La reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE.UU.

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Exiliados divididos

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Cubanos en el exilio protestan en el barrio Pequeña Habana de Miami.

Foto: EFE

 

Daniel García Marco - DPA

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Miami, capital del exilio cubano, evidenció ayer la división que existe desde hace tiempo en cuanto a las relaciones entre la isla y Estados Unidos. La reanudación de relaciones diplomáticas fue recibida entre gritos de “traidor” a Barack Obama y mensajes de gratitud.

“Estoy emocionado y le doy las gracias a Obama”, dijo George Dávila, ciudadano estadounidense de origen cubano, en inglés y en español a la prensa en el Café Versalles, centro de reunión del exilio en Miami. Al lado del simpatizante de Obama de 45 años estaba el exiliado Carlos Muñoz, más de 20 años mayor, que clamaba contra el presidente por lo que considera una “burla a la Constitución” de Estados Unidos.

Mientras, ante las cámaras del mundo, se desarrollaba el “show” de dos miembros del grupo radical anticastrista Vigilia Mambisa, que pancarta en mano vociferaban contra Obama: “¡Traidor, cobarde!”.

Rosa María Payá, hija del disidente Oswaldo Payá, quien murió en la isla en 2012 en controvertidas circunstancias, mostró la diversidad de sensaciones del exilio. “Estamos felices por la familia de Alan Gross y del otro preso liberado”, dijo sobre el intercambio de prisioneros que acordaron los dos gobiernos.

Pero también exigió. “Esperamos que haya una interacción real y para eso Cuba tiene que cambiar. Seguiremos trabajando para que haya elecciones libres”, añadió Payá, que pidió que las decisiones en la isla las tome el pueblo cubano y no “un gobierno extranjero”.

“Lo que me preocupa es Estados Unidos”, dijo a DPA Muñoz, que en la solapa de su chaqueta tenía una insignia del Partido Republicano.

“Es lo más importante que ha hecho Estados Unidos en 55 años”, afirmó el exiliado Santiago Portal, anticastrista, pero que considera que las medidas anunciadas hoy ponen a Cuba “camino de la liberación”.

“¿Qué es lo mejor para Cuba?”, preguntó Dávila a los más radicales. “El significado de lo de hoy es muy doloroso. Los Castro juegan al ajedrez”, replicó a su lado Isaac Román Castellanos, que escapó de la isla en 1994.

El café Versalles está en la Calle 8 de Miami, en el barrio conocido como Little Havana, donde solían radicarse los cubanos que desde el triunfo de la revolución en la isla se refugiaban en la cercana Florida. Ahora, hay más centroamericanos que cubanos, reflejo de los cambios demográficos que ha vivido la ciudad y el propio exilio con el paso de los años.

Más allá de ser un popular restaurante donde los políticos se dejan ver con la comunidad cubanoamericana, el Versalles suele ser el lugar de concentración y de debate cuando hay noticias relacionadas con la tensa relación entre ambos países. “Para cuando muera Fidel, los principales medios de comunicación ya han pagado un depósito para asegurarse el puesto en el parking”, reveló el dueño del restaurante y café, Felipe Valls.