Hábitos saludables, ¿un desafío educativo?

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Existe consenso en la comunidad científica sobre el importante rol de la actividad física.

Lic. Jorge Gerboni / Rector Instituto superior de educación física Nº 27” Prof. Cesar S. Vásquez”

Desde hace un tiempo, a través de los medios, se viene divulgando con preocupación creciente la falta de hábitos saludables en la población. Lamentablemente esto no queda solamente en el dato relevado, ya que las consecuencias de esta situación impactan directamente en la salud de las personas independientemente de su género, edad o condición social.

La consolidación de una vida sedentaria y la falta de una actividad física significativa son reconocidas como uno de los principales factores que dan lugar a las enfermedades crónicas, constituyéndose entre el segundo y el sexto factor de riesgo más importante en relación a la aparición de enfermedades en la población de la sociedad occidental. Esta realidad que nos envuelve con su complejidad, nos está indicando la necesidad imperiosa de abordar con urgencia el problema desde diferentes ámbitos.

Es en el contexto educativo donde podemos comenzar a dar respuestas significativas a estas demandas, la agenda de la escuela no puede estar desprovista de una mirada atenta sobre este tema. La inactividad física durante los primeros años de vida está reconocida como un importante factor en el incremento de los niveles de obesidad y de otros trastornos médicos graves que se observan en la población infantil y juvenil de nuestro país.

En la actualidad, la naturaleza de las actividades de ocio de niños y niñas ha cambiado drásticamente: en el pasado, la infancia dedicaba gran parte del tiempo libre a practicar juegos activos y al aire libre. Sin embargo, la aparición de la televisión, los juegos de computadoras, internet, los teléfonos inteligentes, los problemas socioeconómicos y el flagelo de la inseguridad han coartado significativamente muchas de las oportunidades reales de los niños y de los adolescentes para moverse.

La escuela puede ser el contexto más efectivo e ideal donde podemos generar respuestas de calidad a este flagelo. De hecho, muchas instituciones educativas de nuestra provincia vienen generando proyectos alrededor de estas temáticas. Por sus características de obligatoriedad, la escuela abre sus puertas a todos los niños y adolescentes desde los 5 hasta aproximadamente los 18: durante 14 años de su vida una persona asiste sistemáticamente a la escuela.

Si bien sabemos las dificultades que atraviesa la educación hoy, no podemos negar las innumerables posibilidades que se pueden construir a partir de visualizar el problema como un desafío y no como un obstáculo insalvable.

Si bien el problema de la falta de actividad física también está instalado dentro del contexto educativo, reflejándose por ejemplo en la cantidad de horas que los niños pasan sentados dentro del aula, en la falta de instalaciones adecuadas para que los alumnos disfruten de recreos activos sin riesgos, en la insuficiente carga horaria de la clase de Educación Física escolar (dos veces por semana, en muchas ocasiones una clase semanal que oscila entre los 30 y 60 minutos, dependiendo el nivel), la escuela sigue siendo un lugar de oportunidades, de relevancia fundamental para instalar un frente activo que responda estratégicamente construyendo posibilidades para transformar la realidad demandante.

¿QUÉ Y CUÁNTO?

El Lic. Jorge Gerboni, rector del ISEF “Prof. Cesar S. Vásquez”, aporta algunas precisiones a la hora de organizar la actividad física de niños, niñas y adolescentes.

• Los niños y jóvenes deben realizar 60 minutos o más de actividad física todos los días. Las actividades deben ser variadas y adecuadas a la edad y al desarrollo físico de cada uno. Los niños son activos por naturaleza, especialmente cuando participan en juegos espontáneos (por ejemplo, en el recreo). Cualquier tipo de actividad cuenta para completar los 60 minutos o más que se recomiendan.

• La mayor parte de la actividad física debe ser aeróbica y de intensidad moderada; por ejemplo, caminar, correr, saltar, jugar en los recreos, hacer algún deporte de conjunto y montar en bicicleta.

• Por lo menos 3 días a la semana los niños pequeños deberían realizar actividades física en familia, compartiendo juegos activos; por ejemplo: juegos con pelota, de persecución o saltar la soga.

• Por lo menos 3 días a la semana se deben realizar actividades aeróbicas intensas, Por ejemplo: salir a correr o nadar rápidamente.

• Por lo menos 3 días a la semana se deben realizar actividades de fortalecimiento muscular. Por ejemplo: jugar en los aparatos en un parque de recreo infantil, jugar cinchadas, hacer flexiones de brazos en el suelo (lagartijas) y flexiones de brazos colgados de una barra.

• Por lo menos 3 días a la semana se deben realizar actividades para fortalecer los huesos. Por ejemplo: saltar, brincar, saltar obstáculos, jugar al voleibol o hacer atletismo.