Poemas de Ezra Pound

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“El Universo”, de Gibon Sengai.

 

Traducción de Rolando Costa Picazo

El ático

Ven, compadezcámonos de los que están en mejor situación que nosotros.

Ven, amiga mía, y recuerda

que los ricos tienen mayordomos pero ningún amigo,

y nosotros tenemos amigos pero ningún mayordomo.

Ven, compadezcámonos de los casados y de los solteros.

El alba entra con pies pequeños

como una Pavlova dorada,

y yo estoy cerca de mi deseo.

Nunca ha sido mejor la vida

que en esta hora de clara frescura,

la hora de despertarnos juntos.

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“Caronte atravesando la laguna Estigia”, de Joachim Patinir.

Comisión

Vayan, cantos míos, con los solitarios y los insatisfechos,

vayan con los neuróticos, vayan con los esclavos de los convencionalismos,

llévenles mi desprecio hacia sus opresores.

Vayan como una gran ola de agua fresca,

llévenles mi desprecio a los opresores.

Hablen contra la opresión inconsciente,

hablen contra la tiranía de los que carecen de imaginación.

hablen contra los yugos.

Vayan con la burguesa que se muere de tedio,

vayan con las mujeres de los barrios residenciales.

Vayan con las horrendamente casadas,

vayan con aquellas que ocultan su fracaso,

vayan con las apareadas sin suerte,

vayan con la esposa comprada,

vayan con la mujer impuesta.

Vayan con los que tienen delicada lujuria,

vayan con aquellos cuyos delicados deseos se frustraron,

caigan como una peste sobre la estupidez del mundo;

vayan con la afilada espada contra eso,

fortalezcan las cuerdas sutiles,

lleven confianza a las algas y a los tentáculos del alma.

Vayan de una manera amistosa,

vayan con un discurso franco.

Muéstrense ansiosos para encontrar nuevos males y un nuevo bien,

muéstrense opuestos a toda forma de opresión.

Vayan a los entorpecidos por la mediana edad,

con los que han perdido todo interés.

Vayan con los adolescentes que están asfixiados por la familia:

¡Ay, qué horrible es

ver a tres generaciones reunidas en una misma casa!

Es como un árbol viejo con retoños,

y con algunas ramas podridas y a punto de caer.

Salgan y desafíen la opinión,

vayan contra esta vegetal servidumbre de la sangre.

Muéstrense contrarios a todas las formas de propiedad a perpetuidad.

Ité

Vayan cantos míos, busquen el elogio de los jóvenes y los intolerantes,

alternen sólo con los amantes de la perfección.

Procuren siempre erguirse bajo la dura luz sofocleana

y soporten de buen grado las heridas que ello les inflija.

 
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“El baño”, de Gastón La Touche.