Economía

El consumo de cerveza contribuye a aumentar la siembra de cebada

La mayor demanda interna de la bebida y su exportación requieren cada vez más superficies sembradas con el cultivo. Santa Fe también es parte de ese crecimiento, según un estudio de la UNL.

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La producción de cebada cervecera argentina ha crecido notablemente en los últimos 20 años. Foto: archivo El Litoral

 

Prensa UNL - El Litoral

La cerveza requiere cebada. La cerveza se consume cada vez más en Argentina y también aumenta su exportación a países limítrofes. Como consecuencia, la superficie destinada a la siembra de este cereal es cada vez mayor, incluso en Santa Fe, según lo demuestra un trabajo de la Facultad de Ciencias Económicas (FCE) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

Aunque la cebada también es utilizada como alimento para animales, el principal destino del grano es la producción de malta en la industria cervecera. “En la Argentina, casi la totalidad de la producción de cebada se destina a la fabricación de malta, a diferencia de Europa, donde existe un mercado forrajero que absorbe el producto excedente de la producción de cebada o de mala calidad no apta para la producción cervecera. La industria maltera debe ser abastecida con suficientes toneladas de forma continua, donde la materia prima entregada por los productores debe cumplir los más estrictos requerimientos de calidad exigidos por parte del sector industrial. En este sentido, la producción de cebada cervecera argentina ha crecido notablemente en los últimos 20 años, acompañada por la ampliación de utilización de tierras para dicho cultivo”, informó Lucrecia Gianello, autora del trabajo en el Instituto de Economía Aplicada Litoral (Iecal) de la FCE.

Según agregó, Argentina es actualmente uno de los países de Sudamérica en condiciones de acrecentar la superficie de siembra en forma inmediata y aumentar la oferta del cereal en este panorama de demanda creciente.

Cuánto se produce

Gianello destacó que entre 2012 y 2013 la producción del grano cervecero alcanzó en el país a 5.158.190 toneladas, lo cual significó un crecimiento del 26% con respecto a la campaña anterior, la de 2011/2012, y esta última, un aumento del 38% sobre la campaña 2010/2011. Se trata de una producción que en nuestro país se ubica fundamentalmente en el Sudeste de Buenos Aires (el 40%), Sudoeste de Buenos Aires y La Pampa (25%), Buenos Aires central (30%), mientras que Santa Fe, Entre Ríos y Sudeste de Córdoba siembran el resto.

“Dependiendo de la calidad del grano de cebada, se la destina a la fabricación de cerveza o forraje, por lo tanto, todo es cebada cervecera, pero cuando la calidad del grano no está dentro de los parámetros requeridos, es redestinado como forraje. En Argentina, el 25% de lo producido se destina al mercado interno, para el malteo, y el 75% restante para exportación como malta, grano cervecero o grano forrajero”, detalló la autora del informe.

Más cerveza, más cebada

Al mismo tiempo, Gianello manifestó que la producción de cerveza va aumentando notablemente, un fenómeno que se explica por el consumo interno pero también por la exportación a países limítrofes: “Se vende a esos lugares porque es un producto que se encarece por el costo de los fletes”, aseveró.

“En 2005, la cerveza argentina se exportaba a Paraguay, Uruguay, Brasil y Chile. Sin embargo, hoy se manda más que nada a ese último país, un fenómeno que se explica por el alto consumo de los jóvenes. En Argentina, se consumen 45 litros promedio por año, mientras que en el país trasandino se toman 65 litros”, comparó.

En este sentido, sostuvo que la preferencia se inclina hacia las cervezas artesanales, un factor que beneficia a los productores más pequeños. “En Argentina, la industria cervecera está muy concentrada, porque hay muy pocas empresas dueñas de la producción y que se inclinan más por las cervezas tradicionales. Por eso, es que este gusto por lo artesanal beneficia a las Pymes”, destacó.

Gianello contó, por último, que la gran demanda de cerveza es un aliciente para seguir sembrando cebada, incluso en provincias como Entre Ríos y Santa Fe, que tímidamente se van sumando al mapa productivo de ese cultivo, pero también son un aliento las escasas restricciones y el poco desgaste que provoca en la tierra. “Los productores van cambiando hacia un grano que les genera mayores beneficios”, finalizó.