llegan cartas

Otra reforma no tan progresista

FERNANDO C. RUFINO

DNI 10.714.092

Con respecto a los caballos, a algunos funcionarios habría que instalarles un chip detrás de sus orejas, en pro de hacer un “seguimiento de su pedigrí y trazabilidad”. Si la finalidad de esto es evitar el hurto de ganado mayor, para eso ya existe la denuncia penal y la marca a fuego y, en ciertos casos, a tinta.

La medida sería muy viable para los cartoneros, que por no ser poseedores titulares de marca, les resulta un tanto difícil acreditar propiedad, salvo mediante recibo.

Obligar al ganadero a que permita la intervención de un veterinario para que coloque el dispositivo, me parece una barbaridad. Salvo raras excepciones, los hombres y mujeres de campo sabemos cuidar bien a nuestros animales.

Sería bueno saber qué hubiesen pensado nuestros próceres: Güemes, San Martín, Belgrano o en la actualidad Larralde, Vera Cruz, o sin ir más lejos nuestros peones, que conviven a diario con nuestros pingos, de colocar esa “porquería electrónica” en el cuerpo de los animales.

¿No sería más beneficioso tanto para el caballo como para el propietario, aparte de exigir la libreta sanitaria, el uso de repelente en temporadas cuando el mosquito se torna más agresivo y cobertizos de refugio?