Una celebración en todos los idiomas
Un recorrido por cinco países a través de la decoración, la comida, las representaciones y la “puesta en escena” típicas de las fiestas de fin de año, en las que el protocolo cumple una función primordial en la generación de ese clima tan especial de introspección y de cercanía con el otro, y donde los buenos sentimientos se potencian.
TEXTO. INSTITUTO SOL DE SANTA FE.
En diciembre, luego de todo un año de trabajo, estudio, momentos felices y no tan felices, celebramos dos sucesos de gran trascendencia: la fiesta de Navidad (de importante valor para el mundo cristiano al conmemorar el nacimiento de Jesús en Belén), y la fiesta de Fin de Año (festejado por casi todos los habitantes del planeta, para despedir un año que se va y darle la bienvenida al que entra).
De ahí que diciembre sea un mes colmado de preparativos y festejos con una importante alusión al ceremonial, entendido como la puesta en marcha de un conjunto de normas vinculadas a las ceremonias que crean el marco adecuado, el ambiente propicio, el clima perfecto para la celebración y conmemoración de un suceso en particular; y a la etiqueta entendida como el arte del saber estar en sociedad.
Si bien la etiqueta es de gran importancia en estas fiestas, dado que tiene que ver con las puestas de mesa, el envío de salutaciones, el comportamiento social correcto, la vestimenta adecuada y demás aspectos, podemos decir que -en general- las observaciones a tener en cuenta son las mismas que deberíamos respetar en todo acontecimiento social, salvo algunas licencias en materia de decoración. Por tal motivo, en esta nota hablaremos del ceremonial navideño, haciendo referencia a distintos países y a sus respectivas costumbres.
EL BELÉN, SÍMBOLO DE ESPAÑA
España comparte muchas tradiciones navideñas con el resto de los países donde se practica la religión católica; sin embargo, cuenta con algunas que le son propias. Un símbolo importante de la Navidad en este país es el Belén.
Las representaciones del nacimiento de Jesús se pueden apreciar en plazas de ciudades y pueblos como así también en las entradas de las casas y en los escaparates de los comercios. Es muy común que los belenes españoles estén muy elaborados, para parecer lo más reales posible. En muchos sitios, incluso, se organizan concursos para elegir el mejor.
En plazas de distintos pueblos, el 24 de diciembre por la noche se representa un Belén “en vivo” con actores, actrices y animales que se asocian con el nacimiento de Jesucristo, como una vaca, un burro y algunos corderos. Por otra parte, durante estos días de Nochebuena y de Navidad, es común escuchar por las calles villancicos cantados por niños que pedirán su aguinaldo (monedas y dulces) como recompensa a su labor, siendo ésta una costumbre muy antigua.
Como en muchas partes del mundo, en este país se practican dos tradiciones muy típicas en el mundo cristiano: hacer una cena especial en familia e ir a la iglesia para la Misa de Gallo a la medianoche. Algunos de los platos típicos que se sirven esa noche son: cochinillo y cordero (preparados en muchos lugares de Castilla León y Castilla La Mancha), aves como el pavo, una variedad enorme de mariscos, camarones, cangrejos, langostas, merluza, lubina dorada y besugo (por la costa).
Y de postre es muy común disfrutar de turrón, mazapán, polvorones y nueces. De beber hay que tomar una copa de cava, el vino español parecido al champán francés. Finalizada la cena, muchos se dirigen a la Misa de Gallo, llamada así porque el gallo es conocido como el primero en anunciar el nacimiento de Jesús.
El 25 de diciembre también se suele comer bien en familia, y en algunos casos, Papa Noel visita a los niños para darles regalos. Sin embargo, esta costumbre no es tan popular como en otros países, ya que los españoles tradicionalmente esperan a dar los regalos el Día de los Reyes Magos. Por su parte, el 31 de diciembre, o Nochevieja, en todas las plazas españolas se lleva a cabo la Ceremonia de las Uvas, en donde al sonar las campanas del reloj a las 12 anunciando el nuevo año, las personas allí reunidas comen una uva por campanada. Según la tradición, quienes realizan esta ceremonia tendrán 12 meses de prosperidad.
