombre de números, relegó otras ideas y armó un plantel para no dejar pasar la posibilidad de subir a la A. Se armó un grupo de trabajo muy cercano al plantel y hasta el mismo presidente, reacio a las charlas de vestuario, tuvo un acercamiento propicio hacia los jugadores antes del partido en Tucumán, ante Atlético, que marcó un antes y un después clave (fue el segundo de los ocho triunfos al hilo). Además, confiaron y no se dejaron llevar por cierto escepticismo y desconfianza que embargó el arranque del torneo. Es posible que por la cabeza de alguno haya pasado la idea del cambio de técnico después de las derrotas con Sportivo Belgrano y Atlético Tucumán, y del empate en Tandil. No creo que haya sido la idea de alguno de los más importantes. Máxime estando tan cerca del plantel y viendo de qué manera se estaba trabajando.

Dejo para el final y no es una omisión ni tampoco una subestimación de su importancia. Pero se sabe que la gente siempre está, que el hincha es pasional y que se enoja y se alegra al compás de los resultados. Pero dice presente y es un jugador más a la hora del aliento. Unión se hizo fuerte, muy fuerte en el 15 de Abril. Y la gente ayudó. No es un detalle menor, máxime en este fútbol en el que las localías ya no son tan importantes. Fue una pata más. Bien fuerte y en la que se basó semejante campaña.