Arte inclusivo

Arte inclusivo

Luz Marina Guzzonato

Se declara una amante de la pintura. Desde hace 9 años, enseña su arte a adultos con discapacidad en Sprai. Entre pinceles y témperas logra que cada uno se exprese y cree su propia obra. Este año, sus alumnos se lucieron en la 6º muestra de fin de año con cuadros sobre “África bella”.

 

TEXTOS. AGUSTINA MAI ([email protected]). FOTO. MANUEL FABATIA.

LA VETA ARTÍSTICA. “Mi papá tenía una empresa constructora y me daba los planos que no le servían, entonces yo usaba el revés de esas hojas para dibujar y pintar. Mi papá era una persona muy creativa, él dejaba su sello y su marca personal en las construcciones que hacía. A mí siempre me apasionó el dibujo. Toda la vida lo hice, bien o mal, pero siempre dibujé. Fui a la secundaria en la Escuela Provincial de Artes Visuales ‘Juan Mantonvani’ y después seguí el profesorado. Si bien comencé con la idea de hacer esculturas, en tercer año me enamoré de la pintura y me dediqué de lleno. Tuve el honor de tener profesores de la talla de Carlos Supisiche, Ernesto Fertonani, Matías Molinas, César López Claro y César Fernández Navarro, entre otros”.

LA DOCENCIA. “En 1963 me recibí de profesora de artes visuales e inmediatamente comencé a trabajar. Primero en la Escuela Almirante Brown en un reemplazo largo. Después se sumó otro colegio y, así sucesivamente, hasta que concursé para un cargo en San Carlos Centro. Después de un tiempo terminé renunciando porque me fui a vivir a Buenos Aires y mi idea era formar una familia. También viví un tiempo en La Plata y luego volví a Buenos Aires. Durante un tiempo me dediqué a mis tres hijos hasta que nos volvimos a Santa Fe”.

TRABAJAR CON PERSONAS CON DISCAPACIDAD. “Siempre quise tener experiencia con personas con discapacidad, poder estar con ellas para ver qué se podía sacar. Me considero una persona muy positiva y creo que lo que uno piensa y desea se le cumple. Por eso digo que la causalidad -y no la casualidad porque no creo en ella- hizo que me encontrara con Alejandra Espíndola, una terapista ocupacional que me invitó a conocer la Sociedad Pro Rehabilitación a la Persona con Discapacidad (Sprai) y me propuso armar un taller de pintura con los adultos que ahí concurren. Eso fue hace 9 años. Primero empecé con un grupo, después se sumó otro y ahora ya tengo tres. Yo digo que son ‘mis amores’ porque los amo con mi alma y me siento parte de ellos y de la institución”.

MANOS A LA OBRA. “El trabajo en el taller es fantástico, muy alegre -como es mi carácter-, es una clase muy dinámica: nos movemos, hacemos sonidos y nos reimos muchísimo. Hay momentos en los que trabajamos individualmente y otros, en forma grupal. Debo reconocer que hay ayuda y guía de mi parte porque hay trazos que son difíciles, pero son ellos los que interpretan y crean. Lo que usan principalmente para pintar son témperas, pero también tizas de colores o algunos fibrones. También trabajan con materiales que juntamos -yo me siento una especie de cartonera porque siempre ando recolectando cosas para el taller-, como tapitas, hilos, palitos, bolsas, plástico. Todo eso se agrega a la pintura y se crea como un collage. Desde el primer día de clases ya empezamos a trabajar en lo que va a ser la muestra de fin de año. Ahora los estoy ayudando con la escenografía para el pesebre viviente, que hacen todos los años, junto a las profesoras de teatro, expresión corporal y música”.

CRECIMIENTO. “Cuando arranqué en Sprai no tenía experiencia con personas con discapacidad, entonces buscaba cosas simples. Hace seis años que el trabajo del taller se plasma en una muestra de fin de año que organiza la institución para la familia y amigos. Si ahora hago una mirada retrospectiva veo que hay una gran diferencia entre las primeras muestras y las últimas. Los primeros trabajos los hacían en tamaño pequeño, en una hoja A4; hoy pintan sobre cartones más grandes. Mis 35 alumnos, que están divididos en tres grupos, fueron creciendo en el entendimiento, en el hecho de darse cuenta de lo que hacen, en la forma de pintar y también fue creciendo nuestra relación, que es un vínculo muy hermoso porque hay mucho amor y pureza”.

ÁFRICA BELLA. “Este año el tema elegido para la muestra de fin de año fue ‘África bella’. Si bien no conozco este continente, lo amo profundamente y leo mucho sobre África y su arte. Los concurrentes de Sprai se entusiasmaron con la idea -se enganchan con todo lo que uno les propone- y lo que resultó, producto de todo un año de trabajo, fue realmente el arte africano, con sus animales, pobladores y vestimentas típicos. En cada una de las exposiciones que hicimos siento la satisfacción del logro de ellos, que cada vez pintan mejor. Pero también es una satisfacción personal porque hay una sintonía muy grande entre nosotros. Me gustaría mucho poder exhibir las obras que hacemos en Sprai fuera de la institución porque es muy bello lo que hacen y también porque es interesante que la gente descubra lo que son capaces de hacer y cómo trabajan”.

fORMACIÓN Y FAMILIA

“Nací en Santa Fe y me recibí de profesora de artes visuales en la Escuela Provincial ‘Juan Mantovani’. Mi familia está compuesta por mis tres hijos: Alejandro, María Constanza y María Laura; y mis dos nietos: Renata y Fermín, que viven en Estados Unidos”.

SPRAI

“Desde hace nueve años soy voluntaria en Sprai, una ONG que trabaja con adultos con discapacidad, principalmente intelectual, y coordino el taller de plástica, del que participan tres grupos diferentes, que en total hacen unas 35 personas”.

LA PINTURA

“Dedico mi vida a la pintura aunque no exhibo demasiado mi obra. Pinto porque me apasiona y por el sólo hecho de pintar, aunque reconozco que debería exhibir más lo que hago. Para mí, la pintura significa vivir imaginando, creando y entre colores. Soy una persona con mucha imaginación y todo el tiempo estoy proyectando imágenes, formas, figuras y colores. Además de artes plásticas, también estudié danza clásica. Hoy escucho música clásica, y pinto y bailo al mismo tiempo”.

HERENCIA

“¿Quién de la familia heredó mi pasión por el arte? Mi hijo estudió diseño gráfico y, si bien se dedica a otra cosa, es súper creativo y hace unas cosas maravillosas con la computadora. Es algo en lo que yo no he incursionado porque prefiero la pintura y el pincel, pero no es algo que descarte probar en algún momento”.

así soy yo