FRANCIA Y LA BUENA MESA
La Navidad en Francia se celebra en torno a una mesa muy bien equipada. Entre los platos infaltables podemos mencionar el foie-gras (de pato o de oca), el boudin blanc (especie de morcilla de color blanco), el pavo asado y, en materia de dulces, la bûche de Noël (“tronco de Navidad”: pastel en forma de leño, recubierto de chocolate y relleno de trufa o crema), los bombones de chocolate y el champán.
Papá Noel deja regalos junto a la chimenea o al árbol de Navidad para cada miembro de la familia. El pesebre, llamado en francés crêche (“establo”), está fuertemente arraigado, sobre todo en el sur, en donde son tradicionales las figuras de arcilla, llamadas allí santons (“santos”, en provenzal) representando el nacimiento de Jesús.
A diferencia de la Nochebuena, la fiesta de fin de año o Saint-Sylvestre o Réveillon se celebra entre amigos alrededor de una mesa bien provista de ricas comidas y de mucho champán. Según la tradición, abrazarse y besarse a las doce de la noche bajo una ramita de muérdago asegura un año de mucha suerte.
LAS POSADAS DE MÉXICO
En México, entre el 16 y el 24 de diciembre, se realizan las posadas que son una teatralización que conmemora la penuria que pasaron José y María para encontrar albergue en su viaje a Belén. En los barrios, cada casa se turna por noche haciendo de hospedaje, en donde una procesión compuesta por niños y adultos portan velas y cargan dos estatuas que representan a José jalando a un burro en el cual va montada María.
Los peregrinos piden alojamiento en tres diferentes casas pero solamente la tercera les dejará entrar. Ésa es la casa a la que le corresponde la posada esa noche. Cuando los anfitriones les permiten pasar, el grupo de invitados entra en el hogar y se arrodilla alrededor del Nacimiento, reza el Rosario y cantan villancicos. Luego, los niños, con los ojos vendados y turnándose, tratarán de romper con un palo una piñata llena de cacahuates (maníes), naranjas, mandarinas, cañas de azúcar y caramelos. Los adultos, por su parte, festejan con ponche de piquete, que es una bebida caliente hecha con frutas de estación con trozos de canela y con un poco de aguardiente (ron, tequila, mezcal, cognac, jerez, etc.).
El 24 de diciembre a la medianoche todos van a misa y luego a compartir con sus seres queridos la Cena de Navidad. Al igual que España, los regalos no se reciben en Navidad porque ésta es la celebración del nacimiento de Jesucristo. Algo similar a lo sucedido en Nochebuena sucede en la noche de año nuevo.
GRECIA CELEBRA A SAN BASILIO
En Grecia, el 24 de diciembre los niños despiertan temprano y van de casa en casa cantando las calandas (poemas cortos sobre la historia de Navidad y del Año Nuevo), sacudiendo su trigona (triángulo de acero que es golpeado con una pequeña varita del mismo material). Los vecinos los recompensan con frutas y kourabiédes (galletitas cubiertas de azúcar).
El 25 de diciembre, la gente despierta muy temprano (antes del amanecer) para ir a la iglesia a celebrar el nacimiento de Jesús, que ocurrió durante la noche. Luego, la familia se reúne en un almuerzo común durante el cual se sirven todas las especialidades típicas de esta fiesta, como la galopoula (pavo relleno de castañas, pasa de Corintio, y nueces o almendras) con papas al horno, el gourounopoulo psito (un cerdito en aceite de oliva, cocinado en horno a fuego bajo durante cerca de 3 horas, y bañado con jugo de limón) y el melomacarona (postre a base de nueces y jarabe de miel).
En este país no hay árbol de Navidad (esa costumbre europea viene de los países del norte), pero se utilizan espléndidas maquetas de barcos de vela en madera, decoradas de forma especial con bolitas brillantes que hacen recordar al mar, elemento siempre presente en Grecia.
Llega entonces el 1º de enero, primer día del año, en donde se celebra la Fiesta de San Basilio, quien es el verdadero Papá Noel de este país, trayendo regalos a los niños. En este día el almuerzo familiar termina con una vassilopita (una especie de pan de Año Nuevo hecho con harina, azúcar, mantequilla derretida, leche, huevos y cáscara de limón) con una nomisma, pequeña moneda escondida en el interior. Quien encuentra la monedita tendrá un año afortunado.