Circo romano

El sabor del sushi con champagne

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Las cosas del querer: los transpirados novios, en tránsito entre la ceremonia religiosa y la fiesta.

Foto: Gentileza Infobae/ Gerardo Viercovich

 

Ignacio Andrés Amarillo

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El sushi con champagne es un maridaje muy sabroso en principio, pero que al pueblo argentino supo caerle muy pesado, sobre todo en algún diciembre de otros tiempos. No sabemos si los responsables del catering especularon con la combinación, pero ese sabor seguramente sobrevoló la fiesta de casamiento entre Darío Lopérfido y Esmeralda Mitre. Unión que selló los seis años de noviazgo entre el gestor cultural, ex secretario de Cultura de la Alianza, y la ascendente actriz heredera del vencedor de la Batalla de Pavón y fundador del diario La Nación. Sabido es el gusto del ex “tío piola” de los hermanos De la Rúa (encargado de traer de vuelta a Antoñito, que estaba con Shakira en el Llao Llao durante el comienzo de la hecatombe) por las artistas. O quizás, sea el roce que da estar en el ambiente: Pata Echegoyen puede contar algo, y María Gabriela Epumer ya no, desgraciadamente.

Gestión cultural

Transpirados como testigos falsos (se los ve brillosos en las fotos), los novios le dieron el sí religioso al padre Carlos Barreiro en una ceremonia íntima, en la parroquia Santo Domingo de Guzmán, ubicada en Acassuso (que no es San Isidro pero queda al lado, y es casi igual de paquete). Fue el martes 2 de diciembre, y de allí se fueron a una fiesta para 400 personas en el Tenis Club Argentino de Palermo. Además de “reconocidas figuras del ambiente político, empresario, artístico y cultural” (citando una de las frases que se usaron en los medios para referirse al evento), el ex gestor público, luego privado y ahora público de nuevo (como director artístico del Festival Internacional de Buenos Aires, Fiba) logró reunir alguna versión del Grupo Sushi en el evento.

A ver: además del propio Fernando de la Rúa y la inefable Inés Pertiné, estuvieron los dos retoños, Antonio y Fernando (“Aíto”): los ahora muchachos grandes serían dos días después testigos en el civil, en un acto compartido con el subsecretario de Cultura del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Alejandro Cornejo Gómez, y el jefe de gabinete del Ministerio de Cultura de la Provincia de Buenos Aires, Alvaro Rufiner. Allí también entraron familiares y amigos, como el fantasmagórico Mike Amigorena.

Cornejo Gómez viene a ser hoy el jefe de Darío, junto con el jefe de los dos, el hoy líder cultural del macrismo Hernán Lombardi, el mismo que revistaba en el área de Turismo del gabinete del aburrido. Que se habrá bailado todo en el Tenis Club, junto con Jorge Telerman: sí, el peladito “afrancesado” que llegó a jefe de gobierno porteño tras la caída de Aníbal Ibarra a manos del peronista Helio Rebot y la radical Florencia Polimeni... hoy ambos vinculados con el macrismo.

El mismo Telerman que sucedió a Lopérfido en la Secretaría de Cultura porteña, y tuvo mejor gestión que el radical, según algunas evaluaciones (y los dos mejor que Lombardi, dicen otros, ya que el más inteligente de los funcionarios de la Caba heredó muchas creaciones de ambos, como el Bafici y otras cosas “de las que quedan”). Cerrando la parte de gestión cultural, estuvo el director del Teatro Colón, Pedro Pablo García Caffi (aquel que como miembro del Cuarteto Zupay cantaba cosas de la América profunda).

Vida social

Los padres de la novia, Bartolomé Mitre (ahora casado con la rafaelina abandónica Nequi Galotti) y la filósofa Blanca Isabel Alvarez de Toledo abrieron la parte de los empresarios invitados, entre los que revistaron los empresarios Héctor Magnetto, Fernando Marín, Santiago Soldati, Diego Finkelstein, Inés de Lafuente, Amalita Amoedo, Lili Sielecky, Matilde Noble Mitre de Saguier, Ana Peralta Ramos y Luciano Miguens, mientras que el staff político incluyó a Elisa Carrió, Patricia Bullrich, Martín Lousteau y Gabriela Michetti. Sí, un par estuvieron en la Alianza, otro en el Frente Para la Victoria pero un ratito, y la otra junto a Mauricio... al menos de a ratitos. Karina Rabollini estuvo, pero parece que Daniel Scioli no: queda la lectura abierta para panelistas de la tarde.

La crónica social nos cuenta de trajes y vestidos que seguramente a nadie le importan. Según refiere Infobae, “los invitados degustaron platos exquisitos, como papillote de brie y honey mustard, fricaseé de lomo Printaniere, gnocchis aireados con crema de curry. Entre los dulces se destacaron los postres de menta con chocolate y los macarons de dulce de leche y helado. El servicio de catering estuvo a cargo de Myette Ferrecio”.

Parece que no hubo sushi con champagne, al final. Hubiese estado lindo, con tanta gente que no se veía hace tanto tiempo.